En uno de los suburbios más pobres de Conurbano sur, un grupo de artistas exhibe una alternativa al arte tradicional. La Bocinata, este cuarteto de jóvenes del Complejo Habitacional Don Orione que intenta mostrar “el sentido simbólico de la vida y la muerte”, a través de un trabajo diario que “intenta nutrir con cosas positivas a las personas” que ven sus obras.
Pero su último trabajo va más allá del humor: “Hacemos una mezcla con grandes matices, desde obras de teatro, danzas, actuación corporal e interacción con el público, hasta literatura y relatos, todo en un mismo show”, sintetizó Lilén, quien fundó el grupo en 2007, pero que trabaja con esta modalidad artística desde 2003, cuando tenía tan sólo 15 años
Ellos saben muy bien que otras personas utilizan una fusión de arte similar a la suya para expresarse. Algunos por dinero, otros por necesidad. Pero el fin de este grupo es más simple: “Encontrar una forma de conexión con las personas a través de las sonrisas”.
Aunque existe desde hace siete años, recién en 2007 sus integrantes se subieron a las virtuales tablas callejeras para mostrarse al público. Desde aquel tiempo de adolescencia aseguran que hubo un “gran progreso”. Es por ello que su última obra —que aún no tiene nombre— pretenderá “mostrar simbólicamente la vida y la muerte, ya que la vida muchas veces no se alcanza a disfrutar por preocuparnos por cosas que no tienen mucha importancia”, según Lilén.
“Esto no es Tinelli, es arte”, aclaró Valeria, otra de las chicas que fundó el grupo y que es la encargada de ponerle “energía y onda” al resto, según aseguraron sus compañeros.
También está Gisela, que aunque más tímida que sus compañeras estuvo casi desde el principio; aun así se soltó y pareció querer sintetizar tantos años de trabajo con una frase: “Tratamos de sacar siempre lo mejor que tenemos, esto es lo que nos une y nos va a unir siempre”.
A ellas se les suma Jorge, que se incorporó este año y que, con la misma sonrisa que mantuvo durante toda la entrevista, aseguró que está feliz de poder participar de La Bocinata, un espacio cuya obra y experiencia resumen en una frase usada en sus shows: “El tiempo lo devora todo a su paso y no hay tiempo para ser feliz”.
Es por esto que intentan mostrar a sus espectadores que “uno debe ser feliz disfrutando de las pequeñas cosas de la vida”. No obstante, no son ingenuos y consideran que “es muy probable que a muchos no les gusten los shows”, tal vez porque “muchas veces intentamos generar diversos sentimientos: buenos y malos, positivos y negativos, alegría y odio”. Así y todo creen que tal vez a los espectadores les parezca “una porquería lo que hacemos; pero, bueno, ese es el mensaje que en ocasiones queremos dar”, dice Lilén.
Lilén contó cuál fue el origen del nombre de su grupo, que parece estar emparentado con las cosas positivas que quieren trasmitir: “Durante uno los ensayos al aire libre pasaban autos tocando bocinazos; uno de ellos sonó como ‘La cucaracha’. Fue allí cuando dijimos: escuchá esa ‘bocinata’”. Y así quedó.
De todos modos, “el origen de La Bocinata no somos nosotros cuatro, ya que dentro del grupo puede entrar cualquier persona y distintos tipos de arte, es por ello que no tenemos un concepto artístico, sino un sentido estético y la posibilidad de adaptarnos a cualquier cosa”, se enorgullecieron al relatar.
PL-AFD
AUNO-05-11-09
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