Juan Martín Guevara, el hermano menor del Che, admitió que a 50 años de la muerte del revolucionario, lo que se propone es entenderlo para poder hablar sobre él. Por eso lo lee mucho. “Yo no soy un traductor del Che, yo soy un transmisor de él y de sus ideas”.
Pasó muchos años de su vida sin hablar de su hermano. “Estaba trabajando con Cuba en relaciones comerciales y ahí una escritora francesa me entrevistó y me dijo: “Hablame del Che””. “No, del Che no hablo”, le respondió él. Fue en 2000. Casi 15 años después se reencontraron, y ella tuvo una idea. Ya que a él no le gustaba escribir, y todo lo que escribía “lo rompía por seguridad”, le propuso que se grabara hablando sobre su hermano.
Esas grabaciones se transformaron en el libro Mi hermano el Che, originalmente publicado en francés y después traducido a once idiomas.
“La idea del libro era hacer del mito una humanización, porque los mitos no crecen por arte de magia. No crecen como las plantas, sino que los lleva la sociedad allá arriba”, dijo Juan Martín, entrevistado en el programa Sólo un café, en la radio de la Universidad Nacional de San Luis.
Juan Martín, cuando presentó su libro:
UNA HISTORIA FAMILIAR
Celia de la Serna, la madre de ambos, fue la figura clave para entender la perseverancia y la convicción del Che. Juan Martín subrayó que la relación entre Celia y Ernesto era de un calibre “intelectual” y “afectivo” muy alto. Mucho más estrecha que la que el Che tenía con su padre.
Los Guevara:
Ahí se abre la puerta a la historia familiar de estos hermanos. Juan Martín explicó la importancia de la familia en la constitución de la personalidad: “Mi viejo nos dio una parte muy importante. Era un tipo soñador, artista, bohemio, que como todo artista: manipulaba la realidad”. “Siempre hacer y enfrentar, nunca arrugar”. Así recuerda a su padre. Y por el otro lado, Celia. “La vieja ponía disciplina, constancia e investigación”.
Juan Martín recordó su adolescencia y las leyes de su casa: ni iglesia, ni militares. “Era ley”, expresó. Celia era sinónimo de “disciplina” en ciertas cosas, y en otras no tanto. “Ponía un poco más los límites. Pero en cuestiones de saber, de cultura, de cómo ser…era la vieja”.
Juan Martín con el Che y su mamá Celia:
¿Y la despedida de Celia con Ernesto? Contó que la madre intentó buscar al Che en el último tiempo porque estaba preocupada, ya que en una carta él le había dicho que no podía verla… entonces Celia llamó a la esposa de su hijo, Aleida March, que intentó “tranquilizarla”. Pero le aseguró que en ese momento Ernesto no podía hablar. Celia “murió con esa intranquilidad de no saber dónde está Ernesto”.
“En realidad todos tuvimos esa intranquilidad hasta que vimos las fotos del Che asesinado en Bolivia”, contó el hermano.
MI HERMANO EL CHE
Recordó cómo fue reencontrarse con él diez o doce días después de que triunfara la revolución cubana. Ya no era “Ernestito”. “Era un comandante”.
Con el hermano comandante en Cuba:
Habló de la transformación de Ernesto en Che. El Che escribió: “Hay una transformación importante en mí”. Su hermano menor remarca que en sus cartas se puede apreciar el recorrido de esta conversión tan fuerte. En los primeros escritos había un estilo más de “cronista turista social”. Luego hubo un giro trascendental.
“Poco a poco iba empezando a tener otras definiciones, que se convirtieron en definiciones directamente políticas vinculadas con los obreros o las empresas extranjeras. Una posición más radical en un sentido social y político”.
UN AIRE
Su hermano lo recuerda “sin grises”. Con el pragmatismo absoluto de hacer, y “no arrugar”. “Si todos los asmáticos se convirtieran en Che, tendríamos la suerte de tener a un montón de Che por ahí”.
AGRADECIMIENTO: Oscar Flores.