Movilización, reclamos y algunas respuestas

Padres, docentes y alumnos del ENSAM marcharon hasta el Consejo Escolar para reclamar mayores medidas de seguridad y refacción de sectores del edificio, tras el incendio ocurrido hace un mes. “La plata está, pero nadie se ha acercado a retirarla”, replicaron las autoridades escolares. Un repaso por las principales problemáticas del instituto.

Luego del incendio del pasado 9 de agosto en la Escuela Normal Superior Antonio Mentruyt (ENSAM), la comunidad educativa de esa institución reforzó los reclamos al municipio a fin de exigir medidas de seguridad acordes a sus necesidades y definir los planes de obras postergados desde 2006. A raíz de estos pedidos, estudiantes, padres y profesores realizaron una movilización al Concejo Escolar en demanda de datos concretos y plazos definidos para la instalación de la alarma, la medida prioritaria tras el último incidente.

Se “sospecha que los delitos están relacionados” con los despidos de las autoridades del colegio producidos en el 2006, afirmó a AUNO el titular de la asociación cooperadora del ENSAM, Luis D’Andrea. Y no se trata sólo del hecho ocurrido este año, sino de otros similares que se dieron en seguidilla desde hace dos años.

En 2006, el colegio presentó al Concejo Escolar dos planes de obras, de los cuales el segundo —que incluye “la cubierta de techos y la refacción en la instalación eléctrica y de gas”— no fue efectuado aún. Además, luego del último atentado se incorporó un subsidio de emergencia que “ya está en marcha e incorpora la instalación de la alarma”, puntualizó D’Andrea.

Este subsidio acordado con la Dirección Provincial de Escuelas fue “por 130 mil pesos para arreglar los destrozos del último incendio y para la instalación de alarmas”, confirmó la presidenta del Concejo Escolar, Silvia Domínguez. Y de las tareas que quedaron pendientes de 2006 “se licitará en septiembre el proyecto por un valor aproximado de 440 mil”, agregó.

“Las obras están demoradas y no sabemos bien por qué. Sabemos que hay que esperar”, señaló una alumna de tercero del polimodal Agustina Otero. Por eso “el reclamo al consejo es constante y el seguimiento continuo”.

UNA HISTORIA CALIENTE
Durante 2006, la directora Magdalena Taboada fue apartada de su cargo acusada de “malversación de fondos y enriquecimiento con actividades pedagógicas”. El mismo camino recorrieron los antiguos integrantes de la cooperadora, sospechados de “acompañar” a la autoridad.

La investigación, que se encuentra en “proceso de sumario”, está complicada debido a que “desaparecieron todos los registros y la documentación” de la gestión anterior, denunció D’Andrea.

Desde esos sucesos, el acto delictivo “más grave y con mayor intención de hacer a daño” tuvo lugar el último sábado 9 de agosto durante la madrugada, detalló Otero: luego de ingresar al establecimiento, un grupo de personas prendió fuego el gimnasio; las llamas se propagaron por el techo y afectaron parte de la planta alta y las instalaciones eléctricas. La magnitud demandó horas de trabajo del personal de bomberos para poder controlarlo.

Por la precisión con la que fue cometido el atentado, desde la cooperadora afirmaron que la Policía determinó que los implicados “no pudieron haber sido jóvenes”. Además, y aunque no hay pruebas al respecto, conjeturaron que los responsables “fueron personas habitué del lugar” debido a que para iniciar el fuego utilizaron “documentos y archivos” que de no haber conocido las instalaciones “no podrían haberlos encontrado”.

Otro hecho que no puede pasarse por alto y que se suma a los robos de la primera parte de 2007, es el del pasado 26 de julio, cuando desconocidos ingresaron a la escuela y luego de violentar la reja de la sala de computación del nivel polimodal, robaron computadoras y destruyeron los monitores que no pudieron llevarse.

“Fue un acto muy curioso, en el que se advirtió que no había intención de robar, sino de hacer el mal”, ya que los equipos fueron encontrados arruinados a un par de cuadras del colegio, explicó la estudiante.

LA VOZ DE LAS AUTORIDADES
Por el contrario, respecto a las causas que pudieron provocar el incidente, la directora del ENSAM, Maria Susana Graneris, afirmó a esta agencia que no tienen idea de quiénes pudieron haber sido los autores y adjudicó esos actos a la “delincuencia y la confusión social”.

Asimismo, Graneris se mostró conforme con el trabajo de los planes proyectados para los arreglos del colegio. Sin embargo, exigió el reclamo de una serie de matafuegos que fueron vaciados por los “vándalos”. Frente a este pedido, la titular del Consejo Escolar aseguró a AUNO que “la plata para reponerlos está, pero nadie se ha acercado a retirarla”.

Independientemente a éste reclamo, Dominguez acusó a las autoridades educativas de la “falta de responsabilidad”, ya que durante una supervisión del establecimiento “se encontraron las estufas prendidas” y esa acción “podría haber ocasionado otro incendio”.

La puja con la dependencia escolar que tiene en su órbita los colegios del distrito, continúa. Mientras tanto, en las reuniones del ENSAM se debaten los procedimientos a seguir. Las medidas de seguridad que fueron tomadas desde la escuela consisten en la creación de cinco comisiones (la de infraestructura, prensa, seguridad, seguimiento judicial y de fortalecimiento de cooperadora), integradas por estudiantes, profesores y padres, a fin de optimizar el trabajo.

En la última asamblea —realizada el viernes 29 de agosto— se explicó en qué consisten los trabajos de reconstrucción del colegio y se despejaron las dudas de la comunidad educativa, afirmó D’Andrea.

Luego de la sorpresiva “visita” que tras una marcha hicieron chicos y adultos al consejo y más allá del “evidente desgano por parte de los anfitriones (por los consejeros)” para atenderlos, las inquietudes que llevaron sobre la futura seguridad del colegio, fueron aclaradas, lo que hizo que la movilización fuera calificada como “positiva”.

RCI-BGP-AFD
AUNO-03-09-08
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