«Queremos inspirar a las mujeres a priorizarse y ponerse en el centro, después de tantos años de cuidar a otras y otros en sus familias», subrayó la periodista Mariana Carabajal, que acaba de publicar junto a su colega Ingrid Beck su Antimanual para Encendidas. Una guía (in)útil para sobrevivir a la menopausia.
Ese libro en clave humorística reúne algunas de las reflexiones que también abordan en su podcast Encendidas, una serie de 20 episodios disponibles en Spotify y en Youtube dedicada al climaterio, una etapa que «impacta profundamente en la calidad de vida y el bienestar de las mujeres, y sobre la que todavía se sabe poco», explicó la autora. Por ese proyecto, fueron finalistas del Premio Roche al Periodismo en Salud que entrega la Fundación Gabriel García Márquez.
La popularidad de ese ciclo también llevó a Carabajar y Beck a pensar un formato más íntimo, muy parecida a «una invitación a una salida entre amigas, con las que te encontrás para hablar de lo que nos pasa y en ese sentido, lo que cambia al llegar a la menopausia». Así surgió Encendidas Vivo, que ya recorrió distintos teatros y centos culturales en todo el país, con entradas agotadas. Este viernes 24 de octubre estarán por primera vez en la zona sur de la provincia de Buenos Aires con una cita en Conurbania, un bar cultural ubicado en Alsina 251, en la localidad lomense de Banfield.
Mientras impulsa este proyecto para romper el tabú de la menopausia, Carbajal —una de las fundadoras del movimiento #NiUnaMenos— también reflexionó en esta entrevista con AUNO sobre el aumento de la violencia de género y los desafíos que enfrenta hoy el feminismo.

—¿Cómo surgió la idea de hacer un podcast en vivo sobre menopausia en un bar?
—En marzo del año pasado, publiqué Encendidas. Un viaje íntimo por la menopausia. Es mi libro más íntimo, porque cuento mi experiencia al llegar a esta etapa y mi desconcierto por todo lo que nos pasa o nos puede pasar al dejar de menstruar. La mayoría de las mujeres llegamos con muy poca información y es realmente un tsunami hormonal. Por las respuestas que recibía de las lectoras (el libro ya va por su tercera edición y se acaba de publicar también en España), sentí que tenía que ampliar esa conversación y pensé en un podcast. Fue así que invité a Ingrid Beck, quien me había acompañado en la presentación del libro. Le pedí que le pusiera humor a todo esto. Ya vamos por la segunda temporada de Encendidas podcast, que se puede escuchar en Spotify y ver en youtube. Al divertimos mucho juntas con ese formato, decidimos seguir abriendo la conversación con nuestro Encendidas Vivo. Es una invitación a una salida de amigas, en la que conversás sobre intimidades y sobre todo que cambia al llegar a la menopausia. Queremos que quienes nos acompañen se lleven mucha información, pero además que se diviertan con nosotras. Queremos inspirar a las mujeres a priorizarse y ponerse en el centro, después de tantos años de cuidar seguramente a otras y otros en las familias. Estamos creando una comunidad muy amorosa, que a la vez se divierte, se informa y nos acompañamos entre todas.
—¿Por qué es importante hablar de la menopausia?
—Es una etapa más en la vida de las mujeres, que impacta con fuerza en nuestra calidad de vida y bienestar, y sobre la cual se habla muy poco. No existimos para las políticas públicas, no hay protocolos de atención y es muy difícil encontrar a profesionales de la salud especializados en climaterio. Por eso, las mujeres no saben qué les pasa y se sienten muchas veces muy angustiadas.
—¿Cuáles son los desafíos que se les presentaron a la hora de hablar sobre la temática?
–En primer lugar, hay que animarse. A muchas mujeres les da vergüenza decir que han llegado a la menopausia porque todavía pesa bastante estigma hasta en torno a la palabra. Casi que te dicen menopáusica como insulto. No es lo mismo lo que sucede en las ciudades más grandes con lo que nos encontramos en localidades más pequeñas. Otro de los desafíos es que quienes no están atravesando esta etapa nos tomen en serio, o piensen que es un tema importante. Por suerte, se están empezando a presentar proyectos de ley -a partir de estas conversaciones que son cada vez más ruidosas– en distintas legislaturas para crear programas integrales de atención en salud a las mujeres durante la menopausia y el climaterio. Eso es clave. Pero hay que vencer las resistencias para que se entienda que cuando dejamos de ser fértiles también seguimos siendo sujetos de derecho a la salud.
—¿Cómo vieron las respuestas al podcast?
—Son de mucho agradecimiento. Recibimos mensajes diarios de mujeres que nos han descubierto por recomendación de otra amiga o de una psicóloga o ginecóloga, porque eso está pasando. El boca a boca es clave. El podcast ya tiene casi 300 mil reproducciones, lo que es un montón para un proyecto autogestivo.
—¿Qué consejo te hubiese gustado recibir cuando empezaste a atravesar esta etapa?
—Me hubiera gustado saber qué me esperaba: eso es lo que nosotras le contamos a las que están por llegar y a las que ya llegaron y tal vez no asociaron que el insomnio, las sequedades, los cambios de humor y los olvidos tenían que ver con dejar de menstruar.

—La antropóloga argentina Rita Segato en una de sus investigaciones habla de los cuerpos como territorio de guerra. En especial, el modo en el que se los utilizan: «La truculencia es la única garantía del control sobre territorios y cuerpos, y de cuerpos como territorios, y, por otro lado, la pedagogía de la crueldad es la estrategia de reproducción del sistema». ¿Qué lectura podés hacer en ese sentido sobre el femicidio de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez en Florencio Varela? ¿Hay un vínculo con la crisis económica y la falta de políticas de género del Gobierno?
—Como escribí hace unos días, la foto del triple femicidio de Florencio Varela es borrosa si se queda solo en el supuesto ajuste de cuentas. También si termina en el vínculo con la narcocriminalidad. Un primo de las chicas asesinadas lo dijo con claridad: no conseguían empleo. El foco debe apuntar –además de la búsqueda de justicia– en el contexto de precarización laboral, el desmantelamiento de programas sociales dirigidos a jóvenes y en la feminización de la pobreza. La foto hay que ampliarla y dentro de ese marco hay que meter el plan económico neoliberal del gobierno de Javier Milei que impide ver, no solo un futuro, sino un presente para muchas pibas y pibes también. Las vidas de Brenda, Morena y Lara estaban marcadas por la desigualdad y la falta de oportunidades. El pedido de justicia de sus familias debe interpelar a toda la sociedad. Pero no alcanza con que todos los involucrados en sus muertes reciban las condenas que merecen. El Estado debe garantizar que ninguna piba sea descartable. No alcanza con la conmoción frente a la brutalidad; es urgente exigir políticas de seguridad que frenen el avance narco en los barrios populares y a la vez, garantizar programas sociales y educativos que le tiendan una mano a las juventudes más pobres y eviten que otras chicas terminen desmembradas en una bolsa.
—El resposable del doble femicidio de Luna Giardina y Luna Giardina y su madre, Mariel Zamudio, en Cordoba, es Pablo Laurta, quien impulsaba una organización llamada Varones Unidos, ¿cómo ves la conexión entre el activismo de derecha y los femicidas?
—El doble femicidio de Córdoba puso en primer plano una vez más la expresión más extrema de la violencia de género. No son casos aislados. En los primeros 9 meses del año, hubo 181 víctimas fatales de violencia de género, según el informe del Observatorio de Femicidios de La Casa del Encuentro. Pero el horror permitió también poner la lupa sobre un movimiento internacional que se ramifica en la Argentina y otros países de la región con la narrativa de que existe una avalancha de «denuncias falsas» y la violencia de género es un invento feminista. Laurta, quien tenía denuncias de violencia de género de su expareja, es el fundador de uno de esos grupos en Uruguay: se llama Varones Unidos. Hablan de «ideología de género» para atacar la ampliación de derechos que han impulsado los movimientos de mujeres y de la diversidad en las últimas décadas y sostienen falsamente que estos avances pretenden imponer la supremacía femenina. Entre los ideólogos de estos movimientos «antifeministas» están consejeros de Javier Milei como Agustín Laje, fundador de la Fundación Libre, un think tank de ideología ultraconservadora; y el biógrafo presidencial, Nicolás Márquez. Hay videos en redes sociales en los que se ve a Laurta celebrando la llegada de ambos a un evento en Uruguay. Detrás de estas agrupaciones y de estos personajes, operan organizaciones religiosas, partidos políticos, asociaciones civiles, empresarios e influencers de distintos países. Se caracterizan por manipular información, difundir fake news y distorsionar datos. Además, se apropian del discurso de los derechos humanos para ganar legitimidad institucional, aunque lo limitan al rechazar los derechos sexuales, reproductivos y de las diversidades.
—¿Encontrás una conexión entre el aumento en las tasas de femicidios con los discursos de odio?
—La tasa de femicidios se mantiene más o menos estable –con pequeñas variaciones– desde hace años: uno cada 30 o 36 horas. A veces, sucede como en estos últimos días que la sucesión es brutal, que se registra una seguidilla insoportable. Veremos qué muestran las estadísticas de femicidios al finalizar el mandato de Milei. No se pueden hacer evaluaciones serias a corto plazo. Es un problema estructural que responde a la desigualdad histórica de las mujeres en la sociedad. El machismo mata. Lo venimos repitiendo desde hace décadas desde los feminismos. Los discursos de odio fomentados desde el Gobierno nacional habilitan y legitiman la violencia hacia mujeres, diversidades y personas con discapacidad: es muy grave eso porque sí se observa ese supuesto permiso para violentar. Y es más grave que el Gobierno niegue la existencia de la violencia de género. La negación del problema y la desfinanciación de programas y políticas para prevenirla y asistir a las víctimas agrava la situación y garantiza impunidad a los violentos. Es un retroceso enorme.
AUNO-22-10-2025
NV-MB


