Un programa de externación de pacientes psiquiátricos inédito en la provincia de Buenos Aires, que se lleva a cabo en el Hospital Estévez, de Llavallol, cumple diez años con resultados exitosos: ya cuenta con 14 casas de convivencia donde viven unas 80 mujeres. Otras 30, en tanto, esperan que la institución alquile las viviendas para ser externadas.
Se trata del Programa de Rehabilitación y Externación Asistida (PREA), que tiene como objetivo que las pacientes en condiciones de ser externadas pero que no cuentan con una familia que se haga cargo de ellas puedan convivir en grupos de entre 3 y 5 mujeres que están en sus mismas condiciones. “Para nosotros no esta bien que la gente se quede acá, porque la mayoría entra por loco pero se queda por pobre, dijo a AUNO el director del hospital Estévez, Julio Ainstein.
El programa, que tiene como Coordinadora General a la médica Patricia Esmerado y como Coordinadora de Actividades Culturales y Comunitarias a Marisel Hardfield, se origino “a partir de la experiencia de países como Italia y España”, dijo Ainstein.
“Un sector importante de la comunidad hospitalaria del hospital decidió en 1998 iniciar este proyecto, que tuvo su primer casa en el año 2000 y, desde ese momento, ha tenido apoyo institucional de las distintas autoridades porque han visto los resultados concretos que se consiguieron”, explicó el director del Estévez.
Para Ainstein, una de las ventajas de este programa es que “las pacientes reciben la atención, pero vienen como ciudadanas, entonces, la integración con la comunidad se da de maneara natural y comparten actividades con otra gente que nunca paso por una institución”.
Con respecto a la proyección del programa, el directivo sostuvo que “aunque ya está consolidado y hay muy buenos resultados, todavía no se ha logrado que se ejecute en otros lados y creo que esto tiene que ver con que, dentro del área de la salud, la parte de Salud Mental todavía está pendiente”.
“El problema —continuó Ainstein— es que nadie ha tomado la decisión política de tratar este tema desde un lugar central y unificar criterios.”
Sobre la situación en la provincia de Buenos Aires en materia de salud mental, el especialista explicó que “es compleja porque, aunque la atención primaria la hacen los hospitales y ahora hay más camas disponibles, faltan algunos recursos para poder hacer atención primaria de personas con alguna crisis que se podría resolver en una sala de barrio pero termina internada en un lugar alejado de su domicilio por mucho tiempo”.
Ainstein diferenció el tratamiento que se realiza en el Estévez respecto de otras instituciones y señaló que “los que viene aquí, tienen la ventaja de que se trabaja con el objetivo de una rápida externación, porque tenemos la ideología de la vuelta al hogar, pero en otros lugares se utiliza el enfoque clásico de la psiquiatría que no contempla ese criterio”.
“También está el tema de los derechos humanos y civiles que tienen las personas que pueden vivir en comunidad. Esto es posible porque en las ultimas décadas han mejorado mucho las drogas para permitir los tratamientos externos”, agregó.
“En este momento, uno de los mayores problemas que tienen en el Programa es que nos cuesta alquilar nuevas viviendas, porque el mercado inmobiliario esta muy complicado, y aunque la cooperadora se mueve en este tema y tenemos los fondos que gira la provincia, necesitamos poder hacerlo porque tenemos 30 mujeres en condición de salir”, advirtió el director.
Para los casos en que las pacientes tengan un lugar donde poder ir a vivir, hay otro programa, denominado “Vuelta a casa”, que hoy tiene cerca de 200 participantes, por el que se le da a la familia una ayuda económica y se le brinda asistencia profesional.
En el Estévez hoy hay 900 pacientes internadas cuando hace quince años había 1500 y se dan, aparte del PREA, 900 altas por año. Según Ainstein, “ni siquiera en las patologías crónicas es necesaria la internación permanente y solo se justifican cuando hay que resolver una crisis, que no puede llevar más de una semana o cuando hay un estado de extrema dependencia”.
“En el resto de América se han realizado procesos similares, con muy buenos resultados en países como Chile, donde la salud mental tiene la ventaja de estar muy integrada al sistema primario de salud, mientras que acá la red primaria de salud es muy débil”, explicó el profesional.
En la Argentina, se llevan a cabo programas similares en las provincias de Río Negro y en San Luis, mientras que en la provincia de Buenos Aires, el programa del Estévez es el primero.
Acerca de la posibilidad de aplicar este programa en los hospitales Borda y Moyano Ainstein opinó que allí “nose han tomado en serio el tema de la externación porque, con la cantidad de recursos económicos que tienen, podrían hacer muchas cosas”.
La situación que se genera con las familias de los pacientes, según Ainstein “se da porque, muchas veces, nadie les dio explicaciones sobre la persona que está con problemas, nunca les dijeron cuales eran los pasos de tratamiento ni les dieron una mano para poder acompañar al paciente, de manera que se los expulsa”.
“Muchos hospitales o clínicas les dicen a los familiares que durante quince días no aparezcan, pero nosotros creemos que, por el contrario, se trata de favorecer en vínculo con la familia y de orientarla, de decirles qué es lo que perjudica y que es lo que la ayuda al paciente”, agregó.
Para seleccionar a las candidatas a participar de este programa se tiene en cuenta, entre otros factores, “la estabilización clínica de la persona, los deseos de salir para vivir en comunidad” y para eso se instrumenta “un período intrahospitalario en el cual la persona tiene que hacer las cosas que haría en una casa pero dentro del Hospital”.
Algunas de estas tareas consisten en levantarse a una hora determinada, manejar montos pequeños de dinero, hacer compras fuera del hospital, cuidar de su higiene personal, tener una convivencia adecuada con sus compañeras de vivienda y con el barrio. Algo fundamental es que no tenga apoyo externo de familiares o alguien que se pueda hacer cargo.
AUNO 24-09-09