Luego de cinco temporadas en Primera, Temperley descendió en 1987 al viejo Nacional B. La idea era retornar pronto a la elite de nuestro fútbol, pero un par de años después, en 1989, el fantasma del descenso otra vez dijo presente. Caer dos categorías en un par de años fue un golpe terrible. Y lo peor todavía estaba por venir.
A fines de 1991, el juez José María Durañona decretó la quiebra del club debido a la falta de pagos a Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) por un monto de aproximadamente 400 mil dólares.
A partir de allí, se dispuso la liquidación de bienes y la libertad de acción de todos los jugadores del club. Entre ellos se destacaban Julio Cruz, Mauro Navas y Mariano Campodonico, entre otros. El cese de actividades estaba decretado.
El país estaba inmerso en una hiperinflación que derivó en la devaluación del austral, lo cual trajo aparejado un error de cálculo y discusiones para determinar el monto final y real de la deuda. La primera medida que se tomó fue conformar una Comisión de Apoyo integrada completamente por hinchas mientras al mismo tiempo se abortaba un remate judicial de las instalaciones debido a que no se habían presentado oferentes.
Las marchas de los hinchas comenzaron a hacerse escuchar y fueron ellos los que iniciaron la resurrección del club. Gracias al dinero recaudado a través de rifas, fiestas, peñas, más el aval que ofrecieron algunos socios y los miembros de la Comisión de Apoyo, se logró la vuelta a la actividad bajo la tutela de un síndico. Pero como el club estuvo desafiliado dos temporadas, debió comenzar su actividad futbolística en la temporada 1993/1994 desde la Primera C.
Volver a vivir
El día soñado fue el 24 de julio de 1993. Temperley volvía a disputar un partido oficial luego de 2 años, 3 meses y 11 días. Fue victoria del ‘Gasolero’ por 1 a 0 ante Tristán Suárez, con gol de Walter Céspedes. Recién en la siguiente temporada pudo gritar campeón y encarrilarse. De la mano de su director técnico, Mariano Biondi, y con jugadores de la talla de Coronitti, Maciel, Paolorrosi y Llanos, le ganó a Tristán Suárez la final por el ascenso a la B.
Mientras el equipo alternaba buenas y malas, el fantasma de la faja de clausura volvió a aparecer en 1998, pero el rápido accionar de la Comisión de Socios le permitió mantenerse con las puertas abiertas. Así, un año más tarde, al cabo de un gran campaña, regresó a la B Nacional, aunque sin demasiada fortuna, ya que rápidamente retornó a la B Metropolitana, donde permanece hasta el momento.
En 2001, los socios volvieron a tener el poder en el club, sin necesidad de un síndico ni de la intervención de la Justicia, cuando se firmó el levantamiento de la quiebra. Sin embargo, recién en noviembre del año pasado se llegó a un acuerdo con Futbolistas Argentinos Agremiados para terminar de arreglar las cuentas. De ese modo, con una serie de cheques y un cómodo plan de pago que constará de 34 cuotas a partir de julio, el ‘Celeste’ dejará en el pasado la deuda con el ente que agrupa a los futbolistas. Y la triste página de la quiebra quedará definitivamente cerrada.
AUNO 28-03-2008
MV-MFV
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