Uno de los problemas sanitarios más importantes del Gran Buenos Aires es la presencia masiva de ratas, que “son capaces de transmitir doscientas cuarenta y cuatro enfermedades no hay programas específicos de control de roedores para prevenir el contagio”, advirtió Sonia Parragona, directora de la Fundación Mundo Sano, una asociación dedicada a la investigación de enfermedades de la pobreza.
La especialista, en diálogo con AUNO, destacó la importancia de la prevención y puso como ejemplo que “por cada dólar invertido en la prevención del Mal de Chagas, se ahorran 124 en tratamiento”. El dato pertenece a una investigación de la fundación, presentada en el marco del Simposio Internacional sobre Enfermedades Transmitidas por Vectores, que se llevó a cabo en Buenos Aires la semana pasada.
“El necesario aumento de la capacidad de respuesta en las instancias de control de las enfermedades transmitidas por vectores no abarca solamente a la revisión de los aspectos técnicos, sino también a la necesidad de redimensionar las partidas presupuestarias”, destacó a su vez el director ejecutivo de Mundo Sano, Héctor Coto.
Los vectores son insectos que trasmiten enfermedades por medio del contacto con sus excrementos o por contacto directo, como es el caso de la vinchuca y el Mal de Chagas-Maza o los gatos con la toxoplasmosis, que trae graves problemas a las embarazadas.
La Fundación Mundo Sano es una institución sin fines de lucro que se dedica a la investigación de enfermedades de la pobreza, y cuenta con cinco sedes en el interior (Añatuya, en Santiago del Estero; Clorinda, en Formosa; Puerto Iguazú, en Misiones; Cholila, en Chubut, y Pampa del Indio, en Chaco), en las que desarrolla acciones de investigación científica asociadas a la intervención social.
Creada en 1993, tiene como objetivo promover el acceso equitativo a la salud de las poblaciones expuestas a enfermedades evitables, fomentando la investigación y el desarrollo de políticas estratégicas que produzcan transformaciones en la calidad de vida de las comunidades afectadas. También tiene en ejecución programas e investigaciones acerca del control y prevención de la leishmaniasis; estudios sobre hantavirus y leptospirosis; control de roedores y vampiros y un sistema de tele-epidemiología para enfermedades transmitidas por vectores en el noreste argentino.
Al término del Simposio, AUNO dialogó con la directora de la fundación, cuya especialidad es la economía de la salud.
—¿Cuáles son las enfermedades que preocupan a la fundación por falta de campañas para erradicarla o porque vuelven a aparecer después de mucho tiempo?
—La malaria es una de las enfermedades que mayor cantidad de muertes causa en el mundo y nosotros, en la Argentina hemos tenido casos, aunque no somos de los países con más cantidad y lo preocupante es que hayan aparecido casos cuando se creía que esta enfermedad estaba ausente en nuestro país pero en los últimos 25 años tuvimos más de veinticinco mil casos.
—¿Qué pasa con las enfermedades olvidadas o desatendidas como pueden ser el Chagas, el dengue o la malaria?
—Por empezar, el primer problema es que no existe una vacuna, aunque sí la hay para fiebre amarilla y ahora hay una nueva para leptospirosis, que la transmiten las ratas. En el caso del Mal de Chagas, los hábitos mas propicios para el desarrollo del vector de la enfermedad, que es la vinchuca, son las viviendas que permiten su desarrollo y que son las casas-rancho, que es donde la mayoría de las veces aparecen las vinchucas.
—¿Cómo es la situación en el interior del país con respecto a esta enfermedad?
—Tenemos una gran cantidad de viviendas con estas características en Santiago del Estero, Chaco, Salta, San Juan y es difícil erradicarlas.
—* Desde el punto de vista económico y pensándolo desde el Estado, ¿es más conveniente actuar sobre el paciente enfermo o hacer prevención?*
—Nosotros tenemos un estudio preliminar en Añatuya, Santiago del Estero, que nos dice que en la zona urbana donde solo se hace el control químico para que no aparezca la vinchuca nos da que por cada dólar invertido se ahorran ciento veinticuatro en tratamiento.
- —¿Es lo mismo cuando se trata de mejorar la infraestructura?*
—En el caso de las viviendas rancho los costos son mas altos porque hay que cambiarles el techo, arreglar las paredes, hacer letrinas, un pozo de agua y corrales, pero aún con todos esos costos, estaríamos ahorrando entre veinte y treinta y cinco dólares por cada dólar invertido”.
* —¿Qué es lo que sucede con estas enfermedades en el Gran Buenos Aires?*
—En el caso del Chagas, son casos importados, es decir que si bien hay algunos enfermos siempre es gente que trae la enfermedad desde el interior cuando viene a vivir a Buenos Aires. Lo que sí es importante en esta zona son las enfermedades que transmiten las ratas. El problema es muy serio en la cuenca Matanza-Riachuelo porque las ratas son capaces de transmitir doscientas cuarenta y cuatro enfermedades y no hay programas específicos de control de roedores para prevenir el contagio de enfermedades como la leptospirosis que, según los últimos datos, tiene un 55 por ciento de posibilidades de provocar la muerte.
—Con los datos que maneja la Fundación, ¿cómo debería ser un plan para tratar de eliminar estas enfermedades?
—Para controlar estas enfermedades no alcanza con matar ratas, por ejemplo. Lo que habría que hacer es ordenamiento ambiental, resolver el problema de los basurales a cielo abierto, concientizar a la gente del peligro que es convivir con ratas y esto lleva bastante tiempo y más inversión.
AUNO 12-09-08 MS/EV