El “Cine Popular La Luciérnaga” es un espacio artístico nacido hace casi un lustro en Remedios de Escalada, en el sur del conurbano bonaerense. “Nuestra idea fue y es recuperar los cines barriales, que escasean cada vez más y existen sólo en grandes supermercados”, explicó la referente de la entidad Pamela Calvo.
La iniciativa es llevada adelante por un grupo de amigos que decidió gestar un proyecto a partir de la problemática de acceder “a ver un cine diferente”. ¿Las motivaciones? “Hoy los cines en nuestro barrio son muy escasos, están ubicados en grandes centros comerciales, con entradas a valores inaccesibles y con una acotada oferta de películas”, enfatiza el grupo en su manifiesto.
El espacio audiovisual del sur del conurbano bonaerense se expresa todos los fines de semana en la sede de la Federación de Entidades de Remedios de Escalada (FERE), ubicada en Rosales 954. Con entradas “a la gorra”, donde cada uno deja lo que puede, todos los vecinos pueden disfrutar de las películas sin importar su situación económica. “El cine es una herramienta de discusión y de debate. Desde este lugar, al decidir que películas queremos ver, también estamos diciendo qué es lo que queremos elegir”, expresó Calvo.
Las exhibiciones de La Luciérnaga son muy variadas. Entre las películas que suele proyectar se cuentan “Cuestión de Principios”, basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa; “Zenitram”, la historia de un superhéroe argentino que se enfrenta a empresas multinacionales; “El Nexo”, que narra la resistencia de los vecinos de la Villa 21 a un ataque extraterrestre; y “Un arma cargada de futuro”, un documental que reflexiona sobre la lucha revolucionaria de los ’60 y ’70.
Igualmente, Calvo aclaró, en diálogo con AUNO-Tercer Sector: “No nos interesamos solamente en películas con contenido político sino que tratamos de que haya películas de todo tipo para que todos puedan acceder al cine barrial. Queremos que sea una propuesta amplia y participativa”.
El grupo que trabaja en el proyecto desde 2006 está compuesto por 10 personas que no estudian ni trabajan en torno al cine. “Simplemente tuvimos ganas de hacer algo, de crear espacios de encuentro y de decidir sobre qué queríamos charlar”, reflexionó Calvo.
La selección es democrática. “Nos reunimos a debatir y definir qué es lo que vamos a pasar. Para eso, comentamos entre nosotros las películas que nos interesa exhibir y, entre todos, vamos armando los ciclos de cine”, explicó.
Si algo caracteriza a La Luciérnaga es su autogestión. “Hacemos todo entre nosotros: desde conseguir las películas, hasta la difusión de las fechas”, señaló la referente del proyecto, que si bien está centrado en la recuperación del cine barrial, también se dedica a otros fines, como el armado de una videoteca popular, las proyecciones cinematográficas en eventos de otras organizaciones sociales (como en la Muestra de Organizaciones Culturales Comunitarias Autogestivas –Mocca-), y la participación en la “Red de Espacios Culturales”, junto a otras entidades independientes.
La experiencia de estos jóvenes emprendedores es similar a la de otros que deciden “pelearla desde abajo”. “Empezamos sin tener ni el proyector y tuvimos que organizar peñas para poder comprarlo”, recordó Calvo.
Las diferencias de esta iniciativa con el cine comercial de las grandes cadenas son notables. Las estructuras edilicias son lógicamente distintas, en la versión barrial no se cobra entrada con precio fijo y se permite la votación para las próximas producciones que ocuparán la cartelera.
Todo el que quiera asistir a las funciones del Cine Popular La Luciérnaga podrá hacerlo acercándose los domingos a las 19 a la sede de la FERE. Para chequear la cartelera mensual, basta con ingresar a www.grupolaluciernaga.com.ar.