Después de que el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) fue presentado en ocho oportunidades desde 2007, esta madrugada, en una jornada histórica y de una magnitud que todavía no podemos comprender, se hizo ley. La lucha feminista lo hizo de nuevo.
El martes por la tarde, a pesar del caluroso día, las calles comenzaron lentamente a llenarse con manifestantes que querían ser testigos de una sesión que marcaría un hito en la historia de los derechos de las mujeres y personas gestantes.
El sol hacía brillar el glitter verde que varias habían decidido llevar en sus rostros. Y a medida que iba anocheciendo, cada vez eran más las caravanas que se acercaban a las inmediaciones del Congreso para poner el cuerpo.
Hubo varias pantallas dispuestas para que se pudiera seguir la sesión en la Cámara alta, como así también escenarios donde las representantes de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito se ocuparon de conducir la maratónica velada. Simultáneamente, diversos recitales e intervenciones artísticas se llevaban a cabo en las calles.
La tensión por el famoso “poroteo” de a poco se iba diluyendo cuando los números comenzaron a inclinar una mayoría, a medida que aquellxs indecisxs se decidían.
Había muchas expectativas de que el proyecto se volviera tangible. Alegría y efervescencia en las calles. Pañuelos verdes atados en las mochilas, en los brazos, alrededor del cuello, en el pelo, en el pecho y en las piernas.
Pasada la medianoche, Florencia y Lucía llevaban su pañuelo de bandana mientras tomaban una cerveza junto a sus amigas de la Red de Psicologues Feministas. Florencia es de Villa Crespo y Lucía de Tres de Febrero, pero se conocieron durante sus años de estudio en la Facultad de Psicología de la UBA.
Ambas señalaron que es muy importante que se mejore la salud integral de las personas, no sólo la salud física sino también la salud emocional. “Como profesionales de la salud sabemos lo que implica la decisión de tomar la decisión de interrumpir un embarazo, como también de maternar sin que sea deseado”, sostuvo Lucía.
Cabe destacar que el posible trauma se genera por el miedo, la clandestinidad, la soledad y el riesgo de llevar a cabo un aborto inseguro, según advierte Casa FUSA.
Por su parte, Florencia manifestó que si la IVE se volvía ley significaría un ajuste para acercarse a la justicia social, y un paso más a la equidad. “Hay que romper los muros del patriarcado, que tiene que ver con pensar un poco lo no pensado, y abrir los muros con los cuales nos quisieron encerrar ¡que sea ley!”, agregó.
Ya de madrugada, rostros iluminados y miradas atentas aguardabam la decisión final que estaba a sólo una última exposición. Pares de ojos vidriosos multiplicados reflejando la pantalla. Faltaba muy poco y la ansiedad era inaguantable. No se podía contener la emoción, y a pesar del cansancio, el calor y la larga vigilia, nos pusimos de pie.
De una vez por todas, terminó el último expositor. Se votó. La suerte estaba echada. Se pasó a confirmar el voto de cada senador y senadora, uno por uno. Algunas intentamos contar los votos con los dedos de las manos, pero no tenía sentido. Paciencia, tan sólo un poco más.
Pañuelos en mano y ojos cerrados bien fuerte. Llegó la hora de la lectura del resultado. Es ley. Ni siquiera alcanzamos a escuchar con cuántos votos salió, apenas pudimos despegar nuestros pies del piso y sentir un tsunami verde que nos sacudió. Fue palpable la sensación de que el corazón se te sale del pecho y de que no hay cavidad torácica que alcance.
Abrazos por todos lados y mucha emoción. La felicidad concentrada en las lágrimas derramadas en las mejillas de una mujer que se tuvo que sentar en el cordón y agarrarse la cabeza. No poder creerlo. Era una alegría tan inmensa que se tenía que compartir, no había otra manera.
En el preciso instante en que se conoció el resultado lo primero que hicimos, fue gritar. Gritamos porque juntas parimos la ley por el aborto legal, seguro y gratuito. Por fin, se había parido la ley que se gestó durante casi un siglo de luchas.