*Política nacional y revisionismo histórico

La saludable existencia del otro. Acerca de la creación de un instituto para estudiar y difundir la historia de la Argentina e Iberoamérica. Reacciones de la ideología oficial conservadora que en poco años tendrá su bicentenario. El papel del sistema educativo argentino, un paquidermo insoportable. Alberdi primer revisionista.

La creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, por decreto de la presidenta Cristina Fernández, generó dilatadas reacciones, instaladas en el autoritarismo, por parte del sistema ideológico y cultural esclavo de la visión de mundo arcaica oficial.

Que hayan reaccionado aquellos voceros esenciales del conservadorismo es comprensible aunque los mejores argumentos contra de ellos son los documentos escritos de puño y letra por sus propios próceres, algunos de ellos empantanados en el barro del Paraguay. Pero que un rosario de bobos asalariados se sumen a ese coro conservador da lástima.

Entrado al siglo XXI hay todavía quienes siguen creyendo que la historia de la Argentina o de América latina (‘América latina’ es como escribe Galeano) se divide entre buenos y malos; célebres y bárbaros.

No menos cierto es que el inconcebible sistema educativo argentino es uno de los responsables de difundir esa ideología totalmente excluyente, antidemocrática y nociva, a pesar de los beneficiosos parches que se le fue aplicando.

Quiero dejar en claro que el debate no es contra los sonsos que se suman a las boberías de los que sí saben de qué se trata. Una cosa son las academias proveedoras de ideología y hacedoras de una política de la historia argentina y otra las maestras y maestros y alumnos azonzados por las sobredosis de zonceras que cruzan toda la vida nacional desde la conquista hasta hoy.

¿Cuál es la preocupación? ¿Qué los inquieta? ¿Por qué semejante reacción? Si al fin y al cabo existen montones de institutos de historia, academias, tipos y tipas que cobran de instituciones dedicadas a la investigación pagados por el Estado (verdaderas cuevas cuyas becas manejan como quioscos con sueldos estatales para seguir redactando tesis con las pavadas ideológicas más viejas que la máquina de escribir).

Quien esto escribe este texto periodístico, obvio, tampoco cree que el ‘revisionismo’ histórico de la Argentina sea un movimiento homogéneo. Claro que no lo es. Y mejor que no lo sea. Bienvenido el debate y el desorden del orden. Bienvenida la ‘deconstrucción’ de lo establecido.

Si ciertos órganos de doctrina atacan a ese instituto sin conocer todavía los resultados del mismo entonces parece ser que se está en la dirección correcta. Si desde allí se lo ataca entonces será porque se está dando en el clavo, viejo método aportado por Jauretche para saber dónde pararse. Es el método de pegarle al chancho para que aparezca el dueño.

Tampoco hay que preocuparse porque si lo integrantes no son figurones de la academia. Mejor que no lo sean. Si el principal argumento para atacar esa conformación es ese, entonces es señal de que se está en el rumbo más o menos correcto a pesar de que quien esto escribo incluso podría rechazar algunos detalles, algunas arrugas de la abuela, pero no a la abuela.

La comisión directiva del Instituto es la siguiente: será presidido por Mario Pacho O’ Donnell; Araceli Bellotta, vicepresidente primera; Víctor Jorge Ramos, vicepresidente segundo; Luis Launay, secretario; Juan Marcelo Gullo, prosecretario; Pablo Adrián Vázquez, tesorero; Leticia Catalina Manauta, protesorera y serán vocales Ana María Jaramillo (rectora de la Universidad Nacional de Lanús), Leticia Manauta y Enrique Mason; vocales suplentes Eduardo Rosa, Osvaldo Vergara y el excelente historiador Hugo Chumbita.

“En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales Mitre, Sarmiento y Cia., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la REvoluciónde Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras, ellos tienen un Alcorán que es de ley aceptar, cree, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”. Juan B. Alberdi, Escritos Póstumos. Como se lee no lo escribió un caudillo disolvente del siglo XIX ni un revisionista del peronismo. Esa obra está disponible de manera especial en la Biblioteca del Congreso Nacional de la Argentina.

¿Quién leyó los Escritos Póstumos de Alberdi alguna vez como fruto de los programas de historia en el sistema educativo argentino? Nunca. Cuando digo ‘la invasión mitrista de la década del sesenta del siglo XIX’ a qué invasión me estoy refiriendo y qué pasó en ella. Ni idea. ¿Y del escritor que escribió un famoso libro sobre esa invasión? Menos, paso.

Y si pregunto ¿cuál fue la última batalla clave entre federales unitarios? ¿Cómo? En la secundaria se enseñaba hasta hace muy pocos años la historia según la cual los alzamientos indígenas contra el imperio español merecían un solo párrafo en los libros oficiales. Cuando en realidad, alzamientos indígenas hubo desde que los españoles pisaron estas tierras, que merecieron crónicas e incluso importantes obras literarias.

*Así se llama un libro fundamental del radical-peronista Arturo Jauretche que por suerte hay nuevas ediciones. Obvio que este libro jamás podrá ser visto en los programas oficiales de historia.

*Las opiniones del autor de esta nota no comprometen a la UNLZ ni a las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ, ni a otras empresas periodísticas en las que se desempeña.

AUNO 01-12-11
HRC

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