El 63 por ciento de los hogares inquilinos admite “estar endeudado con familiares o particulares y la mayor parte de esa deuda es utilizada para pagar el alquiler”, de acuerdo a un estudio realizado sobre la situación de los alquileres en la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Gran Buenos Aires.
La investigación fue hecha por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), Instituto de Geografía de la UBA, CEUR-CONICET, la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios (EIDAES) y el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Los resultados revelan una situación de “precariedad económica y habitacional”, que se profundiza en el caso de los hogares sostenidos por mujeres, ya que “tienen mayores niveles de deuda, menos posibilidades de ahorrar y se ven más comprometidas por la brecha de género”, explicó a AUNO, el sociólogo Matías Weibel, de ACIJ y miembro del equipo de trabajo del informe.
En lo que respecta a la situación financiera, aseguró que para las mujeres es una situación “apremiante” ya que tienen mayores niveles de deuda, menos posibilidades de ahorrar y se ven más comprometidas por la brecha de género.
Hay un 6 por ciento más de inquilinos empleados que en 2021, pero con el salario que ganan, alcanzan cada vez menos, advierten los investigadores, y el informe remarca: “A pesar de trabajar más, destinan una porción cada vez más alta de sus ingresos a pagar el alquiler”.
Mientras que en el 2021, el 24 por ciento de los hogares destinaba más de la mitad de sus ingresos, “en 2022 esa proporción de hogares aumentó al 32 ciento”, señalaron los especialistas en el estudio que tomó 1508 casos de personas inquilinas, al tanto de las principales decisiones económicas de su hogar en noviembre de 2022.
En diálogo con AUNO, el presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), Alejandro Bennazar, consideró que se agudiza el problema de alquilar por el impacto de la Ley de Alquileres ya que “perjudica la oferta de las propiedades de parte del propietario, porque no acepta la retención de dos a tres años, el índice de actualización y no acepta la forma cada 12 meses”.
El presidente de la Unión Argentina de Inquilinos (UAI), Ricardo Botana, coincidió con Bennazar en que los inquilinos “cada vez tienen menos oferta” y lamentablemente, si bien la Ley trajo muchas herramientas a los inquilinos, “muchos propietarios decidieron sacar los inmuebles de los tradicionales, abocarse a la venta o ponerlos en las plataformas de alquileres temporales como Airbnb ”.
El grupo de organizaciones que llevaron adelante la encuesta advierte que “algunos discursos en la agenda pública la señalan (a la Ley de Alquileres) como la culpable de los problemas actuales del acceso al mercado de alquiler”, sin prestar atención a otros factores determinantes, como el contexto macroeconómico de altísima inflación y devaluación.
La Ley de Alquileres, en el ojo de la tormenta
La nueva Ley de Alquileres, aprobada en junio de 2020 en el Senado de la Nación, tuvo el objetivo de dar un marco de previsibilidad a los inquilinos, a través algunas condiciones como, por ejemplo:
- Contrato mínimo: el plazo mínimo para el contrato de un alquiler pasa a ser de dos a tres años.
- Ajustes: sólo se pueden realizar ajustes anuales que se determinan por un índice conformado en partes iguales por las variaciones mensuales del índice de precios al consumidor (IPC) y la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE);
- Expensas: las expensas quedan a cargo del locatario, esto tiene que ver con los servicios normales y permanentes.
Bennazar aseguró que al inquilino le afectó la Ley de Alquileres debido a que en “una sola vez tiene un impacto del 95 por ciento de lo que es la actualización del alquiler, y lo que necesita es el aumento de la oferta y no la disminución”.
Esta situación puede producir que haya inquilinos que terminan endeudados, Botana explicó que en esos casos “no le van a renovar (el contrato de alquiler), si tiene alguna garantía o garante le van a hacer una ejecución de alquileres, y desde ahí irán a una medida judicial, que puede embargar sueldos o propiedad del garante también”.
El líder de la organización reveló también que los inquilinos “no tienen ningún beneficio a excepción de que sea un inquilino que paga Impuestos a la Ganancias, que puede deducir el alquiler, tiene que estar anotado en el Régimen de Registración de contratos de Locación de Inmuebles ( RELI) de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)”, agregó.
En cuanto a las propiedades que se ofrecen en precio dólar, Bennazar explicó que “pueden servir para el turismo, pero a la persona que quiere alquilar en esa ciudad no le conviene, porque ve que cada vez hay menos oferta, mientras que el propietario puede buscar otras alternativas”, como el alquiler temporario o turístico por medio de aplicaciones.
“Al propietario no solo le duplica o triplica la renta en el arranque sino que se la sostiene durante todo el año, entonces prefiere ese mercado y no en el tradicional que estaba”, agregó el presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
Los problemas de los inquilinos a la hora de alquilar
Las personas que buscan casas o departamentos en alquiler deben sortear las dificultades de la poca oferta en el mercado inmobiliario, el aumento de la renta de los inmuebles ajustado a la inflación, y los sueldos bajos de este periodo.
Antonella Baldi, joven profesional que alquila en la ciudad bonaerense de Llavallol, paga 25 mil pesos sin expensas por un departamento de dos ambientes, con un contrato que establece aumento anual, y que en la última actualización el alquiler aumentó un 45 por ciento.
“Firmé con una inmobiliaria que respeta que los aumentos sean anuales en base al índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) que es un porcentaje que da la inflación con los aumentos salariales, se calcula y se saca un porcentaje”, detalló.
Si bien el alquiler hoy no representa un volumen alto de su sueldo, ahora que debe buscar un nuevo espacio , encuentra que los precios son muy altos respecto a lo que paga. “Ahora debo privarme de algunas comodidades: no comprarme ropa o no salir tanto a comer afuera o irme de vacaciones”, contó a AUNO.
Otro caso es Azize El Halli Obeid, vecina del barrio porteño de Balvanera que alquila un PH con tres ambientes y paga 80 mil pesos más 1.500 pesos de expensas, y el mes que viene tendrá que enfrentar la actualización de su contrato.
“En mayo me toca la actualización anual por la Ley de Alquileres que aún no me dijeron el monto, entiendo que eso está atado a la inflación”, explicó Azize, que al igual de Baldi, tuvo que “dejar de lado” las salidas a comer afuera y la compra de otras cosas.
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MC-SAM