Un informe realizado por el Departamento de Investigación Institucional de la Universidad Católica Argentina reveló que aunque los delitos disminuyeron la sensación de inseguridad creció en el Conurbano, especialmente en la zona sur.
Según una encuesta realizada por el Observatorio de la Deuda Social en junio, la sensación de inseguridad aumentó un 3 por ciento entre 2004 y 2007, mientras que el haber sufrido un hecho de delincuencia disminuyó un 4 por ciento.
Este fenómeno se refuerza en la zona sur, donde se repite en el 81 por ciento de los casos analizados, frente a un 65 por ciento tanto en zona norte como en zona oeste.
El estudio, denominado ““Estado de la pobreza humana y social en el Conurbano Bonaerense”, se centra en otros aspectos, como las condiciones laborales y de ingresos, de vida, acceso a servicios de educación y salud, confianza en las instituciones públicas, entre otros.
El informe arrojó que, siempre respecto a 2004, disminuyó un 19 por ciento la imposibilidad de acceder a un empleo regular, al igual que la falta de acceso a una canasta básica de bienes y servicios, que pasó de 59 puntos porcentuales a 40.
La zona de mayores casos de recursos económicos insuficientes es el oeste del conurbano, donde el 80 por ciento de las familias afectadas residen en villas o asentamientos, mientras que el déficit de empleo es similar en todas las zonas metropolitanas de residencia.
Por otro lado, el relevamiento registró un empeoramiento en lo que refiere a las condiciones de habitabilidad, en base a indicadores de hábitat ambiental y tenencia irregular, aunque vislumbró una mayor capacidad de los hogares a adquirir equipamiento básico, en un 11 por ciento.
En otro orden, si bien aún es elevada en villas y asentamientos, la no asistencia escolar de adolescentes de entre 13 y 17 años registró un leve incremento, de un 23 a un 26 por ciento.
Al mismo tiempo, disminuyó 3 puntos porcentuales la cantidad de familias sin seguro de salud, puesto que pasó de un 46 a un 43 por ciento, manteniéndose como las más afectadas aquellas que viven en villas o asentamientos, donde 4 de cada diez carecen de este servicio.
El relevamiento también reveló que tanto la propensión a un malestar psicológico como la incapacidad de pensar en proyectos a largo plazo presentaron una disminución, puesto que pasaron de 47 a 34 por ciento y de 23 a 21 respectivamente.
El déficit es mayor en villas o asentamientos, donde un 35 por ciento de los que allí viven sufren de trastornos y un 63 no mantiene proyectos a futuro.
Pese al elevado ausentismo de las últimas elecciones, se registró un descenso de las personas que consideran que el voto no es importante para cambiar la realidad social, de un 56 a un 39 por ciento.
También bajó de un 43 a un 37 por ciento el porcentaje de encuestados que consideran justificado no pagar impuestos.
Finalmente, el estudio demostró que la confianza en las instituciones gubernamentales creció en estos tres años, aunque el fenómeno se observa con más fuerza en relación con las organizaciones de caridad.