(AUNO) Los científicos, encabezados por el bioquímico Roberto Grau, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario, (IBR-Conicet) y la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de Rosario (FCB), descubrieron que las bacterias que producen esas enfermedades se hacen resistentes mediante la generación de células denominadas esporas.
Entre las bacterias patógenas que generan estas enfermedades se encuentran los clostridios, pero para los médicos adquiere significado especial el clastridium difficile, que produce diarreas en los pacientes tratados con antibióticos, y el perfingens que es el agente causal de gangrena y la intoxicación por alimentos contaminados.
La característica principal de los clostridios es que mueren al contacto con el oxígeno pero logran sobrevivir y generar enfermedades mediante la creación de unas células que se llaman esporas, que son resistentes a los antibióticos y el calor.
Por ejemplo, si una persona se lastima con un clavo oxidado, que albergaba una espora –en este caso clostridium tetani-, al producirse la herida, la espora entra al cuerpo y allí es donde germina, produciendo el tétanos
Las esporas, que pueden sobrevivir millones de años, hallan en el tracto intestinal de hombres y animales, el hábitat donde se encuentra el fosfato inorgánico, que es la señal ambiental, fisiológica y universal que induce su proceso de formación desde la célula vegetativa de clostridio, según determinaron los investigadores.
Este descubrimiento, publicado en junio en la revista Infection and Immunity de American Society for Microbiology (ASM), resulta de gran importancia pues a partir de allí los investigadores centralizaron su tarea en encontrar un antídoto o antibiótico, que bloquee la señal del fosfato e impida el desarrollo de estas células “ultra-resistentes”.
“En este momento contamos con un candidato: estamos estudiando el fosfito, que es un medicamento antifúngico, capaz de bloquear ciertas reacciones enzimáticas en los hongos patógenos, y queremos probar en clostridios” explicó Grau, investigador adjunto del Conicet..
Las soluciones podrían ser dos. Al bloquear o inhibir la formación de la espora, se estaría produciendo un daño esencial sobre la fisiología de la bacteria, ya que “al no poder esporular, los clostridios morirían en contacto con el oxígeno atmosférico por ser bacterias anaeróbicas estrictas, es decir que el oxigeno las mata” recordó Grau. La otra sería desarrollar un antibiótico que evite la germinación de la espora. Al no poder germinar, el clostridio permanecería como espora pero no produciría las potentes toxinas responsables de la gangrena el tétano y el botulismo.
Grau, entrevistado por la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión de Lomas de Zamora (AUNO), indicó que esta estrategia de inhibir la germinación de esporas ya formadas, “podría ser aplicada también a las esporas de ántrax detectadas en los pulmones de muchos de los afectados por los atentados bioterroristas de 2001 en Estados Unidos”. Al bloquear la germinación “se evita la producción de las toxinas laterales de ántrax y se da tiempo al sistema inmunológico del infectado para que pueda eliminar las esporas, probablemente luego de años, o convivir con ellas sin producir la enfermedad.
El científico recordó que además de las distintas agencias nacionales mencionadas, “se debe destacar la ayuda de las Fundación Antorchas y Roemmers y de las internacionales Pew, Fullbright e IFS de promoción científica, que permitieron las investigaciones sobre clostridios y otras bacterias”.
Científicos argentinos buscan vulnerar las bacterias del tétanos y la gangrena
Un grupo de investigadores argentinos se propone encontrar una estrategia que permita evitar que las bacterias que provocan el tétanos, la colitis asociada a los antibióticos, la gangrena y el botulismo, entre otras patologías, liberen las esporas que las hacen resistentes a los antibióticos.