Los tres niños incas fueron hallados en marzo de 1999 congelados en la cima del volcán Llullaillaco, a unos 6.700 metros de altura, junto con cerca de 150 objetos que conformaban su ajuar. Tras ser sometidos a diversos estudios se determinó que habían vivido hace cerca de 500 años, antes de que los españoles llegaran al continente.
Ahora, a partir de una decisión del gobierno salteño, la Sociedad del Estado Investigaciones Aplicadas de Bariloche (INVAP), se encuentra desarrollando un sistema para la conservación y exhibición de los niños de Llullaillaco.
Si se cumple con los tiempos previstos en el contrato firmado a fines del año pasado entre las partes, el sistema de frío, que recreará las condiciones en las que fueron encontrados los niños incas, deberá estar terminado en agosto de este año.
Técnicamente, INVAP deberá construir Sistemas de Conservación, Estudio y Exhibición para el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM).
Según se determinó, el sistema deberá reproducir las condiciones climáticas del sitio en el que fueron encontrados, para que no sufran el deterioro por el paso del tiempo o las alteraciones en temperatura.
De acuerdo con las expectativas, el sistema a realizar, con un costo previsto de 1.800.000 pesos, posibilitará mantener el estado actual de los cuerpos durante 200 años.
La empresa rionegrina deberá proveer un sistema con un diseño que tenga como normas básicas la seguridad, la asepsia y las condiciones ambientales óptimas para la exhibición y conservación en forma segura y estable.
Al lugar determinado para la exhibición de los niños dentro del museo se le sumará el acondicionamiento ambiental sanitario, de seguridad, de iluminación, de monitoreo y control y por último un sistema de audio y video. Además, según explicó el gobierno provincial, también se aseguró la provisión de instrumental de laboratorio y equipamiento, de servicios conexos, capacitación y entrenamiento para su uso.
Los niños fueron encontrados en un volcán, a 6730 metros sobre el nivel del mar, en territorio provincial, y, según se determinó, sus cuerpos fueron ofrendados en calidad de huacas o posibles mensajeros de los dioses, durante el Imperio Inca.
“Son los cuerpos congelados mejor conservados y para su preservación y protección se adecuaron instalaciones de frío que mantienen la temperatura en 18 grados bajo cero y humedad del 40 por ciento. Esto se complementa con una atmósfera de presión optima, con poco oxigeno”, explicaron voceros del museo en el que se exhibirán los niños.
Además, el sistema deberá controlar la existencia de rayos infrarrojos, contar con reaseguros para casos de fallas y una placa protectora que, al mismo tiempo, permita una buena visión desde el exterior, para una mejor contemplación de los cuerpos.
AUNO