Lomas de Zamora, marzo 23 (AUNO).-A 42 años de la dictadura cívico militar eclesiástica, familiares y amigos de María Elena Gómez, militante peronista y docente, instalaron una placa en la escuela Mariano Etchegaray de Ciudad Evita, donde trabajó hasta el momento de su desaparición. “Poética, peronista, madre, docente”, así la recordaron.
“Para mí es una parte imborrable de la historia, de mi historia. Siempre digo que vivo esto con muchos sentimientos diferentes, porque la lucha sigue. Sin embargo, uno siente tristeza. Yo estuve secuestrado con mis padres y es hoy que de ellos no sé nada”, aseguró a AUNO Juan Martín Cobacho, uno de sus hijos, durante el homenaje a su mamá.
María Elena Gómez fue secuestrada junto a su esposo Oscar Cobacho y sus dos hijos en diciembre de 1978. Los hijos fueron restituidos a su familia materna, pero de la pareja matancera aún no se sabe nada.
En la víspera del 24 de marzo, la recordaron humanizándola, reconstruyendo su historia desde la poesía, recordando su paso por el barrio, a través de imágenes imborrables en la memoria.
Teresa Gómez, hermana de María Elena, la describió como “una mujer sellada con el sello de la rectitud y la integridad”, y que “transfería bienestar donde quiera que se encontrara”. María Elena andaba feliz en su barrio de Ciudad Evita, “siempre soñaba la Patria Grande”, contó ante el micrófono.
A Oscar Cobacho lo secuestraron en Ramos Mejía, lo llevaron hasta la casa para secuestrar también a su pareja, María Elena, y a sus hijos Juan Martín y Leandro. Habían formado parte de la Resistencia Peronista. Se los vio por última vez detenidos en el ex Centro Clandestino de Detención (CCDyT) El Olimpo.
Juan Martín tenía tres años cuando se lo llevaron junto a sus padres. Para recomponer la historia familiar, su relato fue medular. Junto a Leandro, son las dos últimas personas que estuvieron junto a Oscar y María Elena en el ex CCDyT. Los hijos fueron restituidos a su familia materna, pero de La Flaca Mary —como le decían en el barrio— y de Oscar aún no se sabe absolutamente nada.
El recuerdo
“El genuino testimonio acerca de la trayectoria de María Elena Gómez en esta escuela secundaria y en su vida, sólo lo pueden dar aquellos que la conocieron y la compartieron en un mismo espíritu”, remarcó su hermana.
Y agregó: “En lo que estamos haciendo memoria de María Elena, no puedo dejar de mencionar a mi cuñado, Oscar Manuel Cobacho, un marido y padre ejemplar. Un hombre cimentado sobre principios sólidos y convicciones claras al igual que mi hermana. Mi corazón nunca dejará de reconocer y valorar la legítima esencia de sus vidas”.
De forma poética y sentida, sin titubear, aseguró que “mentalidades diabólicas, asesinas, siniestras, cancelaron la presencia de María Elena Gómez en esta tierra”.
Un artista del barrio le regaló a Juan Martín un cuadro, que mostró antes de finalizar el acto. Era María Teresa, con él de bebé. “No tengo más que agradecerles. Mi emoción es profunda y sé que ustedes recordaron a María Elena como una gran mujer y una gran militante. Los quiero mucho a todos”, expresó Juan Martín, entre lágrimas.
El presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, Pablo Pimentel, aseguró que se acordaba mucho de ella porque “jugaban juntos”. “El recuerdo que como APDH-La Matanza tenemos de María Elena es también vecinal, porque nos criamos casa de por medio. A ella la veíamos siempre, era muy amiga de mis hermanas, es de la generación de mis hermanas mayores, ella charlaba mucho con mi viejo (Eduardo Pimentel). María Elena compartió la fundación de la APDH junto a su compañero Oscar, que siempre andaba con su delantal de maestro y en moto”, recordó el militante.
En 1955 el terreno en donde se iba a hacer el Club de la Ciudad fue tomado por gendarmes para construir la Escuela de Gendarmería de Ciudad Evita durante la dictadura. Pimentel insistió que esa escuela “formó a los gendarmes que asesinaron a Santiago Maldonado, a Rafael Nahuel, a los que hoy reprimen, como reprimieron en diciembre del año pasado ante las manifestaciones contra el ajuste desde la Reforma Previsional”.
La amistad y la militancia
El micrófono también fue para los compañeros de escuela de María Elena que leyeron, emocionados, la carta de una íntima amiga y compañera de escuela que en 1976 se fue a vivir a Barcelona, Rita Panuncio. Su relato inició en mayo de 1995 y terminó en marzo de 2018.
Recordó cuando caminaban juntas, María Elena por la calle y ella por encima del cordón para igualar las alturas. “Ibas por la calle para acercarte a mí, toda almidonada, con tu guardapolvo blanco. Tu sonrisa y tus dientes blancos brillantes destacaban junto a unos ojos profundos que tenías. Estábamos en cuarto grado de la escuela primaria”, describió en su carta.
La despedida en 1976 quedaron marcadas por los reproches de María Elena, que creía que “personas buenas debían quedarse para luchar”.
Rita se enteró de la desaparición de su amiga al leer un documento de Amnistía Internacional de Londres, con la lista de detenidos. Estaba María Elena Gómez de Cobacho. “Eran números en la lista, no era gente”, puntualizó.
La placa estuvo tapada durante el acto con una bandera argentina que era de la militancia peronista en esa época. Teresa, Juan Martín y demás familiares la recordaron entre lágrimas y abrazos, con la marcha peronista de fondo.
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