En una silenciosa calle residencial, a media cuadra de la avenida Yrigoyen se erige una estructura de chapa negra que no termina por definirse, hay que fijar los ojos en un pequeño cartel para darse cuenta de que es un teatro. Una vez traspasadas las puertas de vidrio, aparecen las primeras mesas del bar acompañadas por el olor a nuevo de este complejo. Más allá se escuchan los compases de un tango y se oyen las voces de un grupo de actores que discute.
El lugar está tranquilo, habrá que esperar al fin de semana para ver como desfilan cientos de personas, pero en el aire se percibe la extraña sensación de ser observado por seres que esperan para transformarse y desgarrar con sus interpretaciones las tablas del escenario.
En su mayoría, estos jóvenes que llevaron adelante proyectos disparatados y que hoy ven cumplido su sueño en un espacio de 1200 metros cuadrados, no pasan en promedio los treinta años. Esas ideas que se juntaron en la mente de estos actores, explotaron y hoy dieron forma a un centro cultural.
A casi dos meses de haber dejado la sala de Almirante Brown y Junín y ahora asentados en Larrea al 300, donde antes funcionaba el boliche bailable Majo, la compañía del Banfield Teatro Ensamble comenzó a mostrar que era más que un grupo de teatro independiente del montón. Ahora, ocho años más tarde y después de recoger aplausos y premios, uno de los responsables de la compañía, Nelson Valente, hace un balance de la apertura de la nueva sede y habla de la historia del grupo y sobre las actividades que brindan.
-Esta mudanza es el resultado de una travesía heroica ¿cómo comenzó todo?
-Nosotros estábamos allá (en la sede de Almirante Brown 2402 en Lomas de Zamora ) desde el año 2000 y empezamos buscando tener un espacio donde poder realizar nuestras producciones, nuestras obras y donde poder hacer teatro. Un día se nos ocurrió, después de la función, hacer algo en el bar, un numerito o cosas que nosotros, por ahí, hacíamos en fiestas y eso empezó a tener éxito. Así empezamos a hacer lo que nosotros llamamos café concert, que en realidad no es café concert, sino pequeñas dramatizaciones alrededor de un tema. Eso tuvo mucha repercusión y respuesta del público, pero el espacio nos empezó a resultar chico para albergar tanta gente y empezó a crecer el proyecto en otras áreas.
– ¿Qué fue lo que principalmente motivó la mudanza de un local a otro?
-Nosotros ya en el 2000 empezamos a dar clases de teatro y queríamos hacer un ciclo de cine y teníamos un sólo lugar para hacer todo. Así que salimos a buscar un espacio que nos sirviera para ampliar el proyecto como se había ampliado en nuestras cabezas y a bajarlo a la realidad. Desde que conseguimos este lugar pudimos plasmar todo en este espacio: la galería de arte, el laboratorio de fotografía, tres aulas, una sala que puede albergar 300 espectadores y logramos que el bar y la sala estén separados.
– ¿La compañía en sí se inicio en el 2000?
-No, en realidad ya funcionábamos como compañía desde el ´96, pero en el 2000 conseguimos sede.
– Ahora en este local la capacidad es para 300 espectadores ¿y en el anterior cuántas personas entraban?
-Antes entraban con suerte 100 personas, todos apretaditos.
– Volviendo al tema de la mudanza, ¿cómo respondió la gente?
-Bien. En general estamos teniendo la sala llena.
– ¿El cambio de lugar cubrió las expectativas que tenían?
-Sí, absolutamente. Igual este espacio es como diez veces más grande que el otro, por eso creemos que superó el proyecto en todo sentido, aunque todavía no estamos funcionando a full como es nuestro sueño. Pero tenemos las mismas actividades que allá y se triplicó la gente que viene.
– Pero en esta nueva sede ¿se agregaron actividades?
-Sí, hasta ahora se agregó el tema de la galería de exposiciones y los jueves queremos lanzar un ciclo de cine arte pero todavía no tenemos el dinero para comprar el proyector.
– Aparte del café concert ¿qué otro tipo de actividades teatrales ofrecen?
-El café concert se realiza los viernes y los sábados después de la medianoche, los sábados a las nueve de la noche tenemos obras de teatro, los domingos a la veinte hay un ciclo de jazz o música en general y los viernes a la noche tenemos espectáculos con cena. Cada viernes el espectáculo va cambiando.
– ¿Las obras se presentan en otros teatros?
-Sí, hasta ahora los lugares en los que más producciones hicimos son el Teatro del Sur en Capital y en el Centro Cultural Recoleta. Y después también hicimos en diferentes teatros del interior de Buenos Aires.
– ¿Cada cuánto renuevan las obras?
-En general, estamos haciendo temporadas que duran dos meses o un mes, pero las obras duran según su repercusión. Hay espectáculos que traemos de Capital Federal que duran una sola noche. Viene Gladis Florimonte o cualquier otro artista y hace su unipersonal y sólo está esa noche, o viene la obra “Tangos y Centeyas” y dura sólo un sábado, todo depende de la obra.
– ¿Algunas de sus obras tuvieron premios, nominaciones o algún otro tipo de reconocimiento?
-Nosotros ganamos la representación de la provincia de Buenos Aires en la Fiesta Nacional de Teatro en el 2003 o el año pasado con la obra “Sueño de una noche de verano”. Antes de ganar, pasamos la etapa regional y después la etapa provincial.
– En cuanto al elenco, ¿tienen un plantel estable o lo van modificando?
-En realidad, acá, el elenco es una compañía. Es estable en el sentido que algunos vienen trabajando conmigo desde el año ´96 y otros se fueron incorporando en los últimos años. Hay dos jóvenes becarios, que son parte de la escuela de la compañía, y son aspirantes a formar parte de la compañía pero ya trabajan con nosotros en el café concert
y otras producciones.
– ¿Los que integran la compañía reciben algún tipo de remuneración?
-Nosotros somos una Asociación Sin Fines de Lucro y somos entre 20 y 30 personas que participamos gratuitamente.
– Sé que empezaron en el Teatro Payró en Banfield”
-Sí, en realidad el Teatro Payró nos prestaba la sala, empezamos como un taller para jóvenes. Hicimos una muestra a fin de año en el ´96 que se llamaba “Yo no le pedí que viniera” que fue la primer obra de la compañía y desde ahí nos conformamos como grupo independiente.
– Con respecto al público, ¿qué tipo de gente viene al complejo? ¿varió después de la mudanza?
-Antes teníamos un público más joven y acá (en la nueva sede)se amplió y estamos teniendo un promedio de 35 años, o sea hay gente de sesenta o de veinte.
– ¿No varía según el espectáculo?
-Sí, pero en general es un público bastante variado. Entre 20 y 60 años tenés lo que quieras.
– Con respecto a las exposiciones que ofrecen ¿cómo se organizan para seleccionarlas?
-Nosotros recibimos el material, ahora expone una vecina que se llama Susana Emanuele y el mes que viene es un joven de Capital, Sergio Artola.
– ¿Las obras de las exposiciones van variando todos los meses?
-Sí, van variando cada mes. Todas las exposiciones de cuadros, escenografías o esculturas son mensuales.
– ¿Los talleres que dan en el complejo son pagos? ¿Cuánto cuestan?
-Los talleres son muy económicos, tienen un costo que oscila los 35 pesos por mes y los de teatro están entre los 35 y 45 pesos.
Además, los espectáculos tienen un bono contribución de 3 o 5 pesos.
– ¿Quiénes dictan los talleres?
-Los de teatro, gente de la compañía y después gente que fue acercando el material y nos interesó el proyecto de trabajo y lo incorporamos.
– ¿Cuáles son los talleres?
-Hay de teatro, danza contemporánea, expresión corporal, tango, talleres de escritura, de música, de fotografía y de dibujo.
– Ahora que ya lograron muchos de sus proyectos ¿qué planes tienen para el futuro?
-Los ciclos de cine los jueves, armar acá un espacio que tenga que ver con la literatura, la idea es tener una librería acá en el bar para que la gente pueda venir tomar un café y leer un libro como en Capital. Pero el proyecto más grande es armar esto como un polo cultural que pueda competir con las propuestas de Capital para que la gente no tenga que ir a capital para ver un espectáculo de prestigio, interesante o de calidad. Queremos ser una alternativa a la capital.
– ¿Qué opinión le merece la movida teatral que hay ahora en la zona sur del Gran Buenos Aires, ya que antes no existían tantas salas dedicadas al café concert o las obras de teatro?
-Hoy justo hablaba de eso. Nosotros arrancamos por casualidad, nosotros armamos una movida cultural y después se sumaron los otros teatros, empezó a funcionar el café concert en las demás salas. Me parece que está bueno, en nuestro caso es una manera de acercarnos, porque la gente tiene al teatro como algo lejano o algo aburrido. Esta movida acercó muchísimo a mucha gente que nunca había visto teatro o asistido a un café concert. Nosotros en el café concert tenemos un dúo de violonchelo y piano que interpreta obras de Chopin, y quizás gente que nunca consumió música clásica o nunca vio teatro puede acercarse y es una movida muy positiva.
“El Ensamble” o “El Teatrito”, como todos le dicen, que ya presentó más de 60 obras de teatro propias y cerca de 100 espectáculos de artistas invitados, lleva alrededor de 300 funciones de café concert con una lista de 800 números presentados. Tiempos, casualidades y destinos hicieron que el teatro se ampliara e incorporara nuevos talleres y cursos, y esta compañía que arrancó como una pequeña escuela de teatro independiente en una sala prestada, hoy propone convertirse en uno de los centros culturales y salas independientes más grandes de la zona sur. Habrá que esperar para ver si estos proyectos llegan a tan buen puerto como los sueños que disparaban allá por el `96.
AUNO