Un artista de la localidad de Luis Guillón, en Esteban Echeverría, fue uno de los elegidos para presentar una de sus obras en Carrousel Du Louvre, uno de los museos más importantes del mundo, ubicado en París. En el último día de la muestra fue halagado con la venta del cuadro. “Es un extra, pero lo importante era que más personas puedan ver mi arte”, resaltó en diálogo con AUNO.
Camilo Jankovits es el echeverriano que vivó «tres días muy intensos de exposición” en el Viejo Continente, en una “experiencia única” en la que participaron personas de todo el mundo, y le abrió las puertas para continuar presentándose en otras galerías del resto del mundo.
Antes de viajar, el pintor contó a este medio que esa posibilidad surgió el último marzo cuando ganó el concurso de Artes Reales Gallery, en una galería del barrio porteño de San Telmo. El premio era justamente exponer una de sus obras en el museo francés.
Jankovits subrayó que era “una mezcla de sensaciones, en la que está la felicidad, pero que predominó la responsabilidad y el trabajo”, ya que no tomó “el viaje a París para sacarle fotos a la Torre Eiffel”.
“No fue fácil el proceso de selección de la obra que va a viajar porque tengo mucho material y varios estilos. Con la pintura expreso colores y algunas formas con el dibujo. Mi criterio fue que es lo que me representa”, explicó. Finalmente, el cuadro elegido fue La paloma sin paz.
Tras la venta, la nueva dueña de la obra de Jankovits publicó un mensaje en sus redes sociales, en el aseguró que “finalmente entendió el encanto de las ferias de arte”, después de que “el trabajo haya encontrado sitio en su casa”.
Las claves para seleccionar las obras
«Puse en la balanza lo que me representa a mí y no el ‘qué dirán’«, aseguró el artista echeverriano, quien indicó que los elementos que lo representan son las rosas y las copas.
Para el pintor, las rosas indican un “símbolo de profundidad y amor”, mientras que el vino representa la “unión del pueblo” porque “reúne a la gente y puede hacer reflexionar a las personas, al igual que el arte”.
Además, argumentó que su trabajo artístico consiste en “una búsqueda constante” y que no podría definirlo “porque estaría limitando su trabajo y su esfuerzo”, por tratarse de “una creación”.
Una de las revelaciones que tuvo a lo largo de su carrera ocurrió en una tarde de otoño hace 20 años en la localidad bonaerense de Temperley cuando se topó con un gitano quien tenía una rosa en una mano y un vino en cartón en la otra.
“Me señala y me dice ‘niño, un día encontrarás el amor más profundo que el mar’ antes de irse”, recordó el pinto, quien a su vez aseguró que esa experiencia fue uno de los puntapié para su oficio como artista.
Sus comienzos
Jankovits comenzó con la actividad artística desde 2016 y principios de 2017, cuando trabajaba en un taller de escultura con el artista Gustavo Ibarra. Ahí llegó porque “le llamaba la atención quién hacía las estatuas y esculturas de las ciudades o pueblos”.
“A los 23 años le dije a mi maestro (Ibarra) que quería dedicarme al arte y me sugirió que comience a dibujar”, relató sobre sus comienzos.
Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) desde hace tres años, y si bien destacó que “el arte es un todo, y no solamente lo visual”, consideró también que “es bueno aprender constantemente”.
En sus redes sociales, Jankovits aseguró que “hay dos inicios para la pintura”, uno cuando se recuperó de una rotura de ligamentos en 2019 y tuvo mucho tiempo de recuperación para poder pintar; y otro cuando entendió que la pintura es “una forma de mirar la realidad que lo acompañaba desde chico”, y que “en el acto de ver entran muchas sensaciones difíciles de explicar”.
AUNO-01-11-23
SNG-MB