Lomas de Zamora, marzo 22 (AUNO).- Para el ex concejal lomense Hugo Sandoval, es un deber asistir al cementerio todos los 21 de marzo. Cada año, él y otros compañeros rinden homenaje a Héctor Lencina, Aníbal Benítez, Héctor Flores, a los hermanos Alfredo y Eduardo Díaz, Germán Gómez, Rubén Bagninia; y a Gladys Martínez, víctimas de la “Masacre de Pasco”. Sus familiares y amigos lo recuerdan:
– Roberto Valdez fue compañero del ex concejal Héctor Lencina. “Él estaba cumpliendo una función institucional. Había llegado a ser concejal. Nosotros militábamos a cara descubierta, y realmente teníamos un compromiso y soñábamos con la Patria de la que nos hablaba Perón. Pero la Triple A quería instalar el terror. Y lo hizo bastante acá en Lomas de Zamora. Sobre todo con esta masacre”, recordó.
– Frente a la tumba de Héctor Flores, su hijo, también llamado Héctor, dio unas palabras: “Este es el único día del año en que me siento realmente parte de esta causa. Vengo todos los años porque sé que Hugo siempre va a estar y porque es un compromiso como hijo. Yo siempre le reproché porqué se dedicaba tanto a la militancia. Pero cuando empecé a dar mis primeros pasos en la militancia en Llavallol entendí la vocación que te lleva a hacer política para generar cambio social, para dar algo al que menos tiene. Y ahí fui entendiendo el porqué de la dedicación de mi padre a la política. Y creo que esa también fue una forma de perdonarlo”.
Al borde de las lágrimas recordó que cada vez que se cruza con viejos militantes compañeros de su padre, se enorgullece de las anécdotas que le cuentan, y que, como militante, siente una gran admiración. Sin embargo, esas historias quedan a un lado cuando del costado familiar se trata: “Como militante, me enorgullezco. Pero como hijo lo extraño un montón, es impresionante lo que lo sigo extrañando, por eso la bronca de que no haya debate y que hayan quedado impunes los ideólogos de la ‘Masacre de Pasco’”.
– Mario Mendevil tiene 73 años. Fue montonero en sus años de juventud, lo que le costó ocho años de prisión en la Unidad 9 de La Plata, además de haber pasado por cárceles de Córdoba y Mendoza. Fue sometido a mil y un torturas, pero sobrevivió a todas y cada una de ellas. A pesar de tener una discapacidad motriz, todos los 21 de marzo está junto a Sandoval en el cementerio. Militó con Lencina en el mismo barrio y lo describió como un hombre “totalmente entregado a su vocación política”, y comparte el dolor con el hijo de Héctor Flores de que no se haya juzgado a los “autores intelectuales” de la masacre.
– Un amigo de Héctor y también militante de la JP, Rubén Schnell, contó que “en esos años, la lucha era por la justicia social, por la igualdad, y en aras de esa lucha fueron dejando la vida muchos compañeros. Los verdaderos soldados fueron lo que iban detrás de la bandera argentina, los que estaban junto al pueblo. Sería un pecado no recordarlos como tales. Héctor, era un militante genial en el barrio. Un tipo totalmente desinteresado. No vivió como viven ahora los concejales, en casas de lujo sino que tenía una casita alquilada con pocas piezas. Ojalá algunos de esos concejales sean como los de antes y no gerentes de la política, porque la política no tiene que ser un negocio sino una vocación. Tenemos la deuda de seguir transmitiendo en nombre de los compañeros que hoy no están”.
Schnell habló como si hubiera sucedido ayer. Para él, fue pura casualidad el haberse ido antes para ver un partido en aquel día de 1975, cuando se los llevaron a los demás. “Ese día me fui diez minutos antes con otro amigo a la casa de mi tío a ver un partido y cuando volvimos al barrio nos encontramos con todo ese desparramo en la calle. Antes de irme había estado bromeando con Héctor. Me salvé por diez minutos y de pura casualidad. O quizás para estar contando ahora esta historia”.
MP-AFD
AUNO- 22-03-14
