(AUNO).- Los sistemas subterráneos son “la reserva de agua dulce para el futuro de la Humanidad”, sostiene la investigadora de la UNL y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet), Ofelia Tujchneider. Por eso, asegura, es importante monitorear que los pozos explotados no estén contaminados por agua salada, lo que convierte al líquido en una sustancia no apta para el consumo humano.
Hasta ahora se creía que sólo corrían peligro los acuíferos situados cerca de zonas costeras, pero un trabajo desarrollado por un grupo de investigadoras de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL demostró que también existe intrusión de aguas salinas en aquellos pozos que se hallan alejados de las áreas marítimas.
Este fenómeno -según el informe de los investigadores, ocurre en zonas continentales por desplazamiento vertical del agua salada, sobre todo cuando los pozos son explotados intensivamente.
“La intrusión del agua de mar en acuíferos de áreas costeras es un hecho que se verifica en todo el mundo”, indicó Tujchneider, investigadora de la UNL y del Conicet. “Lo que presentamos en este trabajo “#8220;agregó- es un ejemplo de lo que puede ocurrir dentro del continente, en este caso en la llanura Chaco-Pampeana, lejos de las zonas costeras marítimas”.
La contaminación de agua salada en acuíferos de agua dulce destinados al abastecimiento humano provoca que inmediatamente éstos deban ser clausurados, ya que se altera la calidad del líquido y se lo inhabilita para el consumo. Pero “el problema no termina en detectar la intrusión y cerrar el pozo; exige tomar una serie de medidas relativas a la explotación del acuífero y al control permanente de la calidad y la cantidad de agua que se extrae”, manifestó la investigadora.
Los profesionales de la Universidad del Litoral hallaron un área de Santa Fe en la cual el agua dulce fue reemplazada por agua salada. “Debajo de las arenas que alojan al acuífero Puelche, de agua dulce, hay arenas de origen marino”, explicó Tujchneider.
Según la experta, “además de tener un componente genético salino muy importante, por esas arenas circulan aguas subterráneas que constituyen el flujo regional en el sentido oeste-este, el cual se desplaza desde el pie de las Sierras Pampeanas hasta su nivel de descarga, en el valle del río Paraná”, afirmó.
Esas arenas salinas no están separadas de las arenas del acuífero de agua dulce por ningún sedimento impermeable, por lo que pueden desplazarse en sentido vertical ascendente, sobre todo si los caudales de explotación de las perforaciones superan determinados valores.
“El equilibrio hidráulico que se establece naturalmente entre ambos susbsistemas puede romperse en casos de explotación intensiva de los pozos, algo que probablemente haya sido la causa más importante que dio lugar a la intrusión vertical ascendente del agua salada inferior hacia el nivel de agua dulce ubicado superiormente”, consideró Tujchneider.
El equipo pudo determinar que los volúmenes de agua salada que ingresaron a las perforaciones tienen directa relación con un aumento en los caudales de explotación del acuífero subterráneo. Por eso, dice Tujchneider, “es necesario extremar los controles, tanto de la cantidad del agua extraída como de su calidad y, sobre todo, planificar la explotación sobre la base de un conocimiento profundo del comportamiento del sistema.”
Para evitar estos problemas según la especialista es necesario trabajar intensamente en el monitoreo, es decir, controlar en tiempo real la cantidad y la calidad del agua que se extrae del acuífero subterráneo; tarea que los especialistas de la FICH están realizando desde hace dos años en la zona central de la provincia.
“La mala utilización de los sistemas de aguas subterráneas por desconocimiento de su funcionamiento y su afectación por acciones antrópicas, lleva a la perdida de la más importante fuente de agua dulce”, puntualizó Tujchneider.
AUNO 28-09-04