Más de 200 personas marcharon hasta el Pozo de Banfield

Partieron desde la estación de trenes de esa localidad. Reclamaron la aparición de Julio López y recordaron a los 30 mil desparecidos durante la última dictadura militar.

Unas 200 personas, entre vecinos y miembros de organizaciones sociales y partidos políticos marcharon desde la estación de Banfield hasta el centro clandestino de detención que funcionó durante la última dictadura en esa localidad de Lomas de Zamora, y reclamaron la aparición de Julio López.
“Estamos continuando la lucha para que el Pozo de Banfield quede en manos de los que luchan, porque si estuvimos diez años luchando para que se cierre, es justo que lo tengamos bajo nuestra responsabilidad”, argumentó el abogado Sergio “Cherco” Smietniansky, miembro de la Multisectorial Chau Pozo, organizadora del acto que conmemoró a los 30 mil desaparecidos al cumplirse 31 años del último golpe de Estado.
Además de ser uno de los “chupaderos” más “célebres” del circuito represivo de la Policía de Buenos Aires durante la dictadura militar, hasta mediados del año pasado, en el Pozo de Banfield funcionó Brigada de Investigaciones policial, hasta que el reclamo continuo de la multisectorial logró que se cerrara definitivamente.
La medida se concretó, pero el gobierno provincial se autoadjudicó la administración del edificio, y por este motivo las organizaciones reclaman ser ellas, las que lograron el cierre, las encargadas de crear allí un espacio para la memoria, donde se desarrollen múltiples actividades.
En diálogo con Auno, Smietniansky reclamó al gobierno provincial la posesión de ese edificio para que sean las organizaciones sociales quienes puedan “conservarlo como prueba en los juicios a los genocidas”.
Antes de que la marcha llegara, una gran cantidad de jóvenes mezclados entre músicos de rock esperaban el inicio del acto y los recitales de varias bandas, y aunque los portones del ex centro clandestino de detención permanecían abiertos, pocos se animaron a entrar.
El barrio seguía su día, un día más hasta que el rumor del acto corrió entre los vecinos, que salieron del letargo y, atemorizados, sólo se animaron a hablar entre ellos, preguntar si irían muchas personas y si al día siguiente habría otro acto.
Lo hicieron siempre de lejos, en círculos, nadie se acercó a “la seccional” símbolo del terror, alrededor de la cual caminaban y daban vueltas los jóvenes, porque los únicos que permanecieron en las veredas del Pozo fueron los jóvenes.
De repente, la calle se llenó de autos, los colectivos desviaron su rumbo y un patrullero cortó las calles de más adelante, señal de que los que marcharon desde la estación de Banfield se acercaban.
Cuando esa marcha llegó, los organizadores tomaron la palabra, y el primer nombre que sonó fue el de León “Toto” Zimerman, el abogado fundador de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) que falleció el mes pasado.
Durante el acto, Smietniansky criticó además la política de derechos humanos del Gobierno nacional al sostener que los logros en esa materia son “hipócritas”, ya que “mientras por un lado se autoproclama la cuestión de los derechos humano, por el otro muere un chico cada día por causas vinculadas a la pobreza”.
La lectura de las adhesiones fue larga y las banda siguieron con la música; y mientras algunos chicos y jóvenes escuchaban desde las rampas y ventanas del viejo “chupadero”, otros colocaron un cartel que pretende ejercitar una vez más la memoria: “1976-78: Centro de represión y exterminio 1983- 2006: Dependencia del gatillo fácil.
La noche cayó, y el Pozo quedó a oscuras, como siempre, salvo que en la de hoy las banderas, los cánticos y un fogón encendido por los chicos lo iluminaron.

NL-AFD

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