Antes de ser despedida, Alejandra empezaba su rutina a las 4 de la mañana para ir a trabajar. Durante 9 horas realizaba el implante técnico a los motores de 300 o más heladeras en la planta de Siam, en Avellaneda. “Los ritmos de producción nos rompen el cuerpo. Hay compañeros con menos de 25 años que tienen túnel carpiano, tendinitis, hernia de disco… Los empresarios quieren explotarnos lo más que puedan para llenarse los bolsillos a costa de nuestra salud”, asegura.
Como tantas otras jóvenes de su edad, Alejandra Vercellino después de trabajar hace el esfuerzo de ir a estudiar en la Universidad de Avellaneda. Cursa la Licenciatura en Economía. Aunque la patronal de Siam, Newsan, se negó sistemáticamente a cumplir los fallos de la Justicia que ordenan su reincorporación y la de tres de sus compañeros; finalmente, la Corte Suprema de Justicia dejó firme la sentencia que reincorpora a Alejandra y el 26 de junio pudo volver a su puesto de trabajo.
Los días de Alejandra muestran la realidad de trabajadores, que como ella hacen malabares constantemente para pagar el boleto del colectivo a la facultad y el de la vuelta a casa, los apuntes para estudiar, y además el alquiler y los servicios que no dejan de subir. “Lo que dijo (María Eugenia) Vidal sobre que ningún pobre accede a la educación pública es una idea de ella. Nosotros tenemos que pelear porque la educación siga siendo pública y gratuita y que cada uno de nuestros hijos pueda hacer una carrera universitaria. No vamos a permitir quedarnos en la calle, ni que seamos nosotros los que paguemos la crisis que ellos nos quieren hacer pagar”, afirma.
Nació en 1988, creció en el neoliberalismo de los ’90. Se acuerda del 2001 y del hambre que vivieron millones de familias. En esos años, decidió empezar a militar. Cuando estudiaba en la escuela secundaria, la novia de uno de sus profesores fue víctima de gatillo fácil y comenzó a asistir a marchas para reclamar justicia por la joven. “Desde ese momento me movilizó luchar contra las injusticias. Después empecé en el centro de estudiantes de la escuela. Peleábamos contra las pruebas integradoras, por la infraestructura”, recuerda. Una vez que terminó el colegio en el normal de Quilmes, comenzó a participar en el Partido de los Trabajadores Socialistas. Hoy llegó a ser candidata a intendenta de Lanús por el Frente de Izquierda y los Trabajadores.
La marcó la inestabilidad con la que inició su vida laboral. Pasó por varios trabajos, a través de una agencia. Estuvo en hasta 14 fábricas, en diferentes tareas, hasta que llegó a Siam, en 2016. Empezó como contratada, durante un año debió esforzarse mucho para que la efectivicen. “Teníamos que producir un montón para quedar efectivos. Una vez que lo logramos, empezaron los problemas. Esto nos dio más fuerza para defender nuestra fuente de trabajo”, repasa Alejandra.
En el año 2018 fue elegida delegada inorgánica, es decir, por fuera de la estructura de la UOM, que actuó en sintonía con las demandas de la empresa. Junto con sus compañeros, comenzaron a luchar contra los despidos que se dieron en la fábrica de electrodomésticos, con la excusa de una crisis inexistente para ellos. “No tienen ningún problema económico, son dueños de varias marcas muy importantes en Argentina. Lo que pasó fue que se volcaron por la importación”, revela Alejandra.
Los primeros trabajadores que despidieron, entre ellos Alejandra, fueron los que se empezaron a organizar en la fábrica, contra la precarización laboral, las suspensiones y los descuentos arbitrarios, porque hacía un año que no contaban con delegados en la planta.
Pero, además, Alejandra —como otras miles— sufrió discriminación laboral por el simple hecho de ser mujer. Muchas veces denunció las condiciones que Siam impone sobre las trabajadoras: mirando para otro lado frente al acoso, negando las categorizaciones a las empleadas, permitiendo los aprietes de los supervisores. Incluso, cuenta, que, junto a sus compañeras, habían ido a Recursos Humanos a denunciar casos de acoso y violencia de género en la planta y “ese día, de las siete que fuimos, echaron a tres. Ya éramos luchadoras cuando estábamos adentro, y ahora que estamos afuera vamos a pelear el doble”.
Al calor del #NiUnaMenos y del nacimiento de la marea verde por el derecho al aborto, Alejandra y sus compañeras sintieron que era el momento para organizarse por los derechos de las mujeres. Porque enfrentar la violencia de género acaso también sea defender que las trabajadoras puedan llevar el pan a sus casas. Entonces se organizaron contra los despidos, pero también por sus propias reivindicaciones como mujeres dentro de la planta. Y pusieron en pie la Comisión de Mujeres de Siam.
Tejiendo lazos de solidaridad, Alejandra fue una de las principales impulsoras de la unión de todas las luchas en curso como Gaelle, Coca Cola, MadyGraf y Cresta Roja, entre otras. Lograron el apoyo de un gran sector del movimiento de mujeres, de referentes políticas, gremiales y del colectivo Ni Una Menos. Mostraron cómo unir los reclamos de miles de mujeres con las luchas de las trabajadoras en nuestro país.
“Ale nos estuvo ayudando con el acampe que hicimos en Gaelle. Estuvimos más de dos meses en la puerta de la fábrica, reclamando nuestra indemnización. Ella y sus compañeras se hicieron presentes y nos ayudaron mucho”, relata María Cristina Blanco, ex delegada de Gaelle.
Estuvieron también en primera fila acompañando a las trabajadoras de Coca Cola en Callao y Corrientes, resistiendo la represión. Lograron, además, una gran solidaridad con las mujeres de MadyGraf. Junto a ellas cortaron el Puente Pueyrredón al grito de #MiraCómoNosPonemos cuando nos despiden y discriminan, visibilizando la violencia de todo tipo que sufren las mujeres trabajadoras en las líneas de producción.
Alejandra cree que coordinar las luchas es la forma de enfrentar los despidos y de defender a todas y todos los trabajadores. Hoy se están proponiendo levantar, junto a los trabajadores de Coca Cola y su Comisión de Mujeres, una Mesa de Coordinación para organizarse junto a otros sectores en lucha, al movimiento de mujeres y a estudiantes con el objetivo de enfrentar la política de ajuste del Gobierno de Cambiemos. “¿Qué pasaría si la sociedad fuera organizada por los trabajadores?”, plantea. Quizás es el momento de demostrarlo, aunque sea en una pequeña parte.
AUNO 25-07-2019
DG-AFG
(*) Nota realizada para Taller de Periodismo Gráfico