Por sus raíces orientales, Ailín Borgondo pasó su infancia “conectada con la música, las palabras y las comidas árabes”. Y a los 13, ya fascinada con “ver bailar en vivo”, le picó el bicho y decidió dedicarse a la danza. Ella, como muchos otros jóvenes, eligió el camino del arte. Y cuando estos caminos se cruzan “siempre es productivo”, remarcó Ailín en vísperas de su presentación en la novena edición del Festival Arte Joven 2009.
“No hay muchos espacios destinados a los jóvenes especialmente. El festival es una buena iniciativa porque podemos ver que hay gente que se dedica al arte, como nosotros. Además, brinda la posibilidad de relacionarnos con otras personas y a los más chicos les permite perder la timidez”, subrayó a AUNO Ailín, quien cn apenas 19 años se desempeña como profesora en Monte Grande.
Pese a haber mostrado sus habilidades como odalisca en diferentes escenarios, siempre lo hizo en muestras vinculadas únicamente con la danza. Por eso es que participar de un evento multicultural es una novedad para ella. “Creo que un festival de estas características abre las puertas para el interés en otras cosas. Porque, si una persona va a verme a mí, de repente se puede encontrar con otro espectáculo que le llame la atención”, sostuvo.
Tanto para ella como para niños y adolescentes que se desempeñan en otras disciplinas, el festival aparece como una opción para “seguir creciendo como artistas”. Porque “nunca es lo mismo tomar una clase que subirse al escenario”. Sobre su caso personal, Ailín recalcó que “la danza es un arte de representación. Está hecha para un público”.
Este sábado, la joven odalisca espera deslumbrar al público con un espectáculo que combina danza árabe con contemporánea, otra de sus predilecciones. “Será un baile con sable curvo”, adelantó, contenta. En la fusión siempre hay “algo que predomina”, y en este caso será el ingrediente oriental. A eso se incorpora “la danza contemporánea porque tiene mucho de despliegue en el piso”.
MDY-AFD
AUNO-30-09-09
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