Cerca de ochocientos artistas de diferentes partes del mundo asistieron a la décima convención argentina de malabares, circo y espectáculos callejeros. El encuentro se realizó en el Campo de Deportes de Monte Grande.
Los organizadores describieron el encuentro como “tan satisfactorio, como los mejores pensamientos” que tuvieron “al imaginarla”.
Durante los cuatro días que duró la convención, los asistentes recibieron talleres dedicados a las diferentes especialidades que tienen los espectáculos circenses. Los hubo de improvisación teatral, malabares, trapecio, clown y circo criollo.
Para el cierre, los organizadores hicieron sorteos de elementos utilizados en las diferentes prácticas: clavas, diábolos y botas para trapecio. El más beneficiado fue un cordobés que ganó un monociclo y confesó que aunque no sabía usarlo.
La concentración fue en una carpa de circo donde se habían llevado a cabo los espectáculos desarrollados durantes las tres noches anteriores. Los artistas sentados en las gradas saltaron y a las corridas subieron al escenario cada vez que escucharon su número en la improvisada rifa.
Al caer la tarde muchos cargaron sus mochilas de campamento y los artesanos desarmaron sus puestos que habían establecido durante los cuatro días porque la luz había empezado a escasear y los mosquitos zumbaban por todos lados. Escapando, entraron a la entrega de premios que continuó al sorteo.
Los esperados premios eran para los record en las diferentes disciplinas. Luego de entregar las estatuillas hubo una terna al “Más limón”, justificada por “Chacovachi”, el creador de las convenciones y por otros participantes.
Entre aplausos y gritos los asistentes interrumpieron el discurso de los organizadores, quienes les cedieron la palabra. Una sola chica atinó a decir: “Gracias”. Verónica Carballal, una de las organizadoras, expresó casi entre lágrimas que la ponía “muy feliz” ver que a medida que pasaban los años “muchos de los que pasaban por las convenciones ya eran profesionales”.
“Chaco” agregó que “eso que empezó hace diez años” ya excedió a los creadores, y hoy “tiene vida propia”, al aludir a la importancia que tiene la convención para los artistas que trabajan en los espectáculos circenses y callejeros.
Brasileños, colombianos, venezolanos, argentinos, italianos trataban de entablar conversaciones. Al finalizar todo, se pasaban sus direcciones de correo electrónico para “contactarse”. Muchos de los extranjeros que asistieron seguirán su viaje por todo el país.
Un gran número de participantes se llevó como recuerdo la remera oficial de la convención, que circula hace diez años, en diferentes modelos pero con la misma engañosa frase: “Legalicen… los espectáculos callejeros”.
Luego se proyectó un video y se expusieron fotos de lo realizado durante el encuentro. Las risas se multiplicaron y el más aplaudido fue “Willy”, un veterano de los malabares, que maniobraba en el video con cinco raquetas de tenis.
Luego de avanzar sobre una torta gigante que cerró la convención, una procesión de “mochileros” salió del predio. Un grupo de venezolanos y otros de Temperley, entre saludos, esperaban poder encontrarse en la próxima convención que se realizará en Santiago de Chile, en diciembre venidero.
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