(AUNO*) Si bien la fecha pasó prácticamente desapercibida, el 10 de enero pasado se cumplieron 15 años de la realización del primer transplante hepático en el país, que le permitió seguir con vida a una uruguaya de 19 años, que sufría una enfermedad conocida como colangitis esclerosante primaria, y ya estaba en estado terminal. Esa intervención, realizada en el centenario Hospital Italiano porteño, se convirtió en el germen de una serie de prácticas y estudios vinculados con técnicas de transplante, que llevaron a ese centro asistencial porteño a avanzar ahora en el desarrollo de un hígado bioartificial pediátrico.
Pablo Argibay, director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental (ICBME) de ese centro asistenciario explicó que este desarrollo servirá para uso “en niños que tienen una hepatitis fulminante y en los cuales se hace difícil conseguir un trasplante inmediato”. El especialista explicó que “el sistema consta de una parte artificial que permite el intercambio de sangre entre el paciente y la parte biológica del hígado artificial. Esta ultima parte esta constituida por células de cerdo a las que se las ha modificado por técnicas de ingeniería de tejidos para hacerlas más efectivas”.
Actualmente, este estudio, explicó el especialista a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, se encuentra en una etapa en la que “se ha terminado la parte de simulación en banco de pruebas –presentado internacionalmente-, y se esta desarrollando la experimentación animal y un prototipo está disponible para usar en humanos”.
Si bien aclaró que “se han desarrollado sistemas similares en pocos lugares del mundo”, estos casos fueron “básicamente para adultos”. “En una reunión reciente en la American Asociation for Artificial Internal Organs (ASAIO), en Washington, nuestro modelo fue presentado en sociedad a nivel mundial y acaba de publicarse en la revista Artificial Organs nuestros resultados los que han sido bien acogidos por la comunidad internacional”.
Una historia de avances
Aquel 10 de enero de 1988, con esa intervención que salvó la vida de la joven uruguaya, el Hospital Italiano se convirtió en el segundo en Latinoamérica en realizar esta acción, luego de la Universidad de San Pablo, en Brasil. Un mes después, hace poco más de 15 años, se realizó en el mismo lugar el primer transplante pediátrico de América del Sur, que recibió un chico de dos años que sufría de atresia de las vías biliares.
Desde aquellos días, los médicos de ese hospital avanzaron siempre en el camino de la innovación en torno a los transplantes hepáticos, y en 1989, pusieron en práctica por primera vez otro adelanto: implantaron un hígado reducido a un receptor pediátrico, utilizando el hígado izquierdo de un donante cadavérico. “En ese momento, era la única opción de vida para esos niños”, explicaron voceros de ese centro asistencial.
Desde allí, con adelantos en técnicas de trasplante, en 1990 se realizó la primera bipartición hepática, utilizándose el hígado izquierdo para un trasplante pediátrico y el derecho para un adulto en emergencia nacional. Un año después, y con el objetivo de reducir la mortalidad de pacientes en la lista de espera pediátrica –que era superior al 40 por ciento- en el hospital se realizó el primer trasplante hepático de donante vivo relacionado (un pariente) en pediatría, “siendo pioneros de una tecnología hoy universalmente aceptada, que permite reducir esa mortalidad al 2%”.
Otro hito fue en 1996, cuando se realizó el primer trasplante combinado de hígado y riñón, de los que hasta la fecha se llevaron a cabo cinco. “El avance de la cirugía, la anestesia y métodos de soporte permitieron también a los especialistas intervenir a pacientes Testigos de Jehová sin necesidad de transfusiones de sangre, ya que no las aceptan por una cuestión religiosa”, explicaron voceros del hospital.
En el plano de los adelantes médicos, el Programa de Trasplante Hepático del Hospital participó en diversos hitos de avanzada, como la utilización de un hígado bioartificial desarrollado en la Unidad de Medicina Experimental del Hospital, “y con el que se sostuvieron las funciones hepáticas de una paciente hasta la realización del trasplante definitivo o la utilización de un novísimo sistema de soporte hepático artificial, el MARS (sistema de diálisis basado en la remoción de toxinas a través de albúmina), utilizado en condiciones específicas de pacientes con insuficiencia hepática”.
Y ahora, en ese camino de búsqueda de innovaciones, se explicó que “recientemente, el programa de trasplante hepático está trabajando en conjunto con el Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital en el desarrollo del hígado bioartificial pediátrico (Hi-Bel, Hospital Italiano Biological External Liver) y en la posibilidad del trasplante de células hepáticas en niños con enfermedades metabólicas”.
Aquel 10 de enero de 1988, con esa intervención que salvó la vida de la joven uruguaya, el Hospital Italiano se convirtió en el segundo en Latinoamérica en realizar esta acción, luego de la Universidad de San Pablo, en Brasil. Un mes después, hace poco más de 15 años, se realizó en el mismo lugar el primer transplante pediátrico de América del Sur, que recibió un chico de dos años que sufría de atresia de las vías biliares.
Desde aquellos días, los médicos de ese hospital avanzaron siempre en el camino de la innovación en torno a los transplantes hepáticos, y en 1989, pusieron en práctica por primera vez otro adelanto: implantaron un hígado reducido a un receptor pediátrico, utilizando el hígado izquierdo de un donante cadavérico. “En ese momento, era la única opción de vida para esos niños”, explicaron voceros de ese centro asistencial.
Desde allí, con adelantos en técnicas de trasplante, en 1990 se realizó la primera bipartición hepática, utilizándose el hígado izquierdo para un trasplante pediátrico y el derecho para un adulto en emergencia nacional. Un año después, y con el objetivo de reducir la mortalidad de pacientes en la lista de espera pediátrica –que era superior al 40 por ciento- en el hospital se realizó el primer trasplante hepático de donante vivo relacionado (un pariente) en pediatría, “siendo pioneros de una tecnología hoy universalmente aceptada, que permite reducir esa mortalidad al 2%”.
Otro hito fue en 1996, cuando se realizó el primer trasplante combinado de hígado y riñón, de los que hasta la fecha se llevaron a cabo cinco. “El avance de la cirugía, la anestesia y métodos de soporte permitieron también a los especialistas intervenir a pacientes Testigos de Jehová sin necesidad de transfusiones de sangre, ya que no las aceptan por una cuestión religiosa”, explicaron voceros del hospital.
En el plano de los adelantes médicos, el Programa de Trasplante Hepático del Hospital participó en diversos hitos de avanzada, como la utilización de un hígado bioartificial desarrollado en la Unidad de Medicina Experimental del Hospital, “y con el que se sostuvieron las funciones hepáticas de una paciente hasta la realización del trasplante definitivo o la utilización de un novísimo sistema de soporte hepático artificial, el MARS (sistema de diálisis basado en la remoción de toxinas a través de albúmina), utilizado en condiciones específicas de pacientes con insuficiencia hepática”.
Y ahora, en ese camino de búsqueda de innovaciones, se explicó que “recientemente, y en la misma línea de desarrollos, el programa de trasplante hepático está trabajando en conjunto con el Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital en el desarrollo de un hígado bioartificial pediátrico (Hi-Bel, Hospital Italiano Biological External Liver) y en la posibilidad del trasplante de células hepáticas en niños con enfermedades metabólicas”.
AUNO 22-7-03 MAR