La aplastante cantidad de ciudadanos que fueron a votar en las elecciones primarias y el todavía más aplastante respaldo que consiguió Cristina Fernández dejó desnuda a la oposición, cuyos principales líderes transitaron por la campaña electoral con viejos discursos y anacrónicas recetas.
La pobreza intelectual de varios de los candidatos opositores es una de las características dramáticas del elenco opositor de derecha, centroderecha o progre sin sal.
Quedó en evidencia que un amplio abanico opositor con muy pequeña adhesión del pueblo argentino sí tiene un proyecto alternativo al del gobierno nacional.
El proyecto en cuestión, aunque no fuere explicitado, consiste en el ajuste, el achicamiento, la devaluación salvaje, sin paritarias salariales, represivo, sin justicia social, con salarios miserables y un política agroexportadora boba.
Al apostar por una Argentina tontamente agroexportadora y desindustrializadora están apostando por una Argentina medieval y por lo tanto anterior a la modernidad.
Es decir, tienen en sus cabezas un país viejo, colonial. En el mejor de los casos piensan volver a 1910. Este proyecto anacrónico, aislacionista e irreal es el que fue derrotado en las urnas.
Casi que vuelven a tener validez aquellas viejas palabras de Perón que no dejan de contener una gran dosis de modestia concesiva: “No es que seamos buenos, es que los que nos siguieron han sido muy malos que nos hacen a nosotros óptimos”. Aunque ello no equivale a quitarle méritos al oficialismo nacional.
El gobierno de Cristina Fernández, aunque faltan innumerables temas a solucionar como el minero, la pobreza, ley financiera, una agresiva política ferroviaria y un proyecto contra la apropiación de la tierra, entre otros, desanda el ideario profundo de la dictadura cívico-militar, que debe ser tomada como el primer paso dramático del proyecto neoliberal para el país. Por ese motivo, nadie debe esperar que regalen ramos de rosas.
Mientras tanto, la parte principal de la oposición, aunque desgajada por el castigo del pueblo en las urnas, debe retomar la política que abandonó en los últimos años para dejarse caer en brazos de corporaciones.
El Gobierno, a su vez, si logra ese respaldo el 23 de octubre ganará en primera vuelta pero ello le tendrá que servir para arreglar un cúmulo de problemas que todavía están pendientes de solución.
AUNO 16-08-11
HRC