A 30 años del primer ayuno docente colectivo

La medida de protesta duró 24 horas y fue una de las tantas manifestaciones que permitió la obtención de conquistas a largo plazo. Cuáles fueron los logros y qué aspectos permanecen en discusión.

El primer ayuno docente colectivo en Plaza de Mayo cumple 30 años. Se inició horas después de un discurso del expresidente Carlos Menem, en el que había anunciado la voluntad del gobierno de transferir las escuelas a las provincias. Entre las principales demandas, los docentes reclamaron por una ley de financiamiento educativo, la incorporación de una paritaria nacional y mejoras salariales. “El tiempo nos hizo ver que la lucha valió la pena”, manifestó uno de los participantes de la histórica jornada.

La lucha docente había tenido su primer hito histórico con la Marcha Blanca acontecida en 1988. En aquel entonces, la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) había convocado a un paro por tiempo indeterminado. Con altísimo acatamiento en todo el país, el 18 de mayo desde el norte, el sur y el oeste del país partió una marcha que convergió el 23 de mayo en la Capital. Fue un grito en defensa de la educación del pueblo, docentes, alumnos y la comunidad educativa en su conjunto.

En ese marco, los docentes del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba) fueron un elemento importantísimo, garantizando una presencia masiva en marchas y actos. Con la llegada a la presidencia de Menem, el conflicto se agudizó.

Una metodología de reclamo pionera

El 11 de septiembre de 1990 un grupo de 23 docentes afiliados a Suteba de distintas latitudes de la provincia protagonizaron el primer ayuno docente colectivo. La medida comenzó a las 16, cuatro horas después de un discurso presidencial en donde se planteó la voluntad de realizar “en forma gradual y concertada la transferencia de servicios educativos a las provincias”, y tras asegurar que se tomarían “todos los recaudos y todas las seguridades en materia presupuestaria, previsional y edilicia”.

Adolfo Azcano, uno de los docentes presentes en aquella jornada rememoró: “Nosotros tomamos el discurso de Menem como una declaración de guerra. Sabíamos que la transferencia de las escuelas encubría una desfinanciamiento del sistema educativo, ya que la situación en muchas provincias lejos estaba de ser la ideal”. En efecto, la ley fue sancionada en diciembre de 1991.

Más allá del discurso del ex mandatario, y la oposición a la transferencia de las escuelas nacionales a las provincias, el reclamo tuvo también otros ejes, como la necesidad de establecer una ley de financiamiento educativo, mejoras edilicias y una paritaria nacional que permitirá poner sobre la mesa la discusión en relación a los salarios docentes.

A lo largo de la jornada, una gran cantidad de personas se acercó a Plaza de Mayo a expresar su apoyo a la lucha docente. “Se vivió un clima de efervescencia muy agradable, mucha gente se acercó a avivar, alentar y apoyar nuestra lucha. No era sencillo porque Menem llegó con todo el poder, pero en poco más de un año ya había comenzado a mostrar las cartas de su juego, y muchos lo sentían como una terrible traición”, relató Azcano, quien por aquel entonces militaba en el Suteba de Almirante Brown.

En ese sentido, quien se desempeñó como profesor de Historia hasta 2018, recalcó que en toda lucha política hay “expectativas de mínima y de máxima”, y destacó la dificultad que implicaba en aquel contexto enfrentar a un gobierno que recién se iniciaba. “No se trataba en 1990 de una gestión desgastada, por lo tanto durante el ayuno se discutió sobre si tendría repercusión nuestro reclamo o no, aunque independientemente del resultado yo me sentía muy orgulloso de mis compañeros y el sindicato. El tiempo nos hizo ver que la lucha valió la pena”, señaló.

Repercusiones en el tiempo: el destino de los reclamos

Con el correr de los años, y con movilizaciones incluso de mayor magnitud como la Carpa Blanca impulsada por la CTERA en 1997, la lucha docente dio sus frutos. Así en diciembre del 2005 bajo la gestión presidencial de Néstor Kirchner se sancionó la Ley N°26.075 de financiamiento educativo que comenzó a regir al año siguiente.

Su relevancia radicó en el establecimiento de un aumento progresivo de la inversión en educación, ciencia y tecnología por parte del gobierno nacional y de las jurisdicciones provinciales, y permitió alcanzar en 2010 una participación del 6 por ciento en el producto bruto interno (PBI), tras partir de un 4,6 por ciento en 2005.

La ley de financiamiento educativo fue el puntapié inicial para la creación de una paritaria nacional, ya que a través de su artículo 10 se estableció la necesidad de “acordar un convenio marco que incluirá pautas generales referidas a condiciones laborales”, entre las que se encontraba el salario mínimo docente. En 2008, ya bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, se hizo efectiva la primera convocatoria a una paritaria nacional docente.

“Es para destacar que la lucha de los compañeros en los 80, 90 y en 2001 dio sus frutos. Ellos marcaron el camino para las generaciones posteriores y mostraron que las conquistas no se obtienen de un día para el otro, con el tiempo se logran”, señaló Dante Boeri, titular de Suteba Esteban Echeverría-Ezeiza, quien además recalcó que los docentes además de enseñar a leer y escribir “enseñaban a luchar”.

Boeri lamentó la reducción del porcentaje del PBI destinado a la educación llevado a cabo durante la gestión de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, el cual según indicó se contrajo por debajo del 5 por ciento, y sostuvo que la meta que plantea Suteba es que la inversión en educación “alcance un 10 por ciento del PBI”.

En ese sentido, expresó: “Sabemos que hoy la situación es difícil y de hecho celebramos la voluntad de la nueva gestión por darle a la educación el espacio que se merece. A principios de año se volvió a establecer la paritaria nacional que estaba suspendida y eso ya es digno de remarcar, pero nuestra propuesta es que con el tiempo la inversión en el PBI sea de un 10 por ciento”.

Otros de los logros obtenidos tras años de lucha fue la restitución del régimen de licencias que había sido suspendido en la década del 90. La titular de Suteba de Almirante Brown, Haydée Kazieczko, destacó la licencia por enfermedades crónicas que previo al acuerdo paritario de 2008 establecía que el docente dejase de cobrar su sueldo una vez que finalizaba su licencia, y que afectaba a aquellos con enfermedades de gravedad.

“Los compañeros con cáncer se quedaban sin obra social en un momento de sus vidas muy difícil, y debían volver a trabajar porque de lo contrario llegaba un momento que no cobraban más su sueldo. Esto se subsanó con la licencia para larga enfermedad que se consiguió a través de la Ley de Paritaria Nacional”, explicó.

Kazieczko remarcó que obtener derechos en materia de salud laboral “es tan fundamental como el salario, ya que hace referencia a condiciones de trabajo”.

Reclamos y luchas que continúan en pie

La disputa por una mejora en las condiciones salariales es un tema que siempre está vigente. En ese sentido, los titulares de ambos sindicatos coincidieron en que la reivindicación por una mejora en el salario de los docentes “siempre está presente”, al mismo tiempo que concordaron en que la disposición por parte de la actual gestión es opuesta a la exhibida durante el gobierno anterior. “No nos escuchaba nadie”, lamentó la referente de Suteba Almirante Brown.

Otro reclamo vigente es que los docentes puedan trabajar en un solo establecimiento sin necesidad de tener que tomar horas en diferentes instituciones: “Algo central para nosotros es que podamos vivir de un solo cargo, lo cual redundaría en una mejor calidad educativa. Los docentes deben emplear muchas horas extras para preparar su tarea en un contexto normal, y en esta pandemia eso se ha agravado”.

Según una encuesta realizada por Suteba en mayo y cuyos resultados fueron oficializados en junio, el promedio de horas de trabajo en contexto de aislamiento por fuera del estrictamente laboral aumentó más de seis horas. A su vez, el 75,4 por ciento de los docentes bonaerenses se desempeñan en dos o más escuelas, debiendo articular, por lo menos, con dos equipos de conducción y con colectivos de trabajo distintos.

La conectividad es otro punto de debate. En ese sentido, solo el 5,3 por ciento de los docentes indicaron que todos sus estudiantes pueden comunicarse por Internet.

Por otra parte, el titular de Suteba en Esteban Echeverría destacó la necesidad de potenciar las inversiones en obras de infraestructura. “Es importante modificar la situación paupérrima en que dejó las escuelas el gobierno de Vidal”, criticó.

Por su parte, Kazieczko confirmó que en Almirante Brown se avanza en la construcción de una escuela primaria en el barrio Gendarmería. “Llevábamos años reclamando por la edificación de una escuela en ese barrio y este año finalmente se pudo comenzar. Es el camino a seguir”, puntualizó.

AUNO-11-09-20
FC-SAM

Dejar una respuesta