Cardiólogos argentinos probaron exitosamente una nueva técnica para tratar angioplastias

Un equipo de cardiólogos argentinos presentará esta semana un ensayo médico que llevó a disminuir los efectos colaterales en pacientes con infartos sometidos a angioplastias a un orden de sólo el seis por ciento de los tratamientos, tiene un costo casi tres veces menor que un método tradicional usado en todo el mundo y permitiría ayudar a más de 10 mil enfermos locales al año. Se trata de la combinación de los ya tradicionales stent convencionales que se colocan para desbloquear arterias coronarias con la ingesta de remedios por vía oral.
Por Martín Glade

(AUNO*) El “Estudio Piloto de Rapamicina por vía Oral en la prevención de la Reestenosis en pacientes con stent coronario“ fue publicado en los números de septiembre y octubre del Journal of Invasive Cardiology, una revista estadounidense de la especialidad, e involucró a 34 pacientes argentinos de alto riesgo para este tipo de procedimiento.
Su desarrollo estuvo a cargo de un equipo integrado por el jefe de cardiología intervensionista del Sanatorio Otamendi, Alfredo Rodríguez, y la patóloga cardióloga norteamericana Renú Virmani, y se presentará el próximo viernes durante el XXX Congreso Argentino de Cardiología, organizado por la Sociedad Argentina de Cardiología.
Si el año pasado el uso del stent que liberaba drogas dentro de las arterias había sido presentado como uno de los hitos en la materia, los nuevos estudios aportan una técnica combinada, que se probará en un grupo más importante de pacientes. A los 34 pacientes se les colocaron 53 stent –tubo de malla metálica que permite mantener abiertas arterias que fueron desobstruídas— que, en lugar de liberar una droga para colaborar con el proceso y que actúen como inflamatorias, recibieron la medicación por vía oral.
Rodríguez explicó que con esta combinación, que por caminos separados también se experimentó con resultados similares en centros médicos de Washington, Nueva York y Curitiba, aunque no fueron publicados, “se determinó que disminuye notablemente el porcentaje de reestenosis (el proceso por medio del cual reacciona la arteria que cuenta con un stent en su interior, y que puede llegar a bloquearla completamente, obligando a una nueva intervención) a niveles menores al 10 por ciento”.
Durante una presentación a la prensa de la que tomó parte la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, el especialista mencionó como ventajas adicionales “el bajo costo que tiene el tratamiento en el país en relación a otros lugares”. Según indicó, el costo del stent con drogas es de 3500 dólares –500 dólares corresponden a la medicación-, mientras que el método experimentado ahora representa 800 dólares de dispositivo y 300 dólares de drogas.
Además, resaltó que el costo del stent tradicional “es cubierto por todas las obras sociales y empresas de medicina prepagas, mientras que el que libera las drogas sólo cubre hasta el costo del común, y la diferencia queda a cargo del paciente”. Actualmente en el país se colocan 10 mil stent al año, y sólo el 10 por ciento corresponde al modelo con drogas, cuando en realidad lo habrían necesitado el 40 por ciento.
”No sabemos si este método podría reemplazar por completo al stent farmacológico, ya que creemos que en algunos pacientes, como los diabéticos, que en este caso son de riesgo, podrían combinarse las dos alternativas”, explicó.
En las pruebas realizadas para el estudio, los resultados “alentadores” fueron obtenidos “en un grupo de pacientes de alto riesgo para este tipo de procedimientos, ya que el 35 por ciento eran diabéticos y el 80 por ciento tenían lesiones coronarias complejas”. “El tratamiento fue bien tolerado y solamente un pequeño porcentaje presentó efectos colaterales menores que desaparecieron con la discontinuidad del tratamiento”, destacó el especialista durante la rueda de prensa de la que también participó Igor Palacios, director de cardiología intervencionista del Massachussets General Hospital.
AUNO 7-10-03 mar

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