Lomas de Zamora, septiembre 15 (AUNO).- Julio César Falcioni es el mejor técnico de la historia de Banfield, o por lo menos el más importante. El Emperador, como se lo conoce al ex arquero en el ambiente del fútbol, es un prócer para el club del Sur del Gran Buenos Aires, especialmente por haber sido el entrenador campeón en 2009.
¿Qué se hace por los ídolos del fútbol? Se les dedican banderas, o cantitos de tribuna.
Leandro Orlandi Mantuan fue más lejos.
Es fanático de Banfield, equipo al que sigue fielmente con su grupo de amigos. El campeonato pasado, él y todos sus amigos hicieron una promesa: si Banfield clasificaba a la Copa Libertadores todos se tatuarían ¡La cara de Falcioni! Julio, un hombre muy fachero en su etapa de jugador (según la tribuna femenina de aquel tiempo), no es de los más agraciados facialmente en la actualidad.
Hay tatuajes de jugadores y entrenadores, pero era difícil imaginar el rostro de Falcioni tatuado en la piel de alguien. Tal vez esto fue lo que pensaron los amigos de Leandro cuando incumplieron la promesa del tattoo. Pero a él le importó poco.
“Busqué la cara más arrugada, uno como hincha siente que le debe algo. Son creencias del fútbol”, se confiesa Leandro, que no oculta su devoción por Julio César: “Para la mayoría de los hinchas es lo más grande que nos pasó. Salió campeón y ahora volvió para llevarnos a la copa. Es como su casa”.
¿QUÉ HAY DETRÁS DE ESTA LOCURA?
En 2009, antes de que arrancara el campeonato, Leandro prometió casarse con su pareja de aquel momento si Banfield salía campeón. Finalmente el equipo de James Rodriguez, Erviti, y compañía fue el ganador del primer torneo que televisó Fútbol Para Todos. Sin embargo, nunca se casó. Y luego se separó.
Tres años después, el equipo del sur descendió a la B Nacional después de una pésima campaña. Leandro revela que sus amigos le “machacaron” no haber cumplido la promesa. Eso, le decían, había llevado al destino a ensañarse con Banfield hasta hacerlo descender.
“Me dije a mí mismo: esta promesa hay que cumplirla esta vez”. Y así fue. Igualmente no se lamenta del fallido casamiento porque ahora está muy bien con su actual pareja, Daniela. Tuvieron un hijo el año pasado. “Las cosas pasan por algo”, se alegra.
Leandro describe de forma la reacción del tatuador cuando le pidió hacer este trabajo: “Se cagaba de risa, je, pero fue muy profesional”. El devoto de Julio César comenta que al tatuador le habían pedido cosas por el estilo, pero jamás un Falcioni. La impagable cara del DT los motivó: “Le pareció un buen desafío por la complejidad de los rasgos y las arrugas”.
Después de semejante muestra de cariño, es difícil imaginar qué más podría hacerse. “No hice otra promesa si salimos campeones, capaz le podemos agregar algo y seguir el brazo pero todavía no sé”, sostiene Leandro. Lo cierto es que de ahora en mas, la expresión casi intimidante de Falcioni en su brazo lo acompañará por el resto de sus días. Y está orgulloso de eso.
AUNO 15-09-17
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