(AUNO/Ciencia) Una nueva toxina botulínica libre de proteínas asociadas, lo que le permite ser menos rechazada por el organismo, fue autorizada para su uso en el país por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica. El producto es utilizado para tratar desórdenes neurológicos relacionados con movimientos anormales y espasticidad (contracción involuntaria de los músculos) y en medicina estética, y sus características permiten la aplicación en tratamientos a largo plazo.
El nuevo producto, denominado toxina botulínica tipo A, posee un máximo grado de pureza, ya que los investigadores lograron aislar el ingrediente activo, la neurotoxina, eliminando las proteínas asociadas, lo cual produce una baja formación de anticuerpos, y “la habilita para realizar correcciones y aplicaciones más frecuentes”, explicaron médicos especialistas.
La toxina botulínica es una sustancia proteica que es producida por una bacteria anaerobia (que crece en ausencia de oxígeno), el Clostridium Botulinum. Esa sustancia interfiere con la transmisión nerviosa, al bloquear la liberación del neurotransmisor acetilcolina.
Al inhibirse la liberación de acetilcolina con la aplicación de la toxina, se produce una inhibición de la contracción muscular ó la secreción de sudor o saliva, según el sitio inyectado, lo que permite utilizarla en patologías que manifiestan contracción muscular exagerada ó secreción glandular excesiva.
“Este fármaco está indicado para desórdenes neurólogicos, como el blefaroespasmo —que es una patología que se produce por el cierre anormal del párpado del ojo- y en tortícolis espasmódica”, afirmó en conferencia de prensa el jefe del Programa de Parkinson y Movimientos Anormales del Servicio de Neurología del Hospital de Clínicas José de San Martín, Federico Micheli.
Todas aquellas situaciones en las cuales exista una contracción patológica de los músculos pueden beneficiarse con la aplicación de esta toxina, “porque ella produce relajación muscular en la zona de aplicación. El músculo queda sin el estímulo nervioso y esto lo afloja enormemente, en forma transitoria, ya que el impulso se recupera al cabo de unos meses”, afirmó Micheli, quien también es profesor titular de la cátedra de Neurología en la Facultad de Medicina de la UBA.
El especialista agregó que este fármaco se aplica mediante una inyección intramuscular en la zona a tratar y, tras esa infiltración, “el bloqueo de la neurotransmisión es irreversible y no puede ser modificado por estimulación eléctrica o farmacológica. Pero a los pocos meses de su uso se recupera el impulso de transmisión y el músculo vuelve a su estado original, y de ser necesario se reaplica la toxina. Esa es la razón por la cual el efecto del tratamiento dura aproximadamente entre tres y cuatro meses”, explicó Micheli.
La medicina estética también utiliza esta toxina para mejorar las “arrugas dinámicas, que se producen por contracción muscular mímica o de expresión en el rostro y cuello. Son las que se conocen popularmente como patas de gallo, arrugas del entrecejo y líneas de la frente”, indicó la médica especialista en Dermatología del Hospital Fernández, Mercedes Fontana.
Una vez aplicada a los pacientes, “sus efectos son visibles durante la semana posterior al tratamiento, que consiste en pequeñas inyecciones intramusculares colocadas sobre la zona a tratar, y permanecen durante cuatro meses”, señaló la especialista.
“El procedimiento se realiza sin anestesia; no duele y es rápido, ya que su aplicación dura unos 20 minutos. El paciente puede retomar su actividad habitual de inmediato y no deja secuelas, aunque como casi toda práctica médica está contraindicada en el embarazo”, especificó Fontana.
Este producto fue desarrollado por el laboratorio alemán Merz y fue licenciado en la Argentina por la empresa nacional Phoenix. “Es tan potente y estable como sus antecesores, pero a diferencia de aquellos posee un máximo grado de pureza. Así lo demostraron diversos estudios que coincidieron en señalar que por primera vez se logró aislar el ingrediente activo, la neurotoxina, eliminando las proteínas asociadas. Al eliminar el complejo proteico, el organismo no produce tantos anticuerpos contra esta sustancia y permite más aplicaciones de dosis y genera esperanza para tratamientos a largo plazo”, explicó el gerente de Unidad de Negocios de Phoenix, Jorge Winiar.
NG EV