Por María Belén Gómez*
Mayra Musso es una piba de estatura media, muy flaca, que habla sin pelos en la lengua. Todavía busca a su tío Pablo Musso desaparecido en el ’76 durante la última dictadura cívico militar. Él estudiaba periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, donde también militaba en la agrupación peronista. No lo conoció, pero lo lloró, y se le nota al pensarlo. Pablo le dejó rastros en su vida. Primero le heredó la música (cuentan que él siempre andaba con la guitarra) y un poco después la lucha.
A principio de este año comenzó la carrera de Justicia y Derechos Humanos en la Universidad Nacional de Lanús buscando herramientas para pelear la batalla por Memoria, Verdad y Justicia. Dice que el avance de la ultraderecha de dirigentes como Javier Milei la ponen “en alerta”. De a poco, hizo de su búsqueda y lucha personal algo colectivo. Y con el brillo esperanzador en sus ojos claros, lo dice convencida: “lxs pibxs siempre van a ser la posta”.
¿Cómo fue ser ‘la sobrina de’ Pablo Musso cuando tenías 10, 12 años?
-En el colegio se hablaba de la dictadura pero no de mi historia en particular, en esos tiempos sabía que tenía un tío desaparecido y nada más. Todavía no preguntaba mucho, era muy piba… No se profundizaba y quedaba ahí. Sí me sentía interpelada y aunque me contaban sobre Pablo, lo nombraban y estaba presente, todavía no había tomado tanta conciencia.
¿Cuál fue ese momento bisagra en el que empezás a tomar conciencia y a hacerte cargo
después?
-En 2017, cuando pasó lo de Santiago Maldonado para mí fue un momento clave. Me sentía muy angustiada por su desaparición, lo sentía como una causa muy propia. No quiero sonar egoísta pero creo que ese momento sacó todo lo que me pasaba internamente. Todo lo que hasta ese momento no había sentido con mi tío, me pasó con Santiago. Tomé la causa como propia, la hice mía, participé de las manifestaciones, colgué carteles y hasta pegué un retrato
de Santiago en mi mochila haciendo también visible para lxs demás mi propia lucha. Ahí sentí que algo había cambiado en mí. El tema tocó una fibra que me despertó un montón de cuestiones.
¿Esas cuestiones pincharon en un: “che, acá hay que hacer algo”?
-Siiii, siempre. Todo el tiempo me pregunto ¿y ahora qué hago con todo esto? Desde mi nueva carrera también busco herramientas para llevar esta lucha que de a poco fui haciendo propia, y que todavía sigo trabajando… Voy forjando mi identidad y así encontrando cómo cultivar la memoria. Es una batalla de vida para que no vuelva a ocurrir.
¿Qué escenario político/ social observás hoy?
-Por un lado se ve a la gente que sigue a (Javier) Milei y que a veces nos resuena más porque es lo que más impacta por su violencia, sus ideas tan anti-política… Es contradictoriamente hermoso que critique tan abiertamente a la ‘casta’ política y todo el accionar… ¡En cuánto ahí está haciendo política! (alza su voz, acompañando con sus brazos la insólita contradicción del economista ultraliberal). Pero también veo la otra parte… A los y las que estamos con carteles en la plaza juntando firmas, y vienen y se acercan a preguntar, o a firmar… No sólo vienen los amigos o allegados. Las convocatorias llegan a personas que ni conocemos, que pasan por ahí, se interesan, o se acercan porque realmente les importa. Lo que sí buscamos es acercar a lxs más pibes. Lxs pibes siempre van a ser la posta.
¿Y qué pasa con los más chicos, se involucran?
-El año pasado, para un aniversario de la Noche de los Lápices, hicieron un zoom en conmemoración. Le avisaron a mi papá, nos conectamos y participó mucha gente por suerte. Y ahí fue una sorpresa, se habían conectado chicxs muy pibes. En la charla se les dio lugar y participaron, algunxs claro… De los que hablaron contaban que vieron la película en el colegio y estaban entre una mezcla de no salir del horror y sorprendidxs por la situación que habían
pasado pibes que tenían su edad en ese momento. Ellxs decían “fue re feo lo que les hicieron, cómo se pudieron escapar”, y fue súper emocionante ver cómo se interesaban, cómo reaccionaban haciendo preguntas por esa parte de la historia.
¿Qué te sucede cuando escuchás a lxs más pibes involucrarse?
-Me pasa de todo. Hay que llegar a ese punto en que ‘te toca’, por más que vos no tengas a nadie o no la viviste de cerca, hay que hacer que pueda llegarte. Son más de 40 años de lucha y a lxs pibxs hay que entrarles por otro lado. Las películas, las canciones, el contenido cultural es muy interesante… No quiero quedarme solo con un homenaje a mi tío, quiero que sea más colectivo. No quiero encerrarme sólo en mi lucha, lo que me pasó a mí, lo que le pasó a
muchas más familias… Pensemos en lo que le pasó a la sociedad ¡Mirá lo que nos hicieron!
¿Habría que abordar desde otro lado que no sea apelando a la memoria?
-Me encanta y es lo más gratificante abordar el tema desde la “memoria”, pero no todxs sienten empatía por ahí. Por eso está bueno usar otras estrategias para que lo que pasó siga vigente y no se repita. Hay que conmover a lxs más pibxs.
¿Cuáles serían las nuevas estrategias buscando que lxs pibxs se involucren?
-Está bueno generar memoria a través de todas las políticas que implementaron los milicos para entender también como destruyeron al país. Saber qué políticas llevaron adelante, cuáles no… Porque el foco está puesto en las y los que no están, pero está bueno separar el lazo afectivo porque no todos tienen un familiar directo, algunx conocidx o vecinx que fue privadx de su libertad. Buscar otro lugar, en otro que no sólo sea directo para lxs que le tocó una mala en esos tiempos, al que le desapareció un familiar, sino que a todxs por la pésima situación económica.
Las elecciones en CABA arrojaron resultados que para muchxs fueron sorpresa y que posicionaron a la ultraderecha liberal liderada por Javier Milei como tercera fuerza. Una fórmula en que participa una abogada de genocidas…
-Sí, me parece terrible. Como dijo Estela de Carlotto, todo esto me espanta.
Con este repentino seguimiento de los sectores más desgastados de la sociedad, buscó y consiguió apoyo, sobresalió en el voto joven. ¿Te preocupa este segmento de la sociedad que no se involucra?
-Lxs que no se involucran tanto, saben que hay una etapa oscura en la historia argentina y que pasaron cosas. Que no fue algo bueno. Desde un plan sistemático para eliminar personas, hasta los programas económicos. Todo lo que pudieron hacer mal, lo hicieron. La gente que lo sigue a Milei, me da la sensación, que no tiene más certeza de que ‘algo pasó’ y es ahí donde hay que llegar. Milei sabe lo que pasó y se lo pasa como si nada. Es un perverso. No sé si la gente que vota a Milei, lo vota porque quiere que ‘vuelvan los milicos’ y porque hay que ‘matar a lxs zurdxs’, o todavía eso quiero creer…
¿Te asusta que el discurso violento de los liberales se lleve por delante la memoria de lxs más
pibxs?
-Me pone en alerta. A veces veo publicaciones en Instagram o Facebook y me quiero morir. Son pibxs, de entre 17 y 23 años. No se me cruza contestarles por las redes, pero sí lo haría ‘face to face’, ¿Querés que vuelvan los militares? Vení, sentate y charlémoslo. Decime por qué lo pensás y hablémoslo. Hay algunxs con lxs que hay que ir al choque y decirles la posta. Lxs escucho, quiero saber qué piensan, por qué, entender y a partir de la charla y el intercambio
poder reflexionarlo.
¿Con Milei te sentarías a charlar?
-Con Milei no me siento ni loca a escuchar qué piensa, porque es un caso extremo. Lo de él es algo más perverso. Sabe por qué hace lo que hace. No hace falta ser un especialista para saber que a los Macris” y “Mileis”, los cultivaron desde afuera. Estados Unidos metió la semillita y de ahí se fueron cultivando. El avance de la ultraderecha de Milei me sobrepasa… Hay gente de aquella época que sigue rondando hoy. Hay dinosaurios que todavía están y mueven piolines.
¿Qué se responde a las personas que prefieren hacerse a un lado y se excusan en que ‘ya
pasó’?
-Y yo les digo que no pasó un carajo (risas). Todavía hay nietos que no se encontraron, hay gente que falta hoy. Hay muchxs que viven hoy sin saber quiénes son. No tienen idea de su verdadera identidad. Esto no se terminó un carajo. Hay gente que vive en la familia equivocada, todavía no lo saben y le robaron ya la mitad de la vida… Eso me parece terrible.
*Entrevista realizada en el marco de la cátedra Taller de Periodismo Gráfico