Murió Eduardo Videla, uno de los motores de AUNO

Fue un maestro de periodistas y una de las piedras fundacionales de la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión. Además, se desempeñaba como editor de Página 12 y de la revista El Cruce. Tenía 58 años.

Martín Voogd

Lomas de Zamora, agosto 17 (AUNO).- Con la mirada siempre atenta para ver lo que otros muchas veces no veíamos, con una corrección atinada para mejorar o refinar un texto periodístico, un consejo sabio o una humorada a tiempo para aliviar algún que otro intercambio de palabras. Así era Eduardo Videla, maestro de los que pasamos por la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, que sorprendió a todos con su prematura muerte, a los 58 años, mientras disfrutaba de sus vacaciones en Santiago del Estero.

Videla, uno de los miembros fundacionales de la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, falleció en la madrugada de este domingo tras sufrir un infarto. Presenciaba un espectáculo folclórico en una peña. Allí sufrió la descompensación cardíaca y no llegó con vida al hospital. Una noticia tan inesperada como dolorosa.

Además de sus tareas como secretario de redacción de AUNO y miembro del Consejo Editorial de la revista El Cruce, Videla se desempeñaba como editor de la sección Sociedad del diario Página 12, donde era también uno de los históricos de la redacción.

De amplio recorrido por la profesión, Videla también fue docente de la cátedra de Periodismo Gráfico en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas de Zamora, donde dejó un huella imborrable entre todos sus alumnos.

Silencioso y puntilloso, sin dejar detalles librados al azar en la edición de textos, Videla marcó una escuela en AUNO y en Página 12, donde se lucía con sus notas e investigaciones sobre temas referidos a la ciudad de Buenos Aires y alrededores. Siempre preocupado por darle voz y lugar a aquellos que suelen ser silenciados e invisibilizados por los grandes medios. Humilde, alejado de los egos que suelen dominar a las redacciones y respetado por sus colegas. Así se lo va a recordar. Así se lo va a extrañar.

Duele su partida, cuando todavía no estaba cicatrizada —ni lo estará, claro— la herida de otro imprescindible de la Agencia como era Daniel Casal. Eduardo era uno de los motores de AUNO. Tanto es así que pasaba madrugadas corrigiendo errores para que el portal luciera de la mejor manera, para que las noticias tuvieran un trato justo, sin caer en subjetividades o parcialidades.

AUNO 17-08-14
MFV-AFG

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