“Para revalorizar lo que él hizo, es más importante verlo como un hombre antes que como un mito. Una persona de carne y hueso que se jugó entera por sus ideales”. Con esa frase, la investigadora e historiadora de la fotografía Cora Gamarnik explicó por qué eligió estas seis fotos que hablan de la cotidianeidad, no del “Che”, sino de* Ernesto Guevara*, la parte más humana de uno de los símbolos de la lucha revolucionaria.
Es por eso que vamos a dejar de lado sus imágenes más icónicas para mostrar su lado menos conocido, algunos de sus momentos más íntimos.
ERNESTO EN EL BALCON
No todos saben que se crió en el barrio de Palermo, en la calle Aráoz al 2180, en una casa que tenía un balcón pequeño a la calle. En 1948 le sacaron esta foto casera. La familia Guevara desde que sus hijos eran pequeños tenía cámaras de fotos. “Es una imagen que me gusta mucho, muestra a un Ernesto joven, recostado en ese balconcito, mirando al cielo. No sabemos qué pensaba ni por qué se acostó ahí, pero mirada desde hoy es un imagen muy simbólica: podemos pensar en alguien a quien la ciudad lo limita, que rompe las reglas, que sueña un futuro distinto, que no le importan las comodidades, que busca el cielo en cualquier situación… que rompe los límites que lo encajonan.”
PRESO EN UNA CARCEL MEXICANA
Esta foto de 1956 es la primera que se conoce del Che junto a Fidel Castro y es la primera que llega a las manos de Fulgencio Batista, quien iba a ser derrocado años después por la revolución cubana. “Fidel Castro, aún preso está de saco y corbata, prolijo; pensativo, se abrocha el bostón de su saco. Ernesto Guevara, por su parte, está a medio vestir, el cinturón desprendido, se le ven debajo del pantalón su calzoncillo, está en cuero y lo mira de costado. Es un foto muy linda. Muestra las dos personalidades, el contraste, pero también como afrontan esa situación juntos. Es como si pudiéramos espiar por una cerradura un momento clave de la historia.”
EL CHE Y GOETHE/EL CHE Y EL PERRITO
En estas imágenes Ernesto ya es el Che. Son fotos tomadas a finales de 1957.“Ya formaba parte de la guerrilla en Cuba y se estaba recuperando de una herida en combate. En la primera se lo ve leyendo una biografía de Goethe. En la segunda está recostado junto a un cachorrito. Es conocida la afición del Che por la lectura. Aún en momentos difíciles cargaba libros en su mochila. Las dos fotos están tomadas en la misma habitación, una tienda humilde de campaña. Se lo ve relajado, tranquilo, feliz. Como si lograra sentirse en su hogar en cualquier parte.”
EL CHE Y SU MAMÁ
En enero de 1959 Celia de la Serna llega a La Habana. Es la primera vez que Ernesto vuelve a ver a su madre después de la revolución. “Tenían una relación muy especial. Él siempre habló de su mamá como una mujer de mucha fortaleza, muy valiente. Fue también quien lo introdujo en la lectura. Muchas veces de chico Ernesto no podía ir a la escuela por el asma y estudiaba en casa. Es un abrazo entrañable, deseado, tierno. Se ve que él sonríe pese a que su boca queda escondida en el pecho de su madre.”
El CHE Y SU FAMILIA
Por último, la investigadora eligió esta imagen de Ernesto junto a su esposa y a sus hijos. Según dijo el ejército boliviano, él llevaba esta fotografía cuando lo apresaron antes de su muerte. Es una de las pocas pertenencias que logró conservar hasta el final. “Muestra el desprendimiento que tuvo que hacer. Muestra lo que extrañaba. Dejó a su familia, su casa, para sumarse de nuevo a una vida clandestina y guerrillera. Pero quería tenerlos a todos de alguna manera junto a él”.