Lomas de Zamora, marzo 22 (AUNO).- Con sus diferencias de guión, realismo, interpelación del público, recursos de caja escénica y hasta edad de los protagonistas, las dos obras que representarán a la zona sur en el Festival Provincial de Teatro se inician con el mismo disparador universal: el amor. Ya sea sobre la base de un argumento fantástico que termina por demostrar los vicios más mundanos o con una relación de desconocidos a la que accedemos sólo para ver los mejores y peores momentos de nosotros mismos, “Del polvo de tus dedos” y “Ocho veces te dejo” colocan al teatro local entre los más destacados de las artes escénicas independientes de Buenos Aires.
“Del polvo de tus dedos”, la creación colectiva que escribieron Pía Della Paolera, Camila Arechabala, Malena Benavidez Álvarez, Rocío Figueredo, Guillermo Llaurado, Florencia Sena y Jazmín Spanarelli bajo la dirección de Alfredo Badalamenti, se dispara a partir de un trunco amor adolescente que se traduce en magia y resucita un pueblo rural en plena decadencia.
“Comenzamos un taller con Alfredo Badalamenti acá en Nobles Bestias y nos pusimos a buscar leyendas populares que nos inspiren-cuenta Camila-. “Entonces –continua Roció- encontramos un mito de una mujer de Hinojo, un pueblo cerca de Bahía Blanca quien, según dicen, tuvo un amorío con un policía cuando tenía quince años. Como los padres se lo prohibieron, ella se metió en la cama y nunca salió. La familia la abandonó, ella quedó sola a punto tal que los vecinos tuvieron que hacer un agujero en la pared para alimentarla. La leyenda cuenta que quienes la vieron antes de morir juraban que tenía el mismo cuerpo y la misma cara que a los quince. La historia era muy teatral, muy mágica, y nos inventamos un pueblo y un personaje a partir de eso.
A partir de ese mito burtoniano y bonaerense, el grupo fundó en su imaginario un pueblito perdido en la provincia cuyo parsimonioso y centenario ritmo de vida fue violentado por la construcción de una autopista a pocos kilómetros del lugar. Ese vector, ejemplo del choque de mundos inherente a la modernidad, hizo que el pueblo perdiera su valor como isla de civilización en medio de la inmensidad pampeana y se degradara hasta perder su sustento económico, y con eso, casi toda su población.
En plena decadencia, el puñado de habitantes que aún se aferraba al pago transformó la leyenda de Adela, la adolescente que encontró en el anhelo del amor no correspondido el secreto para la juventud eterna, en una expresión religiosa (y económica) que volvió a atraer visitantes al pueblo como peregrinos que acudían a la casa en donde el tiempo se detuvo; una expresión de lo divino para ellos, una estrategia de rentabilidad para los lugareños.
Pero con el resurgir financiero aparecieron también los conflictos entre los personajes, y el continente fantástico de la obra empieza a enseñar un contenido terrenal del que nadie escapa y que expone el otro filo de los vínculos: las miserias. Con el foco en la tensión entre intereses, “Del polvo de tus dedeos” deja que la superación o no de las diferencias decida la suerte de los protagonistas que es también la del pueblo entero.
Más cerca de la angustia urbano que de la fábula campestre, pero también disparado por el romance, “Ocho veces te dejo”, escrito por una de sus protagonistas, María Elvira Gómez, primero fue concebido como un número de café concert que Beck adaptó en una comedia romántica teatral cuando tuvo que ir a ganarse la vida en un país desconocido.
“Cuando fui a Barcelona el año pasado, le pedí prestado a Elvira el numero de café-concert en el que venía trabajando desde 2006” recuerda Gabriel. “Pasé ese texto a obra, en España hicimos unas seis funciones y cuando volví empecé a actuarlo con ella. Si mal no entiendo, está basado en algunas experiencias personales puestas en ficción, obviamente, por eso la inspiración es el punto de encuentro y de conflicto de la pareja.
En los ocho años de relación que se narran en la obra se puede asistir, gracias a un narrador que facilita el traslado temporal, a fragmentos de escenas cotidianas que describen y apuntalan la historia de los protagonistas.
Para Beck, que la actuación del elenco sea fuertemente realista facilita, gracias a la suma de situaciones que exponen a la pareja en casi una década de convivencia, que la gente acceda al escenario como a través del ojo de una cerradura: espiar la miseria amorosa de una pareja que se vale de los pedazos rotos del espejo interior para contarle al público algo que ya sabe y sorprenderlo.
Además, que el texto esté en clave de comedia dramática deja que las emociones golpeen por flancos diferentes, una sensación agridulce familiar a cualquiera que haya pasado un tiempo tratando de traducir el idioma del desconocido con el que comparte su vida.
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