Homenajearon a los chicos de “La noche de los lápices” en el Pozo de Banfield

Con una marcha desde el centro de la ciudad, organizaciones sociales y partidos políticos recordaron a los estudiantes plantenses que fueron detenidos ilegalmente y torturados en el Pozo de Banfield.

Al cumplirse 31 años de “La Noche de los lápices”, diferentes organizaciones sociales realizaron una marcha y participaron de un acto “contra la represión de ayer y hoy” en el ex centro de detención conocido como el “Pozo de Banfield”.

Antes de que arrancara la marcha hacia “el Pozo”, ubicado en Luis Siciliano y Vernet, de Banfield, hombres, mujeres, adolescentes y niños se congregaron en la plaza de la estación ferroviaria de esa localidad, tal como había convocado la Multisectorial “Chau Pozo” (ver Voces durante la marcha).

Pasadas las 15, la plaza elegida como punto de encuentro poco a poco comenzó a colmarse. La gente se reunía en distintos sectores, charlaba mientras tomaba mate siempre a la espera del inicio de la movilización.

El frío y el cielo encapotado de gris oscuro por esas horas amenazaban con perturbar a las personas presentes en la plaza de Banfield, pero la consigna de los organizadores fue clara: “Vamos a marchar llueva o truene. La movilización no se suspenderá por malas condiciones climáticas. Tantos años luchamos, nos comimos balas de goma, que una simple llovizna no nos va a detener”.

La movilización se inició a las 16, cuando por altoparlantes un orador recordó la conmemoración del 31º aniversario de “La Noche de los Lápices”. Fue un momento emotivo, ya que se nombró a cada uno de los seis detenidos desaparecidos durante la madrugada de ese 16 de septiembre de 1976 al grito de “presentes, ahora y siempre”.

En la cabecera de la marcha estuvieron dos carros pertenecientes la Agrupación de Carreros de Lomas de Zamora, quienes se sumaron a la movilización y además aprovecharon el espacio para seguir con su lucha por la libre circulación de los esos vehículos a tracción a sangre que pretende ser prohibida por el Concejo Deliberante lomense.

Curiosamente, en uno de estos carros de madera vieja y resquebrajada, arrastrado por un caballo blanco y flacucho, trasladó el equipo de audio y los altoparlantes que hacían posible el anunció de las consignas de la marcha, y algún que otro cántico dedicado a los represores de la última dictadura militar.

En la caravana de personas que ocupaba dos cuadras se podía ver además de la bandera de la organizadora “Chau Pozo”, distintas pancartas de representantes del centro de estudiantes del Instituto Lomas de Zamora, la Escuela Normal Superior Antonio Mentruyt (Ensam), miembros la Coordinadora Antirrepresiva Carlos “Petete” Almirón, la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), además de integrantes del movimiento Quebracho y del Partido Obrero Revolucionario, entre otros.

La caminata de 20 cuadras hasta el “Pozo de Banfield” llegó a su destino en un poco más de una hora. Durante la movilización se pidió por la aparición con vida de Julio López, desaparecido desde el 18 de septiembre de 2006, y también que el “Pozo” quede en manos de las organizaciones de derechos humanos que lograron su cierre, y no a cargo del gobierno provincial.

Durante el camino, los manifestantes presenciaron y observaron cómo los hermanos Tello, muralistas chilenos, realizaban un obra en una de las paredes de la Escuela Nº76 Francisco P. Moreno.

En ese mural en memoria de los pibes desaparecidos mostraba chicos y chicas con guardapolvos blancos que levantaban un lápiz con su mano izquierda y otro dibujo de militares encerrados. De esa manera se expresaban algunos de los deseos de los organizadores: “Que los lápices sigan escribiendo y que la lucha continué”, además de que “los asesinos de hoy y ayer reciban reclusión perpetua”.

Una vez adentro del “Pozo”, alrededor de 500 personas se reunieron con banderas en el patio del edificio. Mientras se leían por altoparlantes las adhesiones, todos miraban con tristeza el edificio abandonado. Observaban precisamente sus paredes, las ventanas rotas, algunos de los pequeños cuartos emblemáticos donde se cometieron algunos de los crímenes más siniestros del terrorismo de Estado.

A través de un documento consensuado por los organizadores, se criticó duramente al Gobierno nacional, se pidió la aparición con vida de Julio López y que el “Pozo de Banfield” quede en manos de las organizaciones de derechos humanos que lograron su cierre definitivo.

El cierre estuvo a cargo de uno de los representantes de la multisectorial, Sergio Smietniansky, que criticó duramente a los gobiernos nacional y provincial: “Utilizan el edificio como parte del cotillón electoral… Qué museo ni ocho cuartos, el lugar es nuestro y por eso tiene que estar en manos de los que luchan”, enfatizó haciendo alusión a la lucha que mantienen con el Ejecutivo bonaerense por la tenencia del edificio.

En diálogo con AUNO, Smietniansky evaluó que el encuentro “fue una jornada en la que se buscó que la memoria siga presente” y en la que “se mostró que la lucha sigue en pie”. Además agregó que éste “fue un homenaje realmente valedero (a los desaparecidos), y más por la trascendencia de hacerlo adentro de este lugar”.

NS–AFD
AUNO-17-09-07
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