Lomas de Zamora, mayo 30 (AUNO) En sus casi 40 años de trayectoria, Pedro Aznar hizo música con Luis Alberto Spinetta, Charly García, Leda Valladares, Pat Metheny y un sin número de distintos que nacieron, al igual que él, bajo el signo del arte. Su trabajo con Serú Girán, sus álbumes solistas, su paso por la Berklee College of Music de Boston, lo convirtieron en un consagrado del rock autóctono. ¿Cómo resumir ese prolífico y ecléctico andar en una sola noche? Con un recital, este sábado, en el Teatro Maipú de Banfield, de canciones elegidas por el público. “Es una manera de devolverle el cariño de tanto tiempo”, explicó el músico a AUNO.
El multi-instrumentista dialogó con esta agencia sobre sus motivaciones, su enfoque artístico, su último álbum “Ahora” —compuesto durante un mes de “encierro” dentro de un bosque que orilla la costa bonaerense— y el tour que presenta un repertorio seleccionado por sus fans a través de Internet: “Pedro Aznar a la carta”.
-¿Por qué decidiste abrir la elección de la lista de temas hacia el público?
-Hay un momento en que las canciones pasar a ser de la gente y no, ya, sólo de uno. A pesar de que trato de no repetirme, creo que hay que ser generoso y hacer un equilibrio entre los temas favoritos de la gente y las nuevas creaciones. Este año en que no estoy lanzando disco nuevo me pareció un buen momento para esta convocatoria. Es una manera de devolverle al público el cariño de tanto tiempo.
-Más allá del cambio en la confección de la lista, ¿en qué se diferencia este tour de giras anteriores?
-Ésa es su principal diferencia, además del hecho de que 2013 fue, predominantemente, un año de unipersonales. Así fue “Mil noches y un instante”, la gira en que grabamos el último CD y DVD. Este año será, principalmente, de shows “a la carta” y con la banda.
-¿Qué sensaciones te gustaría que se lleve la gente que va a verte mañana?
-Siempre me han recibido con mucho cariño. Tengo muy buenos amigos de la zona sur y me gusta la calidez de la gente. Lo que me gustaría es que salgan del teatro emocionados, plenos de motivación y alegría.
-“Ahora” tiene una paleta de sonidos diversa y muy bien plasmada: canciones más beatle, otras más cerca del pop, algunas spinetteanas… ¿Fue algo buscado o más espontáneo?
-Se fue dando muy espontáneamente. Me propuse componer una canción por día, precisamente, para que todo surgiera sin pensarlo demasiado. Es un disco muy personal, muy directo, y habla mucho de mí, de cómo me sentía en ese momento y de cómo veía el mundo. Justamente el “ahora” es lo que tenía más en mente en ese momento, y lo quise compartir.
-¿Recordás si algún tema fue disparado por alguna sensación o vivencia en especial? ¿Cuál?
-“Ruina sobre ruinas” salió de una charla con amigos, hablando de las megaciudades latinoamericanas y su mezcla de esplendor y miserias.
-¿Qué música notás que haya influido en “Ahora”?
-Durante el período de composición, que duró aproximadamente un mes, prácticamente no escuché otra música más que el viento en los pinos y el sonido del mar.
-Cuando te detenés a componer, ¿notás que es un estado de conciencia distinto al que discurre el resto del día? ¿Es una actitud diferente, otra sensibilidad?
-Sí, a veces hay una disposición especial, se siente algo diferente, un cierto estado de que algo quiere manifestarse y uno es una especie de “canal”.
-Tu último lanzamiento, “Mil noches y un instante”, es un DVD de un show, tu cuarto DVD en seis años. ¿Por qué esa búsqueda constante de plasmar en un audiovisual los recitales?
-Es un formato que estuvo ausente en mi discografía durante mucho tiempo, y mucha gente lo esperaba, y sé que lo disfrutan mucho. Estuve haciendo shows que valía la pena conservar, y por eso los hice.
-Entre los músicos de zona sur sos un colega admirado por tu capacidad técnica y expresiva, ¿pensás en lo que puede causar tu música en los más jóvenes, así como en su momento te marcó la música que escuchabas en tu juventud?
-Felizmente me lo hacen saber muchas veces, diciéndomelo o escribiéndome, y eso me llena de alegría. Muchos chicos me cuentan que se decidieron a seguir esta profesión después de ver un show mío o escuchar un cierto disco, y eso me pone muy contento. Es una manera de “pasar la antorcha” de algo que considero una tarea muy importante.
– Con respecto al público en general y a los jóvenes en particular, ¿estás de acuerdo con las descargas gratuitas de discos en internet? ¿Por qué?
-Creo que está bien que quien no tiene posibilidades verdaderas (NdeR: negritas de Aznar) de comprar un libro, un disco, una película o cualquier otra obra de arte digitalizable, las descargue de Internet y las disfrute. El goce de la cultura no debería convertirse en privilegio de pocos. Pero no compensar económicamente a quien ha hecho esa obra significa quitarle la posibilidad de seguir produciendo, porque, simplemente, va a tener que dedicarse a otra cosa para subsistir. Es un equilibrio delicado, y exige que pongamos nuestra ética en la ecuación. Lo resumo así: si disfrutás de un artista, y no estás pasando hambre, pagale su obra, vas a estar permitiéndole seguir creando. Y si tus bolsillos están en cero, bajate la obra sin pagar y disfrutala igual: vivir no debería ser solamente llevarse un bocado al estómago y sobrevivir; sin cultura nos convertimos en meros sobrevivientes.
-Combinás muy bien el virtuosismo con emotividad. ¿Cuánto te costó llegar a ese equilibrio? ¿Hubo momentos bisagra? ¿Tu trabajo con Serú, con Pat, tu estudio en Berklee?
-Cantar bagualas y vidalas con Leda Valladares fue un momento de revelación, un antes y un después. Cambió mi manera de cantar, de expresar, de entender la música. Las otras cosas también, claro, pero lo de Leda fue definitorio (NdR: El disco referido es “Grito en el Cielo Vol II”, de 1990).
-¿Cuánto tiempo dedicás y qué tan importante te parece ensayar, estudiar, perfeccionarse, explorar?
Durante mi juventud fui muy disciplinado y constante para estudiar y practicar. Hoy, fuera de los escenarios, difícilmente toco, salvo cuando compongo. Nutro lo que hago como músico de las experiencias que tengo. La técnica ya la logré, en buena medida. Lo que queda ahora es vivir.
-¿Qué referentes artísticos tenés en otras disciplinas y qué enseñanzas tomaste de ellos?
-Admiro la fotografía de Diego Ortiz Mugica, Edward Weston y Robert Mapplethorpe, la pintura de Van Gogh, los cuentos de Borges, Cortázar, Saer y la prosa de Abelardo Castillo y Yukio Mishima. La poesía de Fernando Pessoa y Walt Whitman. Todos ellos tocan una veta universal desde lo personal, y son clásicos e irreverentes en igual medida.
-¿Cuál es tu máximo anhelo como artista? ¿Es el mismo que tenías cuando eras joven? ¿Es un anhelo similar al que tenés como ser humano?
-Mi máximo anhelo como artista es tocarle el corazón a alguien, inspirarlo, hacer que se conozca más profundamente y se anime a más cosas en su vida. Mi anhelo como ser humano es distinto, porque implica un ida y vuelta con las personas de mi entorno y, en escala mayor, con el mundo. Y esa tarea no termina nunca, se aprende un poquito cada día.
Pedro Aznar se presentará mañana a partir de las 21 30 en el Teatro Maipú, de Banfield (Maipú 380), acompañado por Julián Semprini en batería, Alejandro Oliva en percusión, Coqui Rodríguez en guitarras y Tomás Fares en teclados.
Las voces de “Ahora”, editado en 2012, fueron grabadas en la casa-estudio de Aznar en Mar de Las Pampas, mientras que la banda sumó sus instrumentos en los estudios Circo Beat y Marina Sound. A su vez, una orquesta de 22 músicos arreglada por Pedro dio las puntadas finales del álbum en Abbey Road, Londres.
30-05-2014
JJR-MDY