Lomas de Zamora, mayo 18 (AUNO). “Esa noche me acosté sin mirarla, no quería discutir. Y entonces fue como una pesadilla, la misma que tengo siempre, incluso ahora en la cárcel. Sentí que me atacaban, sentí patadas y gritos. Entré en pánico, estaba muy descontrolado, no sabía qué hora era ni cuánto tiempo pasó hasta que en un momento me desperté, la vi acostada al lado mío y le dije: ¿Susy estás bien?”. Así relató Alberto Ponce, único imputado por el crimen de su ex pareja Susana Leiva, lo ocurrido en la madrugada del 16 de julio de 2013, ante el Tribunal Oral en lo Criminal 8 de Lomas de Zamora.
“Al ver que no respondía le mojé la cara con agua fría. Le tomé el pulso, pensé que quizás se había desmayado. No supe que hacer, hacía mucho frío ese día, no quería despertar a los nenes y Susy no respiraba”, explicó el hombre.
“Para ir a la comisaría tenía que levantar a mi mamá y dejarle a los chicos, pero no quería molestarla. Teníamos un pozo ciego en casa derrumbado y opté por esconderla ahí, para que los nenes no la vieran y para no molestar a mi madre”, confesó el imputado.
Esa noche, Ponce había vuelto de trabajar cerca de las 23. En el camino había comprado dos bolsas de 2 gramos de cocaína y las había consumido, una en el auto y otra en el baño de su casa, según contó. “Cuando me acosté no quise que Susy me viera y se diera cuenta de que estaba drogado, pero ella quería discutir”, declaró ante el tribunal lomense.
Durante la audiencia también declaró la hermana de la víctima, Angelina Leiva, quien aseguró que su cuñado era muy celoso. “Él decía que todas las mucamas eran putas que se acostaban con los porteros o con los de seguridad”, explicó en referencia a la profesión de Susana y aclaró que días antes de su desaparición ella le había confesado que quería separarse de Ponce porque él “la tenía cansada, y era muy celoso y obsesivo”.
El fiscal Pablo Pando también citó a declarar a dos policías que en 2013 integraban el Gabinete de búsqueda de personas y de homicidio: ambos relataron el momento en que Ponce, mientras denunciaba la desaparición de su mujer, se quebró y confesó haber estrangulado a Susana. “Llevaba rasguños en las manos y estaba muy nervioso”, aseguraron los agentes.
En tanto, el abogado de la familia Leiva, Jorge Monastersky, adelantó a Crónica TV que alegará que “el consumo de cocaína de Ponce fue mínimo”, como lo demostraron todas las pericias psicológicas, y que el hecho de que el hombre escondiera el cuerpo para que los hijos no lo vieran, “demuestra con claridad que él podía diferenciar en ese momento que estaba bien o mal y alguien que no está en sus cabales no puede tomar ese tipo de decisiones”.
Familiares de la víctima, miembros de la agrupación Susana Leiva, una organización que lucha contra la violencia de género, y la concejala de Almirante Brown Marilina Russo, asistieron a la audiencia que se realizó en la sala de juicios orales de los Tribunales lomenses.
El hecho
Susana Leiva, tenía 38 años y dos hijos, uno de nueve años y otro de un año y medio, fruto de la relación con Ponce. El 24 de julio de 2013, fue hallada con signos de golpes y quemaduras de cigarrillos en el pozo ciego de su casa de la calle Blanco Encalada, en la localidad de Temperley. Su familia había denunciado su desaparición cinco días antes.
La autopsia confirmó que la mujer murió estrangulada y recibió cuatro puntazos en el abdomen, golpes en el rostro y quemaduras de cigarrillo.
Alberto Ponce llegó al juicio oral privado de su libertad y acusado de femicidio. Al momento, la hermana de Susana, Angelina, quedó al cuidado de su hijo, que hoy tiene cuatro años.
AUNO 18-05-2016
LTP-SAM