Vacunas, tratamientos y cuarentena. Desde hace nueve meses se piensan soluciones a nivel mundial para dejar atrás la pandemia por coronavirus. Por ahora se sabe que para volver a la normalidad, o a una ‘nueva normalidad’, se necesita una vacuna. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay al menos 43 proyectos en desarrollo; y como el tiempo es un factor de gran presión, los laboratorios y las empresas biotecnológicas en distintos países trabajan a contrarreloj.
En Argentina, el 20 de julio se viralizó un video de la doctora Marta Cohen, que hablaba desde el Hospital de Niños de Sheffield de Inglaterra, donde dejó un mensaje esperanzador: la vacuna de la Universidad de Oxford en conjunto con la farmacéutica AstraZeneca contra el covid-19 había dado buenos resultados. En menos de tres minutos, la patóloga explicó de manera clara cómo el proyecto había llegado a ese punto y qué quería decir que la vacuna estaba avanzada.
“Las vacunas de Oxford, de Pfizer y de Moderna son serias”, aseguró la doctora oriunda de Trenque Lauquen, donde años más tarde se decidió a seguir el camino profesional de sus padres, que fueron los primeros médicos de la localidad.
En 2015 Bill Gates había pronosticado que la próxima gran amenaza para la humanidad no sería una tercera guerra mundial sino un virus. El tiempo le dio la razón. ¿Por qué la ciencia no pudo frenar el SARS-COVID-19? ¿Faltó inversión en esta área?
– Científicamente sí estábamos preparados. Los médicos y los científicos sabemos que las pandemias azotan la humanidad cada 100 años. Además, ya habían habido otros brotes de coronavirus como el MERS o el SARS-1, y con la gripe porcina, en 2009, hubo una posibilidad de pandemia, que afortunadamente no ocurrió. El mundo científico estaba preparado. Estamos a ocho meses del comienzo de la pandemia, tenemos en pleno proceso el desarrollo de una vacuna, sabemos la constitución genética del virus, sabemos cómo se transmite, cómo hay que tratarlo, qué complicaciones trae… No sabemos todo, pero sabemos mucho. Los que no estaban preparados eran los gobiernos. Faltó inversión en ciencia, pero también faltó inversión en la seguridad social. Por eso es que las inequidades fueron tan impresionantes. Donde hubo mayor número de muertos fue en las zonas más pobres; y dentro de los países desarrollados, también fue en las poblaciones más vulnerables. Los gobiernos deben darse cuenta que tienen que prepararse en seguridad social.
La pandemia ayudó a tratar cuestiones, como la flexibilización laboral y el home office, pero también dejó en evidencia que otras necesitan más atención, como el fortalecimiento del sistema educativo. ¿Qué tenemos que aprender de la pandemia y poner en práctica de ahora en adelante?
– Tenemos que empezar a prestar atención a cómo está el acceso de todos a la salud, el acceso a la asistencia social, cómo estamos con la educación y nuestra relación con el medioambiente. No hablo de la educación formal necesariamente, sino de la educación como personas, como sociedad. Si no hay población educada, nunca llegará a ser responsable. Siempre las pandemias producen algo que hacen que el mundo se desarrolle, y espero que así sea también ahora.
Hasta el momento, el mundo esperaba con ansias la aprobación de las vacunas de Oxford, de Pfizer y de Moderna. El 11 de agosto Rusia anunció que tenía la vacuna lista, aunque se salteó la fase III de los ensayos. ¿Es confiable? ¿Cuál de estas vacunas es más prometedora?
-Hay tres vacunas que están llevando la delantera: la de Oxford, la de Pfizer y la de Moderna. Las vacunas de Rusia y de China fueron aprobadas por decreto. La OMS no las va a aprobar, no las puede aprobar, porque no han seguido los protocolos científicos. La rusa sólo se testeó en 76 voluntarios, de los cuales la mayoría eran militares. De ahí pasarán a producirla en septiembre y luego se la darán a la población. Se promete que da dos años de inmunidad. Nadie puede comprar eso, ni con todo el oro del mundo. No sabemos. Yo busqué los protocolos científicos y no hay nada publicado. Por el contrario, las vacunas de Oxford, de Pfizer y de Moderna, que son las tres que yo estudié, tienen todo publicado. Usando criterio científico se puede decir “sí, es algo serio”. Pero la rusa, nada. Y lo mismo pasa con la China.
Se ha dicho que obtener la vacuna contra el coronavirus es la nueva carrera espacial del siglo XXI. Rusia incluso la llamó Sputnik V (referencia al primer satélite que envió al espacio durante la guerra fría). ¿Está bien que los países que están desarrollando la vacuna compitan entre sí para conseguirla?
– Los rusos sí están en una carrera por ser los primeros. Quieren decir ‘nosotros fuimos los primeros’. Pero yo no creo que las tres que mencionaba antes compitan entre sí, ellas compiten contra el virus. Aunque por supuesto, la parte comercial también ayuda a las empresas. Las acciones de Pfizer, Moderna y AstraZeneca van a escalar. Hay más de veinticinco millones de infectados en el mundo. Está bien que corramos. Si hay tres vacunas, mejor. Porque son miles de millones de dosis que hay que entregarle al mundo: dos dosis cada seis meses, calculando dos tercios de la humanidad. Por eso van a producir en México, en Argentina y en la India.
En caso de que una sola sea la vacuna exitosa. ¿Alcanzaría para abastecer a todo el mundo?
– No al principio. Por eso es bueno que México y Argentina hayan acordado producir para América Latina. La esperamos para el primer semestre del 2021.
Comunicar la ciencia
Durante los primeros meses de pandemia, la patóloga le enviaba distintos videos a su familia donde les contaba las novedades sobre el virus. Un día su hermana Claudia, que es periodista, la impulsó a que los publicara ya que tiene acceso a información científica y posee gran facilidad para transmitir sus conocimientos. A partir de esto, Claudia comenzó a subirlos a sus redes sociales, tal como el que anunciaba las buenas noticias sobre la vacuna de Oxford publicado en el Día del Amigo fue el que más reproducciones alcanzó.
La pandemia se adueñó tanto de la agenda mediática como de la agenda de gobierno. Y en este contexto circularon muchas noticias falsas. El presidente estadounidense Donald Trump había recomendado tomar lavandina para matar el virus. ¿Por qué cree que, entre tanta información, su video trascendió?
– Actualmente hay mucha pseudociencia. Aparecieron varios médicos que hablaban muy convincentemente con información inadecuada. Esto colaboró en que la gente no se cuidara tanto. Se dijo que el actual coronavirus no es más que un resfrío, que no pasaba nada, que deberíamos hacer inmunidad de rebaño, que se muere más gente de neumonía que de esto y hasta se recomendó tomar hidróxido de cloro. Es información incorrecta y no ayuda. La gente tiene que mirar para algún lado y me encontraron a mí, les resulté confiable. Hay personas que me contactan por privado y me consultan por casos personales o por tratamientos. Se hizo evidente que la gente necesita ayuda.
¿Sería divulgadora científica a partir de la viralización de su video, que se dio sin querer?
– Podría ser. A mí siempre me gustó enseñar. De hecho, yo soy la directora del programa de fellowship de mi especialidad para Europa (Sociedad Europea de Patología). Me invitan a dar cursos y clases en varios países. Quizás ahí hay un hueco para mí que se necesita llenar. Pero veremos qué trae el tiempo.
AUNO-07-09-20
GT-SAM