(AUNO-Tercer Sector*) En las veredas altas de esa avenida con gusto a boulevard que es Iriarte, en pleno Barracas, y a cuadras de la estación Yrigoyen del ferrocarril, el frente de un galpón destaca contra el “bar de la esquina” infaltable de cada barrio: lo atraviesa un mural pleno de colores que muestra distintas escenas de barrio. Así se puede pasar frente a un músico con su acordeón, a una murga y llegar a una puerta donde un hombre vestido de blanco y con la cara pintada (como él está pintado sobre la puerta) toca el saxo.
El mural es el regalo que hizo el Grupo de Muralistas Azul de La Boca, al barrio de Barracas. También es el reconocimiento al trabajo de Los Calandracas y el Circuito Cultural Barracas que este grupo de teatro callejero fundó en 1996: un espacio para el encuentro de más de 200 vecinos de todas las edades.
En “El Circuito” (como reza el cartel entre las dos carátulas del mural), los vecinos participan en talleres de teatro y murga, pero también generan sus propios espectáculos, que ya han dado lugar a la formación de distintos grupos, como la murga “Los Descontrolados de Barracas”, “Los Payasos del Circuito” y “El Teatral Barracas”.
El Circuito Cultural Barracas se sostiene con el esfuerzo de todos: los ingresos por entradas, las ventas en la cantina, la cuota societaria y el aporte de Proteatro y el Instituto Nacional del Teatro permiten mantener este espacio vecinal. Además, los talleres son gratuitos, porque la Secretaría de Cultura del gobierno de la ciudad de Buenos Aires paga a los profesores a cargo. El esfuerzo sistemático y comprometido de los vecinos hace el resto para darle vida al lugar.
De todos los grupos que integran la movida cultural, el mutable “Teatral Barracas” presenta por cuarto año consecutivo “El Casamiento de Anita y Mirko”, una obra inusual donde el público se confunde con los actores porque parte de la premisa de que los espectadores no son simple público, sino invitados al evento del barrio.
Casi treinta vecinos-actores están sentados en círculo en el centro del galpón devenido en teatro contra cuyas paredes se acumulan los trajes de Los Descontrolados, fotos, recortes de diario y escenografías de las últimas obras presentadas. Bajo la dirección de Corina Busquizo debaten y ultiman detalles sobre la obra, cómo tratar al público, la comida que se servirá (porque, como en todo casamiento, los invitados también tienen que comer, aunque la directora se esfuerce en aclarar que “primero está el teatro, después la comida”) y cuándo se reunirán a darle los últimos toques a la escenografía que estrenarán cuando en abril empiece la cuarta temporada de “El Casamiento de Anita y Mirko” (ver recuadro).
“Nosotros no criticamos el matrimonio, la familia, la pareja o el compromiso” remarca Corina Busquiazo, la directora de la obra, en medio de la lluvia de ideas para hacer sentir al público cómodo con su papel de protagonista: los chistes y los comentarios familiares resultan la recomendación más frecuente.
La resolución misma del conflicto de la obra habla también del espíritu que emana del Circuito Cultural Barracas, “acá todo se resuelve desde el cariño” destaca Corina. “La contención, el amparo, lo da la familia”, agrega. Así, el centro cultural fundado por los Calandracas tras nueve años de trabajo, resulta un lugar para forjar lazos entre los vecinos.
Ficción y realidad en una misma función
(AUNO-TERCER SECTOR*) El Casamiento de Anita y Mirko narra los avatares de la boda de Ana, hija de inmigrantes italianos, con el joven Mirko, nacido en Rusia. El profundo abismo cultural entre las dos familias trae los conflictos del caso: los rusos no hablan español, llegaron aquí sólo para el casamiento y la irrupción de un oficial de inmigraciones y de una ex novia (rusa, por supuesto) de Mirko le agregan tensión al argumento.
Pero este casamiento en la ficción no deja de ser un casamiento de barrio, y los vecinos-actores, que representan a los novios, a las familias, a los amigos y vecinos de Mirko y Anita debaten y comparten experiencias para profundizar a los personajes. Así, buscando mayor profundidad para una joven cantante de boleros cuya madre “ganó el canario en Si lo sabe cante, nos enteramos de las historias reales, parecidas, de algunos de los actores” cuenta un actor.
Discutiendo sobre la comida se recuerdan casamientos pasados, los más antiguos en el grupo les cuentan a los más nuevos las experiencias vividas en la obra mientras se va generando una espontánea recorrida por sus comienzos como obra de barrio “donde venían sólo los familiares y los amigos” “#8220;recuerda uno”#8220; hasta el crecimiento con la sala-salón de fiestas repleto de desconocidos.
Tres horas de ensayo pasan volando entre risas, ideas y charla. Con los días contados antes del estreno de la obra sólo quedan los detalles por pulir, pero serán pulidos en el barrio.
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Cómo comunicarse:
Circuito Cultural Barracas: Av. Iriarte 2165, Buenos Aires.
Teléfono: 4302-6825.
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*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector