Clases de teatro en la virtualidad

Tres actrices y docentes reflexionan sobre sus roles y metodologías en tiempos de Covid-19.

Lomas de Zamora, junio 1° (AUNO).- Muchas profesiones se vieron obligadas a adaptarse a la virtualidad para subsistir. Les profesores de teatro de la región no son la excepción. Mientras que en la ciudad de Buenos Aires los docentes avanzan en la construcción de un protocolo para cuando la actividad se reanude, en la zona sur no hay novedades en este aspecto. La duda que surge es cómo serán las futuras clases en un futuro. ¿Y ahora? ¿Cómo son?

Antes, cuando la presencia física era condición primordial para el desarrollo de esta actividad, las pantallas eran impensadas como opción. Ahora les alumnes llegan a la clase por Zoom o por Meet sin moverse de sus casas. Aunque parezca complejo, las docentes Marina Vibart, Soledad Bautista y Rocío Quintana aseguran a AUNO que la recepción por parte de les estudiantes fue más positiva de lo que esperaban.

Vibart es profesora de teatro en el secundario del colegio San Albano y además brinda un taller virtual a un grupo adulto. Quintana coordina varios talleres de la escuela RQ Grupos, de la que es directora en Teatro Horizonte, y Bautista dicta un seminario a un grupo de adultes junto a Emiliano Dátola.

Todo esto de tener que estar dando clases a través de la camarita fue nuevo. Hay que usar mucho la imaginación porque obviamente el teatro es una actividad de contacto, pero no por eso no se puede hacer”, explica Vibart. De ahí se desprende la pregunta de qué es el teatro y si puede darse virtualmente. Por su parte, Quintana sostiene que está pudiendo trabajar de una manera muy similar a la de las clases presenciales porque les alumnes ya tienen una “base teatral”. “Con gente que no hizo teatro no sé si me atrevería a dar clase, porque no es teatro”, detalla. Mientras que Bautista advierte que el “carácter presencial” es “indiscutible” y no se “negocia”. Pero si el teatro sobrevivió a las “peores pestes y guerras”, no cree posible que no pueda sobrevivir a esta pandemia.

Entonces las docentes desandan un camino que es tan nuevo para ellas como para les propies alumnes, y al momento de diagramar las clases tienen en cuenta las nuevas herramientas que la pandemia regala.

El seminario que brinda Bautista está enfocado en el humor. Luego de pensar cuáles podrían ser las “metodologías correctas”, con su compañero de trabajo, lo estructuraron en tres partes: lectura, escritura y –obviamente– actuación.

En su caso, uno de los ejercicios que llevaron a cabo fue el de proponer algunas escenas de series. A partir de eso, les pidieron a les alumnes que puedan pensar sobre los roles y las conductas de los personajes, entre otras cosas. Luego, de allí se desprendieron otros ejercicios más dramatúrgicos. ¿El objetivo final del seminario? Que produzcan una ficción de 20 ó 30 minutos, estimulando así la actividad colectiva. “No intentamos trasladar algo específico del encuentro de la clase y repetirlo tal cual en el encuentro online porque sería muy incómodo para todos y todas”, explica la docente.

Por otro lado, Quintana continúa las clases con quienes ya tenían un recorrido en el teatro. Este año los grupos nuevos no comenzaron. Cuenta que las dinámicas de los talleres son muy similares ya que arma las mismas actividades, ejercicios y procesos de ensayos. “Pero teniendo siempre en claro qué se puede y qué no”, profundiza. Entonces se centra en la “actuación” y en la “improvisación”, y en el caso en que hay obras en curso, en trabajar principalmente sobre los textos.

Vibart no cree estrictamente en “una planificación específica” y asegura que se deja guiar clase a clase con “cómo puede hacer” para lograr que les actores sean “buenos intérpretes”. “Uno de los ejercicios que hicimos fue con los personajes que ya tenían mis alumnos del año pasado”, comentó la actriz. “La idea fue pensar que les personajes habían tomado distancia y que tenían que comunicarse con algún miembro de la familia para decirles lo que pensaban”, amplió.

Todas coinciden en que esto no es teatro. Pero el show debe continuar porque las clases son, ni más ni menos, que sus trabajos. “Hay un rol muy fuerte de lo presencial que no está”, señaló Bautista. Lo meditó luego de una apreciación que recibió por parte de una de las alumnas. “Por eso vamos a trabajar en cómo reproducir más fielmente la presencia por más que no sea física, porque ya que haya una mirada del otro lado de la persona que esté actuando es importantísimo, y potencia”, planteó.

La directora de RQ Grupos advirtió que “las contras son muchas” y que va a haber una “limitación” en algún momento. Porque va a llegar la necesidad de poner todo eso en un espacio. Entonces la virtualidad “va a quedar corta”.

Mientras que la profesora del San Albano remarcó que cuando faltan los abrazos las ideas “se pueden seguir transmitiendo” a través de un teléfono, un audio o una imagen. “Si no nos vamos a poder abrazar por un tiempo va a ser un teatro a distancia, arriba del escenario, a dos metros, va a ser como estar en el supermercado y con el barbijo puesto”, reflexionó. Hasta que no haya vacuna, piensa, no le encuentra “otra manera”.

De todas maneras, coinciden es que es fundamental que las clases continúen. Por ahora estas son las condiciones, y no saben hasta cuánto lo serán. La docente del Teatro Horizonte remarca que “los profesores no están organizados en zona sur” y que estaría bueno “ir pensando” algo cómo lo que se está gestando en Capital, donde la agrupación Profesores Independientes de Teatro (PIT) fabrica un protocolo para el retorno de clases.

Vibart define a las clases como «un ritual”. “Nos conecta con lo espiritual, y la gente está mucho más conectada con el arte en estos momentos de pandemia, entonces se está incorporando en la vida de mucha gente que antes llegaba del banco, le daba un beso a los chicos y se tiraba a dormir”, analiza. Pero algo cambió. Hoy el arte pasó a ser una “necesidad”.

El protocolo de Capital

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), al calor de la pandemia, surgió una organización, PIT, que nuclea a les profesores de teatro con el fin de pensar la problemática de la docencia virtual: cómo retener a les alumnes en esta nueva modalidad, cómo sostener los ingresos, de qué manera adaptar los contenidos.

También, con el objetivo de ir pensando en un protocolo posible para cuando las clases presenciales vuelvan a ser una realidad. Una encuesta arrojó en CABA hay más de 450 profesores con casi 20 mil alumnes de actuación, dirección y dramaturgia. En tanto, en zona sur todavía no se conoce una cifra de docentes aproximada, ni tampoco –hasta el momento– se trabaja en un protocolo específico. Pero el panorama es similar. Se entiende que el teatro será una de las últimas actividades en reanudarse, mientras tanto les docentes se las ingenian para subsistir.

AUNO-01-06-2020
DESP-MDY

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