De jeans, con piercing y pañuelo verde en el pelo. Con poco más de 20 años, entiende los riesgos del aborto clandestino. ”Cerca de acá (del Congreso de la Nación), en plena ciudad de Buenos Aires, en edificios que están a unas pocas cuadras —remarcó, al recordar lo que vivió una amiga—, ella estuvo con grandes pérdidas de sangre en el baño por el desprendimiento del feto”. Fue una situación dolorosa para ambas porque estaban solas. “El doctor lo único que hizo fue darle la pastilla y decirle que se vaya”. El recuerdo del horror le da sentido a su militancia. Daiana Milán, junto a otras miles de mujeres, marchó para defender el proyecto por el aborto legal.
El testimonio de Daiana se suma a los “más de 20 mil casos de abortos realizados en 2018”. Este dato fue registrado por la agrupación Socorristas en Red, y se estima que el número es mayor porque muchos casos no llegan a ser conocidos por las organizaciones o los medios de comunicación. Esta situación es “de oídos sordos” porque “hay clínicas clandestinas donde se practican por 8 mil pesos, los médicos te dan la pastilla y eso está a la vista de todes”, criticó Milán.
Junto a su grupo de amigas, que la acompaña en cada marcha, volvieron a exigir con cientos de miles de mujeres en todo el territorio nacional por el aborto legal, seguro y gratuito. Ayer se presentó por octava vez consecutiva el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) ante un Congreso que ya no puede “hacer la vista gorda” ante esta problemática.
El nuevo proyecto establece que toda mujer u “otras identidades con capacidad de gestar” tienen derecho a acceder a la interrupción de su embarazo hasta las 14 semanas. También define que “se debe garantizar la práctica dentro de los cinco días de su requerimiento y fija penas para los profesionales de la salud que dilaten, obstaculicen o se nieguen a realizar un aborto en los casos legalmente autorizados”.
Liliana Piñeiro, integrante de la Red de Socorristas, afirmó que “las mujeres abortan y no lo dicen”. Por eso, para ella es importante que “se animen a salir a calles para tomar el poder sobre sus cuerpos y para que el gobierno nacional se haga responsable de esta situación”.
“El Estado tiene que entender que esto es una cuestión de salud pública, no tiene nada que ver con una cuestión religiosa o ideológica”, enfatizó Piñeiro. Sobre esta disyuntiva entre aborto y religión, Milán mencionó que algunas de sus amistades forman parte de la Iglesia Católica, pero marchan con ella porque, “al margen de creer en Dios o no, se trata de pensar en el otro. Ellas pueden seguir creyendo, pero apoyan esta causa porque entienden que es una cuestión más allá del ombligo propio”.
El “lenguaje hegemónico de los médicos” es otro de los dilemas “que enfrenta a las mujeres” ante el hecho de tener que tomar la decisión de interrumpir un embarazo. Según Piñeiro, la medicina se encarga de difundir mentiras en cuanto a esta práctica sobre la internación, los costos económicos del aborto legal y los tratamientos para evitar infecciones o las posibles muertes. “No hay nada más seguro que las mujeres puedan programar su aborto con las condiciones adecuadas, con la medicación correspondiente y las personas que ellas quieran”, comentó la integrante de La Revuelta.
El cierre de la jornada contó con un festival donde participaron bandas musicales y artistas. Pero, antes hubo un pañuelazo federal que se replicó en distintos puntos del país. Además, las personas que se acercaron al Congreso pudieron escuchar y ver la presentación del proyecto de ley en una pantalla gigante colocada sobre avenida Rivadavia.
Las personas consultadas durante la jornada llegaron a la misma respuesta: no se logrará aprobar el proyecto este año. Entre los argumentos, sostuvieron que no se dará el debate por ser un año electoral y que la conformación de las dos cámaras es la misma que la del año pasado. Sin embargo, todas coincidieron que aún así la lucha seguirá hasta que sea ley. “No podemos dejarlo. Siempre debe estar en la agenda feminista y política porque es una deuda que tiene la democracia con las mujeres y los cuerpos gestantes”, ratificó una de las integrantes de la agrupación Conurbrava, Emilia Carballo.
Juventud: lucha y organización
Charlas, sonrisas y miradas se intercambian entre mujeres que, quizás, solo se cruzaron esa única vez. La sororidad brota entre la marea verde que llena de juventud las calles cercanas al Congreso. Glitter, vinchas floreadas con luces, pines, remeras, stickers y el pañuelo verde no faltaron en esta oportunidad.
“Estamos cambiando la estructura patriarcal en la que estamos sometides, se trata de empezar a vernos, mirarnos y conocernos para construir una nueva forma de relacionarnos. Basta de esta cuestión tan verticalista a la que estamos acostumbrades. Es hora de hacerlo de una forma más horizontal entre todes”, dijo la integrante de la colectiva de comunicación transfeminista Revirades, Merlina Acosta.
“Nunca tendrán la comodidad de nuestro silencio otra vez”, ilustraba un cartel rojo colgado en las rejas del Congreso, una frase acorde a lo que se vivía en las calles. La ola verde fue caminando a paso firme acompañado del sonido de redoblantes, bombos y cantos feministas. Acosta apostó por el cambio: “Veo cada vez más personas, más mujeres, más gente joven. También veo familia, madres e hijas. Tengo mucha confianza en la juventud donde veo nuestro futuro”.
AUNO-29-5-2019
CSD-SAM
