“Ser autogestivo permite manejar los tiempos”

Monte Grande tiene un tanque de agua gigante de adorno, una laguna con 130 especies de pájaros, una radio que todos los sábados a las 12 pasa un popurrí de Sandro, una puerta colonial de 250 años que dice “puto” en el picaporte y un mito del under nacional: Adrián Paoletti, cantautor.

Juan Relmucao

Lomas de Zamora, julio 12 (AUNO).- Hasta hace dos semanas, cuando lo proclamaron médium entre el Estado argentino y las fuerzas de mal, Daniel Pollack podía ser para el argentino medio un viejo cantautor yankee o un actor publicitario de Just For Men: “justo en el blanco”. Así como el mundo desconocía la importancia del nexo jurídico con los fondos buitre, la obra de Adrián Cayetano Paoletti puede pasar desapercibida para el público masivo, pero el cantautor montegrandense, mito del under y dueño de una poesía arraigada en su Conurbano natal, presentará el próximo sábado en El Tío Bizarro un nuevo disco cuyo título habla por sí solo: “Los mandos no responden, aumentaré la potencia al máximo”.

El álbum es el quinto hito de una carrera que comenzó en los ’90 e influenció, de boca en boca, a dos camadas de músicos interpelados por el sonido y la perspectiva lírica de Paoletti; un solista que, paradójicamente y a la manera de otras joyas ocultas como el uruguayo Eduardo Mateo o el australiano Rowland S. Howard, resultó más conocido entre sus pares que por la prensa masiva.

“Soy como un bicho raro porque soy conocido entre músicos, pero no tanto por el público de sus bandas. Tengo ‘prestigio’, si es que se le puede decir así, entre pibes como Diosque, Ale Schuster o los 107 faunos. Ellos disfrutan de mi música, me conocen… pero mucho de su público no”, admite entre risas ante AUNO en su casa de Monte Grande, sentado frente a una taza de té y al sol que cae.

-¿Cómo fue el trabajo de Los Mandos…?
-Las canciones de mi disco previo, Casa Rodante, fueron muy trabajadas, muy tocadas, y cuando las grabamos con mi anterior banda ya estaban recontra cocinadas. Este disco no. Al igual que en mi segundo álbum, En la Ruta del Árbol, hay una impronta más espontánea o desprolija, porque las canciones se terminaron de cocinar en el estudio. En Casa Rodante tuve la posibilidad de invertir, ir a un estudio grosso y hacer un mastering en un lugar que tenía tres computadoras grandes como heladeras puestas en línea. Ahora estamos laburando en un estudio profesional, pero más casero, en Adrogué. Algo singular es que el chico que mezcló las canciones estuvo trabajando desde Nueva York y me mandaba por mail versiones distintas de las mezclas. Yo las escuchaba y le decía ‘me gusta tal, subí el bajo, bajá la batería’. No estuvimos en un estudio escuchando el tema 20 veces y eso. Cuando terminamos ese laburo se lo di a la distribuidora, Ultrapop, para que lo mande a fabricar.

-En discos anteriores participaron María Fernanda y Cristian Aldana (El Otro Yo), Martín Aloe (Cienfuegos), Rosario Bléfari (Suárez). ¿Hubo invitados en esta grabación?
-En voces estuvieron María Fernanda, Ale Schuster (Viva Elástico), Juan Román Diosque y Aldo Benítez. Además, cantaron e hicieron coros dos chicas excelentes: Rocío González y Luisa Roig Vibart. En sintes, sampleos y teclados estuvo Sebastián Mondragón (Estupendo) y Gonzalo Córdoba (Gustavo Cerati, Richard Coleman) también grabó guitarras. El disco suena bastante diferente a los otros: puede haber cinco guitarras, sintetizadores, teclados, moogs. La otra vez tocamos en San Miguel algunas canciones nuevas y después del show un pibe vino a decirme que algunos temas le sonaron a Super Furry Animals. Eso me puso muy contento porque los vengo escuchando a full últimamente. En suma, invité a muchos con los que hace rato vengo grabando o haciendo cosas.

Y se nota. Los Mandos… es el primer registro de un Paoletti épico. Chelos, órganos y pianos Rodhes hacen evolucionar a la clásica aura lo-fi de discos anteriores; estrofas se coronan de coros de hasta cinco voces y la redondez cancionera marca registrada no teme retorcerse y extenderse hacia otras armonías. Un disco que presenta esos versos siempre severos (El suelo conoce más secretos que mi almohada / El diablo reina en mi corazón pero yo lo gobierno / Siete veces enterré ese papel / Donde tu nombre se borra y vuelve a escribirse) pero busca –y encuentra- otra manera de acercarlos.

Aparte del tono, Paoletti va por el mundo con esa serenidad que Monte Grande supo tener. Al hablar, evita divagar o interrumpirse para buscar en el pasado. Comienza las historias siempre por el origen y las desarrolla como un río que fluye despacio. Piensa, mira a un costado, echa humo de Gitanes, se lleva una taza de té a la boca. Piensa, desvía la vista de la mesa hacia el cielo, toma, arranca y termina varios minutos después con una historia redonda, de palabras simples pero contundentes. Como su poesía.

-Entre Casa Rodante y Los Mandos… cambiaste de músicos, ¿cómo sentiste esa variación?
-A mitad de 2012 desarmé a la banda anterior, Los Acordes, porque era recontra difícil armar un ensayo o reunir a todos para tocar. Entonces armé otra y, como los dos músicos que me acompañan también son de Monte Grande, empecé a presentarme como Paoletti y el Trío Montegrandino. Pasar de una dinámica de cinco o siete personas a una de tres es totalmente diferente. Levantas el teléfono: ‘¿Ensayamos el lunes? Sí. ¿Ensayamos el lunes? Sí’. La idea era que el disco estuviera para febrero, marzo. Pasa que como la mayoría de los músicos autogestivos, tengo un trabajo formal y los chicos con los que toco también laburan: el baterista en Guillón, el bajista en Radio Nacional; es diferente a tener un estudio y todo el tiempo del mundo.

-¿Por qué te decidiste por un nombre así para el disco?
-El título remite a una frase de un amigo mío chileno, Miguel Hiza, que hizo el arte de Paciencia, mi disco debut. En una época en la que iba a mucho a Chile salíamos “de copete”, como dicen ahí, y Miguel decía: “Los mandos no responden, aumentaré la potencia al máximo”, y empezaba a darle duro al chupi. A su vez esa frase sale de una serie, “El hombre nuclear”; cuando el protagonista tenía algún problema decía eso. También tiene que ver con lo que pasó de un tiempo a esta parte, desarmé Los Acordes con los que venía tocando hace rato, me divorcié… Había una tormenta que atravesar.

-Este disco salió tres años después de tu último lanzamiento, pero entre Soy Yo Por Ahora (2000) y Casa Rodante (2011) pasaron once años, ¿por qué tanto antes y tan poco ahora?
-No soy muy prolífico. Hay épocas en las que compongo más, otras en las que lo hago menos. Eso por un lado. También sucedió que Soy Yo… lo saqué justo antes del corralito… El hecho de ser autogestivo te permite manejar tus tiempos, no sacar nada si no te surge nada, pero también tiene sus riesgos. Otra cuestión fue que quería terminar la carrera de Derecho, cosa que me llevó como seis años. A Casa Rodante lo grabé despacio, iba al estudio una vez por semana. No tenía 100 horas de sesión y un mes para grabar; eso estiró los tiempos, y con la mezcla pasó algo parecido. Yo lo que más disfruto es hacer canciones con mi guitarra, el apuro que puedo tener es por salir a tocar, por ese agite, pero quiero ponerme a “demear” (hacer demos) rápido porque tengo dos discos más definidos con varios temas compuestos. Un disco de canciones de amor, guitarrero y después uno techno pop con un sonido más noventoso u ochentoso.

Los cimientos de Los Mandos… se completan con Nahuel Seranian en batería y Daniel Borreli Azara en bajo y Gonzalo Córdoba como productor. Más allá de los mencionados, los invitados que completaron la paleta sonora fueron Ignacio Fila (órgano y mini moog), Fernando Forchini (piano Rodhes), Sebastián Mondragón (sintetizadores y teclados), Manu Quintas (xilofón) y Natalia Gómez (chelo).
Se trata del segundo lanzamiento después del impasse de once años entre el tercer y cuarto disco de Paoletti. El primer regreso a los estudios se dio de la mano de Gustavo Cerati, quien lo convocó para escribir las letras de Fuerza Natural, su último álbum. Del trabajo final del poeta montegrandese, Cerati eligió “Magia”, “Amor sin rodeos” y “Sal”, para que integren la placa. Después de trabajar con el ex líder de Soda Stereo, Paoletti lanzó el breve y genial Casa Rodante a principios de 2011 y el sábado 19 en el Tío Bizarro, frente a la estación de Burzaco, presentará Los Mandos… con una entrada con disco de regalo a…50 pesos.

¿Precios Cuidados? No, “trabajar con lugares que te permiten poner ese precio”, contesta Adrián. “En lugares como El Tío o La Casita de Temperley, más allá de tratar muy bien a los músicos, te dejan el 100 por ciento de los ingresos por entradas y eso hace que se pueda poner ese precio. Y que se pueda usar ese dinero en el próximo disco”.

En su caso, en los próximos dos discos ya compuestos: “uno techno pop con un sonido más noventoso y ochentoso y otro de canciones de amor, bien guitarrero”.

Video: https://www.youtube.com/watch?v=3biNVfEFcUE

JJR-AFD-MDY
AUNO-12-07-2014

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