Lomas de Zamora, marzo 21 (AUNO).- Una noche de otoño, ocho de militantes, en su mayoría de la Juventud Peronista (JP), fueron arrebatados de sus casas por un comando de la Triple A, llevados a un baldío de Témperley, fusilados y, sus cuerpos inertes, dinamitados. El hecho pasó a la historia como “La Masacre de Pasco” y, como todos los años, ex compañeros de las víctimas, familiares y personalidades políticas de Lomas de Zamora los homenajearon en el Cementerio municipal al cumplirse 39 años del crimen.
Aquel hecho funesto ocurrió el 21 de marzo de 1975, desde entonces cada año la actividad es la misma. Se encuentran en la puerta del Cementerio para hacer la visita a las tumbas de algunos de los caídos en la masacre. El primero fue Héctor Lencina, que en ese momento era concejal lomense, referente de la JP local y firme opositor al intendente de ese momento, Eduardo Alberto Duhalde.
El promotor del homenaje, militante, también concejal y uno de los primeros movilizados ante la noticia del secuestro de Lencina, Hugo Sandoval contó a AUNO que Hèctor, “más que un compañero de militancia, era una hermano” para él.
Caminaron entre bóvedas grises, solemnes y lápidas coloridas para llegar a donde descansaban los restos de Héctor Flores, que a diferencia de Sandoval y Lencina, militaba en Llavallol. Su hijo, también llamado Héctor Flores, rememoró con lágrimas en los ojos: “Cuando era chico no entendía porqué mi viejo dejó la vida en esto, pero a medida que fui militando comprendí y perdoné lo que antes eran reproches. Hoy llevo con la frente bien alta quién era mi padre”.
Asimismo, Flores destacó que cada aniversario es el único día en el que él se siente parte de esta lucha y resaltó que el homenaje “no estaba en la agenda” por la Semana de la Memoria que proponía la Municipalidad de Lomas de Zamora. “Vengo acá porque sé que mi viejo va a estar y por mi compromiso como hijo”, enfatizó.
El tercer y último sepulcro que visitaron no correspondía a una de las víctimas de la masacre pero sí a otro militante muy cercano a los que allí perecieron: el ex concejal de la JP César “el Loco” Dolinski, quien aquella noche fue a reconocer las partes de los cuerpos que habían quedado diseminadas en terrazas, jardines, postes y cables de luz.
Sandoval lloró. A pesar de los años aún duelen las pérdidas de amigos, padres, hijos y hermanos. Contó anécdotas que compartieron juntos, sobre todos cuando el 17 de noviembre de 1972 ambos fueron a la calle Gaspar Campos, Vicente López, a escuchar el discurso de Juan Domingo Perón y “lo conocieron por primera vez”.
“Para mi es mucha emoción junta seguimos estando donde muchos de los familiares no estuvieron. Reivindicar su lucha y estar acá es el orgullo más grande que tengo”, reflexionó Sandoval a esta agencia.
Otro de los presentes y amigo de las víctimas, Rubén “el Polaco” Schnell, señaló que Dolinski se había ganado su apodo de “Loco” porque pensaba que “la política tenía que tener su cuota de locura y entusiasmo sin perder el objetivo”.
Al principio se creía que las victimas habían sido nueve, pero tras la investigación de la docente Patricia Rodríguez, para su libro “Masacre de Pasco”, se reveló que las victimas fueron ocho: el concejal Lencina, Aníbal Benítez, cuyos hijo y esposa se refugiaron en la casa de Sandoval; Héctor Flores, los hermanos Alfredo y Eduardo Díaz, soderos del barrio que sólo habían asistido a un par de marchas; Germán Gómez, un referente barrial de la JP; Rubén Bagninia y Gladys Martínez, que pertenecía a la JP de Capital Federal.
“Cada año que venimos no es igual al anterior. El primer aniversario fue en 1976, tres días antes del golpe y todavía éramos concejales. El segundo, en 1977, plena dictadura. Éramos tres, nos metimos por la puerta de atrás y dejamos un clavel. En plena crisis veníamos. Voy a estar acá (en el cementerio) todos los 21 de marzo hasta el día que me muera”, aseveró Sandoval.
JR–AFD
AUNO–21-03-14