La campaña de Los Andes durante el 2009 estuvo marcada por los errores cometidos tanto en el plano deportivo como en el dirigencial. Desaciertos, en suma, que se repiten hasta el cansancio en el Mundo “Milrayitas” con el paso de las temporadas. Un descenso, tres entrenadores y proyectos que se desvanecieron por falta de respaldo, singaron el derrotero de una institución que, a lo largo de doce meses, no pudo sentar las bases para el inicio de un proceso serio.
Los Andes transitó el 2009 con tres cuerpos técnicos diferentes. Comenzó el año aún en la B Nacional, con Enrique Hrabina como entrenador, que dirigió cuatro partidos y se bajó del barco por motivos que aún no quedaron del todo claros.
Lo sucedió Luis Blanco, un director técnico que dejó una buena imagen, pero que tras la pérdida de categoría y la acumulación de malos resultados, debió alejarse. Germán Corengia, que con apenas 28 años se desempeñaba como coordinador de las divisiones inferiores, tomó la posta y aún sigue en funciones.
Y cuando los procesos duran solamente un par de partidos, las conclusiones resultan evidentes: descenso a la B Metropolitana y una campaña irregular, en la cual el club lomense marcha a doce unidades de Sarmiento, puntero de la competencia.
Sin embargo, Los Andes contó con una chance importante de mantenerse en la B Nacional, nada más ni nada menos que en la Promoción ante Deportivo Merlo.
Pero en aquella serie, el elenco albirrojo no logró imponer su superioridad futbolística, y fue vencido por 1-0 en los dos encuentros a manos de un grupo de jugadores que dio todo en pos de alcanzar el objetivo.
La temporada 2008/09 culminó de la peor manera en aquella noche invernal en el estadio Eduardo Gallardón, cuando se jugaba la revancha ante el conjunto del Oeste. Dos jugadores resultaron expulsados (Alberto Yaqué y Walter Cáceres), producto de un enfrentamientos entre ambos planteles.
Hinchas desilusionados, enojados y muchos desencajados, que a la salida del estadio pretendieron buscar una respuesta en medio de un violento desahogo, pintaban el escenario de una jornada olvidable para el pueblo “Milrayitas”.
Con cánticos contra los jugadores, los dirigentes y todas las personas cercanas a la vida política de club, Los Andes se despedía de la B Nacional, con más dudas que certezas.
Llegó entonces el momento de analizar los desaciertos cometidos. Había que barajar y dar de nuevo. A priori, ésa era la idea. Pero lo que parecía el inicio de un proceso de lago aliento, con la continuidad de Blanco y la intención de procurar un rápido retorno a la B Nacional, duró nada más que unas cuantas fechas.
La costumbre del Mundo de Los Andes volvía a reinar. Los malos resultados del ciclo de Blanco, marcaron la repetición de una vieja tendencia. Luego de la derrota 1-0 ante Almirante Brown, por la 8ª fecha, en el Gallardón, el DT, agobiado por las críticas, dejó su puesto.
Lejos de la punta en el campeonato, Corengia asumió interinamente en el cargo. Y para sorpresa de muchos, el coordinador general de las divisiones inferiores experimentó un prometedor arranque. Logró posicionar a Los Andes en los puestos de vanguardia, gracias a las cinco victorias y un empate obtenidos en sus primeras seis presentaciones.
El joven orientador permaneció en el cargo. Así, los planes de renovación volvieron a aparecer. Por las calles de Lomas se escuchaban voces que hablaban de un proyecto a largo plazo, con muchos jóvenes de las inferiores integrando el plantel profesional, una idea que remitía a la misma concepción que le permitió a Lanús afianzarse en el fútbol grande de Argentina.
En el medio de todo esto, en el club hubo elecciones, pero como se presentó una única lista, Vicente Rudi, que ejerció como presidente de la entidad entre los años 2004 y 2005, volvió al cargo.
Sin embargo, todavía faltaba la frutilla del postre. En las últimas cinco jornadas, el equipo del Sur del Gran Buenos Aires, que supo ser el líder del torneo, tuvo un bajón increíble en el final del año (perdió cuatro encuentros y empató otro) y quedó lejos de Sarmiento, el líder de la B Metropolitana.
Lejos de la cima del campeonato, Los Andes terminó el 2009 con un saldo negativo en el haber y muchos sinsabores.
El club está ahora en la Primera B Metropolitana, una categoría desde la cual se potenciaron algunas instituciones que hoy militan en Primera División, y que llegaron a ese lugar porque supieron realizar un trabajo a largo plazo. Algo que la dirigencia “Milrayitas” debiera imitar.
MM-LDC
AUNO-30-12-09
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