Suena la música y nacen los primeros movimientos sobre la pista. Las figuras y saltos van al ritmo de la melodía, bajo la mirada atenta de su entrenadora. La cancha de básquet del club se puebla de colores, lentejuelas y piruetas. Cuando se escuchan los primeros acordes de la canción que el patinador eligió, lentamente empieza a recorrer la pista, con los movimientos de una coreografía previamente preparada para la competencia, donde familiares y amigos asisten para verlo hacer lo que tanto lo apasiona.
Claudio González, Benjamín Esquivel, Dominic Altamirano y Bruno Fabio realizan patinaje artístico en clubes de Esteban Echeverría, sin importarles los prejuicios de género, porque los “hace felices”; ellos se lucen con sus coreografías en distintos torneos y ligas, donde “dejan todo” sobre la pista para demostrar que, a la hora de hacer lo que a uno le gusta, no hay género ni edad.
Todos le dicen Lolo en el club, casi nadie lo llama Claudio. Quiso aprender a patinar cuando vio a su hermana Morena moverse sobre las cuatro ruedas en el playón del Club Zuviría en Monte Grande. Parecía que volaba, así lo recuerda. Ella había comenzado a patinar en 2020, pero “sólo pudo ir a tres o cuatro clases, porque después se cerró todo a causa de la pandemia”, contó a AUNO Mariana Villanueva, mamá de Lolo y Morena.
A los cuatro años le dijo a su mamá que quería patinar, y entonces comenzaron una campaña para poder conseguir “los patines para que él practicara el mismo deporte que su hermana”, explicó Villanueva. Cuando “Lolo” comenzó a patinar, parientes y allegados sostenían que era su madre quien lo obligaba a realizar la misma disciplina que su hermana, y que “él debía jugar a la pelota” porque “era varón”.
Era el único en la clase, pero no le importó o ni siquiera se lo cuestionó. Y su mamá tampoco reparó en los comentarios que hacían mella sobre un deporte con la etiqueta ‘para nenas’. “No había dejado todavía los pañales y ya andaba con los patines alrededor de la mesa”, recordó sobre los primeros meses de aprendizaje.
«Lolo cuando se sube a los patines se transforma”, explicó su mamá y continuó: “Cuando sale a patinar lo hace con alegría”. Y esa euforia que siente cuando está sobre los rollers, lo llevó en noviembre a una competencia realizada en Gualeguaychú, en Entre Ríos, donde representó al Club Atlético Monte Grande (CAMG), y mostró todo lo que sabe hacer sobre la pista de patinaje, y al terminar su presentación el público a modo de felicitación le arrojó peluches.
Ludmila Gómez, actual entrenadora de “Lolo”, en la escuelita de patinaje artístico Lu Gómez, también da clases a Benjamín Esquivel y Dominic Altamira, lo que considera “increíble” porque suelen ser “pocos nenes” que se ponen las botas, y explicó que “es importante que el patinaje sea para todos” porque “son iguales en cualquier deporte”, y cualquiera “puede desarrollarlo”.
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Benjamín tiene 8 años y comenzó a patinar en las vacaciones de invierno, junto con su hermanita, Catalina, de 4. “La verdad no sabemos por qué eligió patinar. Acompañó a su hermana a su primera clase, y nos dijo ahí que él también quería patinar”, explicó Milena Méndez, mamá de Benjamín.
Él ya había realizado varios deportes: fútbol, natación y taekwondo, entre otros, pero no encontraba “nada que le gustara”, recordó ella, y afirmó que “con patín fue distinto”, ya que desde el primer momento “le encantó”. “A la hora de patinar (Benjamín) lo da todo”, contó su mamá. Desde la familia, “no hubo prejuicios”, sólo comentarios sobre que “los patines y las mallas son caros”.
Benjamín participó en octubre y noviembre pasado en torneos amistosos, donde realizó “un buen desempeño” y consiguió “el primer puesto”, explicó su entrenadora.
Dominic de 6 años recibió sus patines cuando tenía 4, y comenzó a patinar en un club “donde no lo incluían” porque “sólo se ocupaban de las nenas que ya patinaban ahí”, explicó Cintia Ojeda, mamá del nene. Sin embargo, la pasión pudo más y buscó otro espacio para poder seguir con sus sueños. A mediados del año pasado comenzó a patinar en la escuela Lu Gómez, “donde se siente cómodo” e “hizo muchos amigos, entre ellos Lolo (González) y Benjamín (Esquivel)”, contó Ojeda.
En un principio algunos familiares cuando se enteraron que practicaría patín comentaron cosas como: “’¿Estás segura?’, ‘Se van a burlar de él’, ‘¿Por qué no lo llevas a fútbol?’, ‘Eso es más para nena'», recordó su mamá. “La verdad no me importa lo piensen o digan, mientras mi hijo sea feliz”, aseguró con firmeza, con la seguridad de hacer lo que corresponde.
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Bruno tiene 23 años y realiza patinaje artístico desde hace más de 7 meses en el Club Atlético Monte Grande (CAMG), bajo el entrenamiento de Flavia Matrecari. Él comenzó haciendo rollers como hobby, hasta que decidió hacer esta disciplina, la cual, según contó a AUNO “siempre fue su sueño frustrado”.
Con el tiempo se enteraría que “era uno de los pocos hombres” que practicaban este deporte en la institución, aunque ahora es el único. En lo personal, afortunadamente “nunca” tuvo prejuicios, ya que sus padres siempre lo apoyaron y acompañaron en las competencias. “Sé que hay muchos prejuicios, porque es un deporte muy femenino”, explicó.
Bruno obtuvo el primer puesto en el torneo de la liga organizado en la ciudad de Turdera el año pasado, y también compitió en el que se organizó en noviembre en la ciudad de Gualeguaychú, donde también salió primero, recordó el patinador. Probablemente, ahora ya se esté concentrando para los próximos torneos.
Al igual que Dominic que este año prepara su coreo para participar en los amistosos de la Unión de Patinadores Libres y Artísticos (UPLA). En esa misma liga, y en la que realizará la Asociación LUTZ también estará presente Lolo. A estos muchachos sobre ruedas, nada los detiene.
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Un agradecimiento especial a la escuela Lu Gómez, a los patinadores y sus familias por compartir sus experiencias.