(AUNO-TERCER SECTOR) “Hoy estamos aquí porque no están nuestros hijos, ellos nos parieron en esta lucha. Hace 29 años ocurrió el hecho más terrible, más trágico y más sangriento de nuestra historia” fue parte del discurso de Hebe de Bonafini en repudio al 24 de marzo de 1976 bajo la consigna ‘Por la unidad latinoamericana, contra la impunidad y el imperialismo’.
Con un microcentro desolado ya en horas del mediodía, los manifestantes comenzaron a agruparse en Plaza de Mayo y a la llegada de las integrantes de Madres, se inició la histórica ronda alrededor de la pirámide. Detrás de ellas , organizaciones cercanas al Gobierno las acompañaba levantando las banderas de la asociación con el lema ‘Ni un paso atrás’.
Los pañuelos blancos se mezclaban y mimetizaban con los puestos de comida, con las pancartas de las agrupaciones y con los turistas curiosos que se acercaban a la ronda y observaban los movimientos de la plaza con atención y cámara digital en mano.
Cuando la vuelta finalizó, Hebe de Bonafini, frente a unos pocos que habían podido acercarse, dijo: “Hoy como cada jueves, hace 28 años estamos en esta Plaza, para nosotras todos los jueves son 24 de marzo y luchamos para reivindicar la memoria de nuestro hijos”. Luego se dirigieron por Diagonal Norte para marchar hasta el Obelisco detrás de una bandera que decía: ‘No al pago de la deuda externa’.
Un miembro de la agrupación Federación Tierra y Vivienda aseguró que “esto no es nuevo para nosotros, el FTV siempre acompañó esa lucha, nosotros tenemos un compañero que estuvo detenido durante a dictadura, nos sentimos comprometidos con sus reclamos”.
El Movimiento Barrios de Pie, la Red de Mujeres Solidarias, el Movimiento de Trabajadores Desocupados, Cátedras Bolivarianas, columnas con banderas de Venezuela, Bolivia, Cuba y Uruguay fueron algunas de las agrupaciones que, se encolumnaron detrás de las Madres para marchar a la Plaza de la República. También estuvieron junto a Bonafini el escritor Osvaldo Bayer y el embajador de Venezuela Fredy Basán.
”No sólo estamos acá por la lucha que ellas levan adelante, también como ciudadanos, cualquier persona que sapa las injurias que sufrieron los hijos estaría hoy acá”, explicó un representante de Barrios de Pie.
Una vez en el Obelisco se repartieron 30 mil ejemplares del libro ‘Memoria fértil. La dictadura, la impunidad y la compleja trama de complicidades’, una investigación sobre lo ocurrido durante los años de plomo. Y antes de los discursos cantaron Lloviznando Cantos, de Venezuela, y la agrupación argentina Actitud María Marta.
El discurso de Bonafini resaltó que la Argentina de hoy vive un “momento de cambio y esperanza” pero consideró que “no debemos dejar ni los actos, ni las plazas, ni las calles, porque mientras haya un niño con hambre se violan los derechos humanos y debemos llenar las plazas y las calles”. Y continuó diciendo que “nuestro hijos dieron la vida por este hermoso país, por esa sangre que cayó y que va a florecer en miles que en este país no se resignan a vivir en la miseria”.
Antes de las palabras de la titular de Madres habló Jorge Ceballos, integrante del Movimiento Barrios de Pié y funcionario del Gobierno haciendo referencia a los cambios que hoy se estaban generando en toda Latinoamérica. “Hoy estamos viviendo tiempos de esperanza y eso tiene que ver con que hay un pueblo que resiste, que sufre pero que no deja ser avasallado su soberanía nacional”.
El discurso de Bonafini terminó con la lectura de la carta que Rodolfo Walsh escribió sobre la muerte de su hija. Después, se dirigirían al Congreso, y se cruzarían con los manifestantes de la segunda marcha prevista para repudiar el 24 de marzo y que era convocada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia que bajo la consigna ‘Basta de Impunidad, Hambre entrega y represión’, marchaban por Avenida de Mayo. Allí, representantes de partidos de izquierda, familiares de las víctimas de Cromañón, centros de estudiantes y organismos de derechos humanos como la Correpi, Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Ex Detenidos-desaparecidos cerraron su participación con el documento más crítico hacia el Gobierno. “A dos años de la asunción de Néstor Kirchner, no se ha tomado ninguna medida profunda que revierta la situación de un país, oprimido por las potencias imperialistas y con millones de habitantes viviendo en las peores condiciones y sin acceso a los derechos básicos.”
Padres, amigos y familiares de las víctimas de Cromañón también dijeron presente para reclamar por los responsables políticos y materiales de la masacre y luchar contra la impunidad. Una de ellas fue María Cristina Quevedo, madre de Jacqueline Santillán. “Pedimos que todos los culpables del incendio, desde Ibarra hasta Chabán, pasando por los inspectores, los policías y bomberos vayan todos presos”, señaló.
Desde mucho antes, los organismos de derechos humanos encabezados por Madres Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Cels, Servicio Paz y Justicia, entre otros, esperaban en Avenida de Mayo para ingresar con la larga bandera que porta las fotos de los 30 mil desaparecidos en lo que sería el tercer acto del día.
A pesar de sus años, las madres y abuelas resistieron –una vez más- de pie y llegaron a la plaza envueltas en el aplauso más cálido de la jornada. “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza” coreaban los que sin pancartas ni banderas estaban esperándolas.
El documento reconoció como un avance la anulación de las leyes de punto final y de obediencia debida, que permitió la apertura de causas contra militares en todo el país. Sin embargo, señalaron que “cientos de miles de ellos aún no ha sido rozados por la Justicia. Por ello, exigieron cárcel común y perpetua para los genocidas” y se coincidió en el “no pago a la deuda externa por ilegítima, inmoral y fraudulenta”.
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Revista Tercer Sector