Cuando Natividad Obeso llegó hace 13 años desde Perú con sus cuatro hijos, sin papeles, desesperada, no imaginó el calvario que tendría que como refugiada política. En su país la acusaron de terrorista, un delito que no prescribe. “Los terroristas nos pedían dinero a los empresarios para sus acciones, si no colaborábamos nos mataban”, cuenta hoy la ex empresaria y presidenta de la Asociación Civil de Derechos Humanos Mujeres Unidas Migrantes y Refugiadas (ADHMUMRA). Pero al esquivar la prisión, fue víctima de un sinfín de atropellos que pretende que ninguna otra mujer inmigrante o refugiada vuelva a padecer.
Así, nace el Primer Tribunal de Mujeres Migrantes y Refugiadas en Argentina, una iniciativa llevada a cabo por la entidad junto con Migrantes Refugiados Desplazados (MIREDES de Argentina), de la que Obeso es además coordinadora general. “La idea es concientizar a la sociedad argentina sobre la situación de las mujeres migrantes y sus familias”, explica la titular de ADHMUMRA. Es que, según la organización, no hay en la agenda del Gobierno una política contra los abusos de los empleadores, los engorrosos trámites burocráticos para regularizar su condición migratoria o facilitar el acceso al sistema judicial para que sus reclamos sean atendidos.
Con la creación del organismo “simbólico”, como lo caracteriza Obeso, se proponen recopilar denuncias y testimonios para luego elevarlos al Poder Ejecutivo. “Muchos no se animan a dar el primer paso”, cuenta y fortalece el objetivo de que las mujeres migrantes y refugiadas tengan una entidad que las represente. Y va un poco más allá cuando compara que “son los mismos problemas que tienen los argentinos en el exterior”. Un grupo de trabajo del Tribunal se encargará de recoger argumentos acerca de las condiciones de vivienda, trabajo y casos de discriminación, para otro equipo trabaje con las “pruebas contundentes” sobre la violencia que padecen.
Sobre el papel que juegan los Consulados de sus países de origen, tanto bolivianas, peruanas, ucranianas, entre otras, se quejan de los obstáculos que les ponen sus mismos compatriotas. Los costos de las tasas para realizar los trámites son exigencias casi inalcanzables, y la falta de respuesta a sus pedidos y reclamos una moneda corriente. “Son funcionarios insensibles”, acusa la titular, que hace tres años participó de jornadas donde se debatieron estas cuestiones, aunque no “se pudo visualizar la situación” de las extranjeras. En tanto, tiene claro desde hace tiempo lo que tiene que sufrir como refugiada, como si estar lejos de su familia para siempre no fuera suficiente. “Hace poco mi hijo de 16 años perdió la mano en un accidente, no recibimos ninguna ayuda de nadie”, se queja a pesar de que la ley 25.871, que entró en vigencia en 2004 contempla que los inmigrantes tengan acceso a la salud, educación y atención legal sea cual fuere su situación migratoria. Por lo tanto, Obeso les pide a las mujeres que “antes de seguir gastando dinero en trámites” se pongan en contacto con la entidad.
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Cómo comunicarse:
Asociación Civil de Derechos Humanos Mujeres Unidas Migrantes y Refugiadas (ADHMUMRA)
Teléfono: 4772-6995
Correo electrónico: migrantesnargentina@yahoo.com.ar
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*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector