(AUNO/Ciencia) El 33 por ciento de las pilas comunes que se venden en el Área Metyropolitana “no respeta por lo menos dos de los tres parámetros de seguridad” que fueron controlados, según marca la ley, por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en tanto que las pilas alcalinas verificadas cumplían con todos los requisitos.
Según el estudio, el 25 por ciento de la muestra de baterías de cinc-carbono analizadas “no cumple con el tiempo de duración especificado”, mientras que el 17 por ciento “presentó drenaje de contenido químico y tóxico en su carcasa”, y el 29 por ciento de ellas “contenía mercurio por encima de los límites fijados” por la Ley de Energía Eléctrica Portátil.
El estudio fue realizado por el INTI que, desde diciembre de 2006, cuando se promulgó la Ley 26.184, es el responsable de la certificación de todas las pilas importadas (en rigor, todas las que circulan en el mercado, ya que no hay producción local), tanto las que se venden en forma individual como las que vienen en el interior de los electrodomésticos.
La investigación del INTI demostró que las pilas alcalinas cumplen con todos los requisitos que contempla la normativa, mientras que las que presentan problemas son las que comunes.
El estudio arrojó como resultado que el 33 por ciento de las pilas comunes, zinc- carbono, que ocupan entre el 70 y el 80 por ciento del mercado local, presentaron fallas en la duración del producto, pérdidas de químicos tóxicos en sus envases y excesos de mercurio.
Para realizar el relevamiento el INTI siguió los lineamientos de las normas 60.086-1y2 de la Internacional Electrochnical Comision (IEC), y para ello efectuó análisis a 24 modelos diferentes de pilas de cinc-carbono o comunes doble A, triple A y doble A de alta potencia, y a 21 tipos de pilas alcalinas doble A y triple A, de distintas marcas en ambos casos. Esas muestras fueron compradas en el mercado local, en negocios minoristas y mayoristas de la Ciudad de Buenos Aires.
El análisis consistió en la evaluación de los parámetros que estipula la Ley 26.184, que son la verificación de contaminantes —como plomo, cadmio y mercurio— y los ensayos de descarga, de acuerdo con lo requerido por la IEC, que permite reconocer su duración y comportamiento en condiciones de uso.
Los ensayos de descarga se refieren a cómo se va gastando la pila bajo ciertas condiciones de uso, que tienen que ver con las pruebas técnicas que le realiza el INTI al material de estudio, por ejemplo, usándolas en linternas o reproductores de casetes, entre otros aparatos, en un tiempo determinado.
En esas pruebas también se detectaron los comportamientos que sufrieron las pilas en los diferentes ensayos, por ejemplo, si se observó o no drenaje en las carcasas.
En las pilas comunes, de cinc-carbono, se evaluó el posible drenaje de la carcasa en condiciones de uso, y para ello se tuvo en cuenta que algunas de ellas emplean como carcasa el propio ánodo de la pila , que es el polo positivo por donde ingresa la corriente.
Esa parte de la pila, durante su utilización, “se disuelve y a veces llega hasta la perforación, lo cual puede producir el drenaje de líquidos internos, que son cáusticos e irritantes para la piel, ojos y mucosa”, según la información brindada por el INTI.
Si bien la investigación fue realizada sobre pilas de marcas líderes, imitaciones y genéricas, “las marcas desconocidas y las llamadas truchas —que son las que cambian una letra en el nombre de una marca de primera línea— fueron las que presentaron mayores problemas”.
Esas pilas, que son muy parecidas a simple vista a las originales y que son más baratas, “duran mucho menos y son altamente contaminantes, ya que sus fabricantes, para ahorrar costos, no las impermeabilizan correctamente y por eso, en algunos casos, se producen filtraciones de materiales tóxicos”, sostiene el informe del INTI.
El trabajo también demostró que pagar más no es sinónimo de calidad, ya que las pilas de un mismo tipo, que cumplieron con todos los requisitos de seguridad, duran la misma cantidad que aquellas que cuestan menos.
Fueron comparadas las horas de servicio obtenidas durante el ensayo con el precio de venta en el mercado y se encontraron diferencias en la relación horas de uso/precio, que llegaron a presentar variaciones del orden de “5.6 veces más caras a igualdad de prestación para los diferentes modelos de pilas de cinc-carbono y de hasta 2.4 veces para los diferentes tipos de pilas alcalinas”.
En la Argentina se comercializan unos 220 millones de pilas al año, cifra que para el INTI “hace difícil controlar su venta negocio por negocio”. Pero este organismo destacó que con la implementación del Sistema de Certificación Obligatorio, que exige la Ley, “ya no ingresarán al país pilas que incumplan con los requisitos de seguridad estipulados”.
En el informe, el INTI afirmó que ese procedimiento evitará la contaminación, de mercurio, cadmio o plomo, que puede concentrarse en los residuos, vegetales o animales, y llegar al hombre por la cadena alimenticia “pudiéndole provocar daños en la salud”.
NG-EV