La empresa Cotramel en el partido de Lomas de Zamora volvió a producir las latas de 5 kilos para dulces, la clásica lata ancha y baja de dulce de batata y membrillo. La adquisición de la máquina que permite comercializar el producto es resultado del proceso que los trabajadores vienen realizando desde 2018 cuando se hicieron cargo de la fábrica y formaron una cooperativa.
En diálogo con AUNO, el presidente de Cotramel, Nicolás Macchi, afirmó que le sirvieron mucho en todo el proceso las experiencias de otras cooperativas de la zona. Sostuvo que al principio fue duro, porque había mucho por hacer y no contaron con la asistencia que necesitaban de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y de las autoridades estatales.
No obstante, aseguró que “cuando hay objetivos claros, las cosas salen”. Y, en línea con el lema de los trabajadores en los meses de huelga y acampe “Queremos trabajar y cobrar”, así actuaron. El camino que se les presentó fue el de la autogestión.
A tres años de los despidos y de organizarse para evitar el vaciamiento, Cotramel logró saldar sus deudas y hoy se desarrolla como empresa recuperada. En la actualidad se dedica específicamente a hojalateria y litografía, y sus trabajadores han logrado recuperar 40 de los puestos de empleo originales y sumaron 8 más, familiares de los trabajadores, además una es mujer, siendo ya dos las trabajadoras que se desempeñan en la fábrica. “La idea es seguir sumando, para poder garantizar el cupo femenino”, aseguró Macchi.
La producción de Cotramel se orienta a abastecer una gran diversidad de clientes de la industria hojalatera los servicios de barnizado e impresión en hojalata de diferentes espesores: alimentos, pintura, solventes, bebidas, aerosoles y regalería, entre otros.
Igualmente, abastecen a la industria de alimentos con su línea de envases sanitarios en hojalata estándar o decorada para conservas de carnes, frutas, legumbres, hortalizas, dulces, pulpas, extractos y puré, entre otros.
De cara al futuro, tienen pensado establecer alianzas comerciales con los líderes del rubro. Macchi recalcó que están abiertos a establecer lazos con otras cooperativas y adelantó que pronto saldrán al mercado con un producto realizado íntegramente por trabajadores autogestionados, junto a otras dos entidades.
El presidente de la cooperativa contó a AUNO que aprovecharon oficinas ociosas en la fábrica para abrir, junto a la Dirección de Educación de Adultos, un espacio para FinES en donde los trabajadores que no hayan podido finalizar sus estudios tengan la oportunidad de hacerlo. “Hoy doce compañeros están asistiendo para poder recibirse del secundario”, contó.
Además, en conjunto con la Dirección Provincial de Escuelas Técnicas y el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), abrieron un espacio para que los mismos trabajadores brinden sus conocimientos y su experiencias en la formación de nuevos estudiantes que estén interesados en ingresar al rubro.
De los despidos masivos al inicio de la autogestión
Si bien los conflictos comenzaron en 2015, con atrasos salariales, congelamiento de paritarias y oferta de retiros voluntarios, fue en 2018 cuando la metalúrgica ex ALCO Canale, luego de entrar en concurso de acreedores y declararse en crisis, realizó 86 despidos sin indemnización.
Macchi explicó a AUNO que después de tres meses de atraso salarial, en julio la empresa dejó de pagar los sueldos. Y, luego de algunas movilizaciones, la UOM citó a los delegados de la fábrica para informarles que, con la venta de las maquinarias, les pagarían a todos la mitad de lo que les correspondía por su indemnización. Al rechazar la oferta, comenzaron a llegarles los telegramas de despido.
Fue en ese momento que los ex operarios comenzaron con la “acampada pacífica” que duró cuatro meses en la puerta de la fábrica para impedir que se llevaran las máquinas, anticipando que su idea era sostener las fuentes laborales.
En paralelo, sostuvieron su economía con un fondo de lucha, creado por los mismos trabajadores, y la venta de choripanes y algunos cortes de carne al paso.
“Para bancar los meses de acampe hicimos de todo, rifas, festivales, hasta hicimos una jornada de murales y siempre aceptamos donaciones. Además, creamos una bolsa de trabajo en la que detallamos el nombre del compañero y lo que sabía hacer, entonces de esa manera también salían varias changas”, expresó Macchi.
Las mujeres de los trabajadores también estuvieron presentes, cooperando y acompañando algo que, inevitablemente, afectaba a toda la familia.
Finalmente, a un año de haberse iniciado el conflicto y de que sus trabajadores dejaran de cobrar sus sueldos, el Juzgado Comercial N° 2 de Catamarca dictó la quiebra y autorizó a la Cooperativa de Trabajo Metalúrgica Llavallol (COTRAMEL) a poner la planta en marcha.
AUNO-23-11-21
CM-SAM