(AUNO).- La hipersensibilidad, la dificultad para efectuar movimientos y la fiebre prolongada superior a los 39 grados, constituyen parte de la sintomatología que presenta esta patología en su etapa inicial que, si bien puede manifestarse a cualquier edad, en los chicos no suele hacerlo a través del dolor agudo. Esta situación retrasa la consulta y el diagnóstico.
Y la detección precoz resulta fundamental para la indicación de un tratamiento adecuado que prevenga futuras discapacidades o malformaciones.
Toda articulación ocupa un espacio entre dos huesos y se encuentra protegida por una membrana que segrega líquido sinovial, que actúa como un lubricante que facilita el movimiento. En los casos de artritis, esta membrana se inflama, se produce hinchazón y las posibilidades de flexionar las articulaciones afectadas disminuyen.
Stella Garay, jefa de la Unidad de Reumatología del Hospital de Niños de la Ciudad de la Plata, explicó, en declaraciones a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión, que la ARJ “es una enfermedad potencialmente discapacitante. Su avance dependerá del grado de severidad alcanzado y de la respuesta que experimente cada paciente ante la medicación”.
En ese sentido, consignó que de los 3144 pacientes que fueron asistidos por la Unidad que dirige en el 2002, 740 fueron niños, y un 23 por ciento de ellos correspondieron a casos de artrosis originados antes de los 16 años de edad.
Aunque no hay certezas respecto al origen de esta enfermedad, diversos estudios indican que un cierto tipo de gérmenes operan como detonantes en aquellos sujetos que están genéticamente predispuestos a padecerla. Pero esto no implica que el factor hereditario sea 100 por ciento determinante en cuanto al surgimiento de la artrosis.
Entre los distintos tipos de ARJ existe uno denominado sistémico, que se inicia con fiebre alta, superior a los 39 grados, con uno o dos picos diarios durante por los menos 15 días. Según Garay, esta es “la forma más peligrosa” que asume la patología.
“El modo sistémico es el más peligroso porque puede afectar órganos como el hígado, el corazón o el pulmón. En estos casos, la afectación articular puede no ser evidente, y por eso el profesional debe actuar con celeridad para descartar otras enfermedades, ya que puede ser el comienzo de este tipo de ARJ que irrumpe meses después del cuadro febril”, explicó.
La ARJ afecta tanto a las articulaciones grandes (hombros, codos, muñecas, caderas, rodillas y tobillos) como a las pequeñas (manos, pies y cuello). Produce hinchazón, dolor y dificultad para efectuar movimientos. Si no se trata, puede ocasionar la destrucción de los tendones, los cartílagos, los ligamentos, los huesos y causar incluso discapacidades.
Hasta el momento, no hay forma de prevenir el desarrollo de la enfermedad, pero si se pueden disminuir sus efectos y evitar las discapacidades físicas. Garay señaló además que “un paciente no debe permanecer inmóvil”. El descanso es necesario pero debe complementarse con alguna actividad física como la natación. No es conveniente la práctica de deportes en los que haya que saltar mucho, como el fútbol o el básquet.
“Se trata de una enfermedad progresiva que puede provocar discapacidades totales. Por eso resulta fundamental la consulta precoz. Los padres deben recurrir con suma rapidez a un médico pediatra siempre que el niño se queje por un dolor o inflamación articular, y sobre todo si se presenta fiebre”, puntualizó.
AUNO 22-7-03 lc mar
ARJ: una lesión en las articulaciones que puede terminar en discapacidad
La hinchazón de las rodillas, los tobillos y otras articulaciones en el cuerpo de un niño pueden significar algo más grave que la mera consecuencia de un golpe producido durante un juego. Muchas veces, estas aparentes lesiones son los primeros síntomas que manifiesta la Artritis Reumatoidea Juvenil (ARJ), una enfermedad que en el 30 por ciento de los casos produce discapacidades.
Por Leonardo Castillo