Ante el crecimiento de casos por covid-19 en la región, los trabajadores del hospital neuropsiquiátrico José A. Esteves de Lomas de Zamora reclaman por una sala de “aislamiento preventivo” para evitar una posible infección dentro del establecimiento que atiende a 600 internas.
Desde el comienzo de la cuarentena la institución decidió aislar a toda la población de internos, lo que implicó la cancelación de las visitas familiares, la cancelación de gran parte de los tratamientos ambulatorios y la reubicación de muchos de los servicios a pacientes externos.
En diálogo con AUNO, la delegada por CICOP Marta Fernández manifestó que los trabajadores del Esteves se “preocuparon desde el primer momento en asegurar la salud” tanto de sus compañeros, como de los internos.
“Si bien tenemos contacto con el gobierno provincial, el hospital Esteves tuvo que hacer su propio protocolo, porque el que entregaba el Estado correspondía para instituciones muy diferentes en carácter y propósito, usamos nuestro criterio como profesionales para instaurar medidas sanitarias”, argumentó Fernández.
Las salas de aislamiento preventivo sirven para separar aquellos pacientes que manifiestan síntomas compatibles con el coronavirus o estuvieron en contacto con casos confirmados. Este sistema permitiría atender a los posibles contagiados, y no afectaría la circulación interna entre pabellones de modo que los internos puedan “aunque sea interactuar entre ellos” para conllevar el confinamiento de “una manera más amena”, detallan los terapeutas.
Desde el CICOP resaltan que piden por la creación de la sala de aislamiento como una de las “primeras medidas a tomar”, ya que “era un paso lógico para asegurar un resguardo efectivo de los internos” y el aumento de las guardias clínicas por si llega a darse un caso crítico.
En ese sentido, muchas de las actividades terapéuticas fueron canceladas por precaución, pero esto es un “efecto sensible en las terapias de las pacientes” y dificulta el mejoramiento de las mismas.
Dentro del hospital Esteves hay 4 pabellones en los que se dividen las pacientes según su tiempo de internación, rango etario y condición clínica. La delegada subrayó que el hospital tomá todas las medidas posibles para que los internos tengan contacto con sus familiares, aunque admitió que las líneas telefónicas que utilizan para dicho fin son “bastante defectuosas”.
“No tuvimos mayor problema para lograr que los pacientes puedan hablar con sus afectos, pero la realidad es que muchas de las personas que están internadas dentro del hospital son mujeres abandonadas por sus familias y ignoradas por los Estados”, lamentó Fernández.
El compromiso y el riesgo de los trabajadores
Maria Botella realiza terapias grupales con las pacientes internas y externas del Esteves, pero debido al protocolo establecido, se suspendieron todas las actividades presenciales. “Tratamos de estar presentes a la distancia, y si algún paciente necesita realizar algún encuentro con los terapeutas, hacemos el esfuerzo tomando todos los recaudos correspondientes. Es importante que las personas dependientes del sistema médico mental tengan constante apoyo del mismo”, resaltó.
Botella también alertó sobre el peligro que corren los profesionales médicos de ser “el vector que dispare el contagio” en la instituciones médicas, debido a que muchos profesionales suelen trabajar en varios lados y son los más expuestos a las enfermedades.
Por otra parte, Fernández denunció que debido a la norma de actividades esenciales, los trabajadores de la salud se vieron afectados en sus licencias, y que muchos “dependen de las mismas para llevar adelante sus familias”.
“Las licencias para los profesionales de salud son fundamentales, más aún cuando tienen hijos y ambos padres trabajan en el sistema médico. Es una complicación más aparte de los bajos sueldos y la falta de materiales para trabajar”, señaló la delegada.
Más allá de la situación por coronavirus, dentro del complejo hospitalario se registraron tres casos de dengue en el personal, y las autoridades hicieron las gestiones para que se fumigue dentro de las varias hectáreas de espacio verde que ocupa la institución.
Una situación que atiza problemáticas históricas
Los trabajadores del Esteves reclaman desde hace años la falta de personal para atender una población tan grande y con “las características particulares” de una institución de salud mental.
Los delegados denuncian que el hospital solo cuenta con cuatro médicos clínicos, y que esto afecta sensiblemente a la calidad de vida de los internos, ya que muchas “son mujeres de edad avanzada y en estado físico deteriorado”.
También exigen el mejoramiento de la infraestructura general del hospital que se encuentran en “estado lamentable” y que por la falta de arreglo “ya lamentamos fallecidos”. En junio del año pasado se produjo un incendio dentro de uno de los pabellones del neuropsiquiátrico que provocó la muerte de una de las internas y en la hospitalización de la única enfermera que atendía en el lugar en ese momento.
Por último, Fernández plantea que la visión del Estado sobre la salud mental es “anticuada”, que se debe trabajar para “cambiar el paradigma del encierro” y tomar iniciativas para lograr una mayor cantidad de “tratamientos con integración social, fuera del encierro de las instituciones”.
AUNO-1-6-20
SO-SAM